#NESCIMUSQUIDLOQUITUR

Cuando lo exige el corazón

Hay que elegirse a uno mismo, pero, por qué negarnos a la posibilidad de coincidir con el otro, con sumar con el otro; dejar el egoísmo y construir algo más grande que nosotros mismos. | Jafet R. Cortés

Escrito en OPINIÓN el

Correr a toda velocidad, sin percatarnos realmente lo que hay enfrente; en ocasiones tropezando con todo, estrellándonos con todo, haciendo un desastre. Impactando y siguiendo, siguiendo e impactando, sin que nada de esto importe más que el punto justo donde queremos llegar.

Tomar una decisión e irnos derecho, sin escalas, sosteniéndonos únicamente de la fe, esperando que suceda lo mejor, llevados por el sonido de aquellos latidos que habitan dentro, indicando que todo estará bien, que estaremos a salvo; esperando que la vida nos trate con ternura.

Tomar precauciones, quedarnos tan quietos como podamos. No mover ni un solo músculo, pasar desapercibidos, y con ello, ocultar eso que sentimos con tanta intensidad, suprimiéndolo del plano general, callándolo.

Pero, por qué no correr cuando el corazón lo exige, por qué ser tan meticuloso en tomar decisiones que tienen que ver con el propio corazón; por qué exigirnos callar algo que tenemos que anunciar con firmeza; por qué no declararle la guerra al mundo, enfrentar a muerte si las circunstancias lo ameritan.

Por qué negarnos a dar ese primer paso que nos acerque y entregar lo que brote sublime desde la sinceridad del espíritu; por qué privarnos de escribir cartas y dedicatorias, cantar canciones de cuna y boleros, pintar aquello que simbolice lo que sentimos, correr a toda prisa con tal de llegar al punto convenido y compartir la esencia misma de quienes somos, hacerlo por la necesidad apremiante de hacerlo.

Por qué seguir alimentando el miedo a lo que será, si el reloj de arena se agota cada vez a mayor velocidad; por qué perder el tiempo que tenemos, paralizados, en vez de sostener con más fuerza lo bello que también puede suceder, aquello que vale la pena.

UNA SOLITARIA ISLA

Vivimos en un mundo que ha elegido la soledad, de cierta forma, hemos comprado en desmedida aquella idea que se volvió regla: elegirnos a nosotros mismos, sin que nada más importe. Hay que elegirse a uno mismo, pero, por qué negarnos a la posibilidad de coincidir con el otro, con sumar con el otro; dejar el egoísmo y construir algo más grande que nosotros mismos.

Elegimos vivir aislados, en una isla, acompañados únicamente de nosotros mismos; quizás elegimos esto como un método para alejarnos de la confrontación, para que todo sea como queramos que sea, para que nada ni nadie interrumpa aquella verdad que hemos construido sobre la vida, para que nada ni nadie nos contradiga sobre lo que nosotros pensamos.

Elegimos vivir en aquella isla, desde la experiencia negativa que hemos tenido, motivados por el dolor añejo que nos causó compartir, por aquellos encuentros que no resultaron como nosotros esperábamos; haciendo menos todo lo bueno, por más minúsculo que haya sido, hasta desaparecerlo de la historia. 

Rechazamos desde un inicio la posibilidad de compartir historias, de sumar recursos que no tenemos, que nos hacen falta; rechazamos la posibilidad de reafirmar en lo que creemos, de preguntarnos si vale la pena continuar con lo que seguimos cargando.

SALIR DE LA ISLA

Hay quienes, pese a todo, siguen aventurándose a salir de la isla, con la intención de descubrir nuevos puertos en el horizonte, lugares donde guarecerse, por lo menos, una temporada.

Hay quienes están dispuestos a enfrentar las tempestades que implican dejar el lugar seguro, rescatando el valor de explorar, al ritmo que sea necesario, tomando en cuenta aquellas precauciones que consideremos necesarias, sin que esto nos impida seguir avanzando y descubrir aquellas nuevas y mejores oportunidades, que, de ninguna forma hubiéramos encontrado quedándonos en casa.

Es difícil sacudirnos la costumbre, tiene su complicación hacerlo, pero vale la pena levantar las velas y zarpar, con el cuidado que tengamos que tener, pero hacerlo, con la certeza de que algo bueno vendrá después de todo.

 

Jafet R. Cortés

@JAFETcs