MINERALES CRÍTICOS

Los minerales críticos en la guerra comercial EU-China

En el inter de un reacomodo del orden global, los aranceles de Trump y los controles de exportación de tierras raras en represalia por parte de China hacen suponer un aumento de los precios en los minerales críticos. | Alicia Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

A la conmoción global que provocó el anuncio del nuevo régimen arancelario de Estados Unidos, le llegó un alivio la semana pasada después de que el presidente Donald Trump anunció que pausaría por 90 días la aplicación de aranceles, claro a excepción de China, país al que le aumentó al 125% los aranceles primero y 145% más tarde. Pero mientras Trump se decide o no a profundizar su guerra comercial, se vislumbran algunas certezas; entre ellas, destaca la excepción arancelaria a los insumos utilizados en la alta tecnología, los aparatos electrónicos, la industria de defensa y la transición a energía limpias, ya sean importados de China o de cualquier otro país. 

El Anexo II del régimen arancelario publicado por la Casa Blanca el 2 de abril exime a semiconductores y minerales críticos, entre estos últimos destacan tierras raras y metales como el cobalto y el litio que son utilizados para las baterías de los autos eléctricos, así como el cobre y el aluminio natural que están vinculados a la producción de energía solar y eólica y otras tecnologías del sector militar.

La exclusión de aranceles a los minerales críticos no hace más que reconocer una vulnerabilidad estadounidense; no en vano en 2022 Estados Unidos publicó una Lista de 50 Minerales Críticos que incluye metales y tierras raras. También hay que recordar que el tema de las tierras raras fue un punto clave en las negociaciones entre Donald Trump y Volodímir Zelenski para lograr un acuerdo de paz en Ucrania, país que podría albergar el 5% de las reservas mundiales de estos minerales. Y qué decir de la obsesión de Trump con la compra de Groenlandia, isla que se cree es rica en hierro, plomo, zinc, diamantes, oro, elementos de tierras raras, uranio y petróleo, recursos a los que debido al calentamiento global se podrá tener acceso en las próximas décadas.

En ese sentido, la visceralidad de Donald Trump en su guerra comercial declarada al mundo revela en el fondo una visión estratégica, aunque su personalidad y estridencia motiven a los analistas internacionales a pensar lo contrario. Estados Unidos bajo el mando de Trump reconoce abiertamente su dependencia de las cadenas de suministro internacionales de minerales críticos que, para colmo de males, son dominadas por China

Sí, China controla el 69% de la producción mundial de tierras raras y más del 90% de la capacidad de procesamiento mundial. Pekín está seguro de tener prácticamente el monopolio global de la extracción y el procesamiento de materiales críticos y consciente de la exención arancelaria de Washington no tuvo empacho en responder con un arancel del 34% a los productos estadounidenses, que más tarde fueron elevados al 125%, así como poner nuevos controles a la exportación de tierras raras e imanes permanentes. 

En la “aparente” irracional guerra comercial del gobierno de Donald Trump sin duda hay componentes razonados, que corresponden a una lógica relacionada con el avance tecnológico y la seguridad militar, y probablemente los movimientos chinos respecto a la exportación de minerales críticos fueron anticipados por los estadounidenses, por ello no es extraño que el 20 de marzo la Casa Blanca publicara una orden ejecutiva para aumentar la producción minera de Estados Unidos que alude a una medida para reducir la dependencia de Estados Unidos de los minerales críticos acaparados por China. A lo anterior se suma el inicio de pláticas para negociar un acuerdo sobre minerales con la República Democrática del Congo, país africano que produce el 70% del cobalto a nivel global, gran parte del cual está controlado por el coloso asiático, pues el cobalto, que se libró de aranceles, es esencial para los teléfonos inteligentes y la industria de defensa. 

No obstante, en el corto plazo estas medidas no reducen la vulnerabilidad estadounidense y mucho menos el dominio chino de minerales críticos, pero en cambio sí podría impactar en los sectores que dependen de materias primas críticas, como el electrónico, el aeroespacial y las energías renovables, esta última en un momento crítico debido al calentamiento global. 

En el inter de un reacomodo del orden global, los aranceles de Trump y los controles de exportación de tierras raras en represalia por parte de China hacen suponer un aumento de los precios en los minerales críticos, incluso posibles interrupciones en el suministro. Ante este panorama, a mediano y largo plazos, una disputa entre Estados Unidos y China por estos productos podría tener un impacto en la transición energética, por ejemplo, retrasar los plazos de implementación de tecnologías de energía limpia, poner en riesgo los objetivos de reducir las emisiones de gases efecto invernadero y llevar a un aumento en el uso de combustibles, adicionalmente podría desbalancear la carrera tecnológica en comunicaciones y seguridad militar.

Alicia Fuentes

@alifur1