En 2024, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió 287 recomendaciones, de las cuales, 189 están relacionada con el derecho a la salud y la atención en salud en las diversas instituciones públicas; es decir, dos de cada tres recomendaciones de la CNDH advierten violaciones al derecho a la salud. Lo que nos obliga a preguntar: ¿Qué está pasando con nuestro sistema de salud?
La enorme cantidad de recomendaciones relacionadas con salud se puede deber a muchos factores. Me parece que la existencia del expediente clínico es uno de ellos, con ese documento es relativamente fácil evaluar si el personal de salud fue negligente al prestar sus servicios, ya que ahí se encuentran registradas todas las acciones que se llevaron a cabo en la atención de un paciente. Documento que no existe en otras áreas de conocimiento. También, los pacientes cada vez conocen mejor sus derechos; además, de que tenemos que reconocer que no es lo mismo denunciar al ejército o alguna institución de seguridad que a una institución de salud. Parecería menos riesgoso poner una queja o denuncia en contra de una institución de este tipo. Las causas que pueden contribuir a que existan tantas recomendaciones relacionadas con salud son muy diversas; una de ellas, sin lugar a duda, es el mal estado en que se encuentra nuestro sistema de salud.
Para nadie es un secreto que uno de los rubros en donde la 4T ha tenido peores resultados es en la atención en salud. Recordemos que la Secretaría de Salud se trasladó a Acapulco en el sexenio pasado sólo para regresar a la CDMX unos años -y muchos millones de pesos- después sin ningún resultado positivo. El mecanismo de compra de medicamentos ha cambiado en varias ocasiones y simplemente no parece tener fin el desabasto. El pretexto: corrupción. Hasta el momento no existe nadie en la cárcel por ese delito. Si desde el gobierno van a gritar corrupción, no basta la mera declaración, es necesario que se investigue y se sancione a los responsables. Paremos de utilizar la lucha contra la corrupción como bandera política para ganar votos y destruir instituciones sin hacerle nada a los culpables.
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Otro error muy grave fue el INSABI, el cual, nunca tuvo pies ni cabeza y fue sustituido por el IMSS Bienestar por su ausencia de resultados. También, se prometió al inicio del sexenio de López Obrador la basificación del personal de salud (hecho que nunca ocurrió) y al momento continúan los contratos abusivos en contra de estos trabajadores. Cada día es más difícil laborar en una institución pública de salud. No sólo es la saturación y falta de insumos, son las malas condiciones laborales. Además de eso debemos tener en cuenta que se ha contratado a médicos cubanos con el fin de mantener bajos los salarios del personal de salud. Recordemos que dichos médicos cubanos no han acreditado contar con los conocimientos mínimos necesarios para el ejercicio de la medicina en México.
En nuestro país tenemos un número importante de médicos excelentes que provienen del resto de América; si conoce a alguno pregúntele qué tan difícil es poder ejercer la medicina en México con estudios en el extranjero. Es una burla para el esfuerzo de todos que se les dé un trato especial a unos pocos. El permitir a los médicos cubanos trabajar en México sin haber demostrado su capacidad y habilidades es un riesgo para la salud de la población y un insulto al gremio médico.
La gratuidad de los servicios de salud quedó en palabras, ya que muchos hospitales no tienen insumos y los pacientes y sus familiares tienen que gastar de su bolsillo al momento de recibir atención para cubrir las carencias del sistema. Ese tipo de pagos ya se presentaban en sexenios anteriores. Lo único que cambió, es que la mal llamada gratuidad ha puesto entre la espada y la pared al personal de salud, ya que no tienen insumos y material para brindar atención y ha hecho más difícil pedir a los familiares que lo compren por fuera. La supuesta gratuidad en salud es otro capítulo en la interminable historia de: “buenas intenciones, malos resultados”. La gratuidad ha salido muy cara.
La megafarmacia, a su vez, es un elefante blanco, un gasto enorme que pudo invertirse en otras partes del sistema. El tema de las Normas Oficiales Mexicanas (NOMS) ha sido caótico; con algunas NOMS que parece que sí, parece que no van a desaparecer y otras -como la de residencias médicas- que se cambiaron (en dos ocasiones) sólo para que todo siguiera igual.
Esto sin entrar siquiera al tema del covid-19, el uso de ivermectina en la Ciudad de México y como se abandonó a su suerte al personal de hospitales privados durante la pandemia.
El caso que surgió hace algunas semanas con relación al mal estado en que se encuentra el Hospital General de Oaxaca no fue una sorpresa. Las autoridades trataron de ocultar lo sucedido, pero no tardaron en surgir los videos en donde se evidenciaba no sólo el mal estado del hospital, sino la falta de insumos e incluso vimos a una paciente que tuvo que pagar los materiales para la cirugía de su hija (¿en dónde quedó la gratuidad?). Por desgracia, lo que sucede en Oaxaca, pasa en muchas partes de nuestro país; el sistema de salud está en grandes problemas.
La CNDH, a lo largo de todo el 2024 nos dejó en claro que el sistema de salud está muy mal; 189 recomendaciones relacionadas con salud en un año. En un país como el nuestro, en donde las violaciones a los Derechos Humanos son la regla más que la excepción, nos damos cuenta que, de acuerdo con la CNDH, la salud es el más violado de los derechos.
Otro dato importante es que de esas 189 recomendaciones, 24 están relacionadas con violencia obstétrica. Ya dedicaré una columna posterior a analizar esos casos; pero, de entrada, tenemos que reconocer que es un problema al que no se está prestando la atención necesaria.
Cada recomendación de la CNDH es una tragedia. Son todos casos graves. No son poca cosa. Leerlos es terrible. Son la punta del iceberg, detrás de ellos existen cientos de casos que no se reportan y no se atienden, en donde, por las malas condiciones de nuestro sistema de salud, mucha gente está sufriendo. Esperemos que las autoridades competentes tomen nota de esta tragedia y no sólo aumenten el presupuesto en salud, sino que realmente se comprometan a mejorar la atención y cumplan con sus promesas de basificar al personal, hacer gratuitos los servicios, terminar con el desabasto y, la más grande de todas, hacer del sistema de salud mexicano la Nueva Dinamarca. Recordemos que el 25 de noviembre de 2021, Andrés Manuel López Obrador dijo que iba a terminar con el desabasto o se dejaba de llamar Andrés Manuel. No acabó el desabasto, esperemos ahora tenga un nuevo nombre.