ECOBICI

Ecobici: el legado inservible

Uno de los proyectos emblema de la Ciudad de México llegó como una herencia decadente a la administración de Clara Brugada: Ecobici. | Carlos Gastélum

Escrito en OPINIÓN el

Uno de los proyectos emblema de la Ciudad de México llegó como una herencia decadente a la administración de Clara Brugada: Ecobici.

Iniciado en 2010, Ecobici se convirtió en un emblema de la movilidad para una ciudad caótica, entre tráfico, marchas y un transporte público saturado. Quienes hacemos nuestras actividades diarias en las zonas donde opera Ecobici, la bicicleta pública resulta práctica, eficiente, barata, ecológica y coherente con el urbanismo moderno. Pero esa realidad está colapsando.

En 2022, el Gobierno de la Ciudad decidió cambiar de operador mediante una licitación pública. El objetivo: renovar la flota, ampliar la cobertura y mejorar el servicio. La intención era buena, pero la ejecución dejó mucho que desear. Las buenas ideas no siempre generan buenas decisiones.

Se prometieron grandes mejoras: pasar de poco más de 6,000 a casi 9,500 bicicletas, ampliar la cobertura de 38.6 a 70.6 km², y expandir las cicloestaciones de 480 a 687. Paralelamente, el anterior secretario de Movilidad, Andrés Lajous, impulsó un ambicioso plan de ciclovías para fomentar el uso de la bicicleta y reducir el miedo a compartir vialidades con conductores imprudentes (aunque también hay ciclistas temerarios).

Pero, ¿qué sucede cuando se estimula el uso de la bicicleta, se llega a más usuarios y se duplican los recorridos posibles? La respuesta fue abrumadora: una demanda que se fue por los cielos.

Al renovarse Ecobici, el sistema tenía 61,000 usuarios. Para 2024 ya eran más de 193,000. Los viajes también se dispararon: de 600,000 en mayo de 2022, pasaron a más de 2 millones en octubre de 2024. Ese año cerró con 22.5 millones de viajes y, en 2025, ya llevamos más de 5.5 millones.

El gran error de la anterior SEMOVI fue no prever que el éxito traería consigo exigencias mayores. Fallaron en evaluar si las empresas ganadoras —5M2 y BKT Bici Pública— estaban listas para enfrentar una demanda creciente. No lo estaban.

Hoy, Ecobici es un caos. Las nuevas bicicletas no fueron diseñadas para un uso rudo e intensivo. El resultado es un deterioro acelerado: asientos rotos, frenos que no sirven, cambios inútiles. Las cicloestaciones se convirtieron en cementerios de bicicletas inservibles.

Y aquí hay errores tan básicos como imperdonables. No es lo mismo planear para una ciudad con cobertura de 38 km² que para una de 70 km². Más usuarios, más kilómetros y más viajes diarios debieron ser considerados en la licitación. Si las autoridades establecieron metas ambiciosas, lo mínimo era hacer cuentas serias. Pero parece que se les olvidó.

El problema no es solo que hay más demanda, sino que esta crece mientras el número de bicicletas funcionales disminuye. Un trabajador de Ecobici comentó que reparan alrededor de 300 unidades diarias, pero eso no alcanza. Ni es suficiente, ni es lo que la ciudad necesita.

Quienes usamos Ecobici sufrimos buscando unidades disponibles, esperando demasiado en la cicloestación, o caminar cual pepena hasta encontrar una funcional. A esto se suma el riesgo en seguridad por subirte a una unidad a la cual no sabes si le fallarán los frenos o los cambios. 

Mientras tanto, 5M2 y BKT Bici Pública aplican la política del avestruz: meter la cabeza en la tierra y no decir cómo piensan resolver el desastre.

Ojalá no tengamos que esperar hasta 2027, cuando se revise su contrato de más de 544 millones de pesos, para que la Jefa de Gobierno actúe y les ponga un alto. Urge una decisión firme al legado inservible que le dejaron. 

 

Carlos Gastélum

@c_gastelum