CUAUHTÉMOC BLANCO

Caso Cuauhtémoc Blanco requiere de juego limpio

Millones de niñas en México han sido víctimas de violencia sexual, mientras la impunidad sigue siendo la norma, por eso la importancia de alcanzar la justicia en casos de alta visibilidad, como la denuncia contra Cuauhtémoc Blanco. | Ivonne Ortega

Escrito en OPINIÓN el

En México, 5 de cada 10 mujeres vivieron con violencia en su infancia; 12 millones de niñas han sido violentadas sexualmente; cada año 13 mil niñas son atendidas por heridas sexuales y físicas; 4 mil sufren delitos de violación.

Son cifras duras, al igual que la impunidad rampante en un país en el que cada año se abren más de 80 mil carpetas de investigación por algún delito sexual contra mujeres, y eso considerando que solo una de cada 10 se atreve a denunciar.

Son cifras duras, pero es la realidad que se enfrenta cada día en nuestro país, donde las niñas, las mujeres, no vivimos seguras y la violencia sexual es una lamentable realidad que se resiste a ceder.

De ese tamaño es la importancia de alcanzar la justicia en casos de alta visibilidad, como la denuncia contra el ex seleccionado nacional de fútbol, ex gobernador de Morelos y actual diputado federal de Morena, Cuauhtémoc Blanco, acusado de violación por su media hermana.

En primer término, no estamos culpando a priori al denunciado, no. Lo que muchas, muchos, pedimos, es que enfrente un proceso legal sin la protección del fuero, instrumento que protege a cada legislador para poder ejercer su trabajo.

El fuero no debe ser un pasaporte a la impunidad. Surgió como un instrumento para evitar que legisladoras y legisladores sean atacados en sus personas como consecuencia de sus posturas legislativas.

Utilizarlo como protección para evadir la justicia es pervertir su propósito.

Sería una acción ejemplar si el legislador acusado se despojase voluntariamente de esa protección y enfrentarse sin fuero, como cualquier persona, el proceso legal por el delito del que se le acusa. Daría una muestra de legalidad.

Eso sería lo más deseable, lo correcto. Pero en lugar de hacerlo así, Morena lo protegió y una mayoría de diputados y diputadas oficialistas, en contubernio con el PRI, decidieron vestirlo con el fuero legislativo, blindarlo, como si tuviera algo que temer. 

Lo que pudo ser un acto ejemplar, resultó un insulto a la inteligencia y a la integridad de la Cámara de Diputados, y de las mujeres y las víctimas. Vimos cómo una persona admirada por sus actos como deportista se regodeó, incluso desde la más alta tribuna de la Nación, al forrarse de impunidad.

Pero aún hay tiempo.

El proceso legal por el delito del que se acusa a Cuauhtémoc Blanco está en marcha, y aún puede enfrentar a la justicia sin el privilegio del fuero, si voluntariamente se despoja de ese blindaje.

Desde mi punto de vista, el balón está en su cancha. Debe decidir si renuncia a su fuero y se somete a la justicia como cualquier persona, o si permanece en el blindaje del poder, con una pésima lectura de impunidad.

¿Cómo le recordará la historia? Está por verse, y aún podemos ver si prevalece la honestidad y el correcto ejercicio de la representación popular, o si una vez más nuestro país deja paso al desaseo y al abuso del poder.

 

Ivonne Ortega

@IvonneOP