Parece que en menos de 72 horas el mundo erigió un nuevo actor en la mesa de negociación de la guerra entre Ucrania y Rusia: Europa. Y es que el espectáculo al que fuimos testigos la semana pasada, donde el presidente Volodímir Zelenski se entrampó en un diálogo bastante hostil con el vicepresidente JD Vance, y donde incluso el expresidente Donald Trump lo llamó “estúpido”, habría parecido una estrategia de Trump y su gobierno para excluir al presidente ucraniano de las negociaciones. Sin embargo, parece que ocurrió todo lo contrario. Veamos.
Días antes de su reunión con Trump, Zelenski participó en una cumbre con líderes europeos para revisar aspectos relacionados con la guerra en su país. El primer ministro británico, Keir Starmer, lo visitó en Kiev antes de viajar a Washington para su encuentro con Trump. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, también hizo lo propio al visitar al mandatario estadounidense. Ambos intentaron persuadir a Trump de no cesar el apoyo a Ucrania, pero la estrategia no parece haber avanzado en la dirección deseada.
Previo a esto, JD Vance participó en una cumbre de seguridad en Alemania, donde advirtió que los intereses de Estados Unidos y Europa siguen caminos distintos y sugirió un posible desacoplamiento entre los objetivos de ambos bloques. En su discurso, dejó entrever la posibilidad de estrechar lazos con Rusia, lo que plantea una pregunta clave: ¿Qué necesita Estados Unidos para lograr esto? Primero, y por encima de todo, poner fin a la guerra, lo que implicaría el levantamiento de sanciones, bloqueos económicos y otras restricciones impuestas a Rusia.
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En este contexto, Zelenski llegó a Washington para reunirse con Trump. Lo que comenzó como una conversación aparentemente cordial con JD Vance terminó en un altercado provocado por el presidente ucraniano. Como resultado, Zelenski fue expulsado de la Casa Blanca y, de inmediato, los líderes europeos hicieron público su respaldo a él. Canadá y Turquía también se sumaron a este respaldo, enviando un mensaje claro y categórico a Trump: la decisión sobre el final de la guerra no está tomada únicamente por Estados Unidos. Europa ha dejado en claro que Ucrania cuenta con su apoyo y posiblemente que cualquier negociación deberá incluir a los aliados europeos.
No es un secreto que los líderes europeos que respaldaron la guerra iniciada durante la administración Biden han enfrentado consecuencias políticas adversas, con varios perdiendo elecciones, capital y enfrentando enormes adversidades en sus geografías. Además, el costo de vida en Europa se disparó debido al bloqueo del gas ruso, afectando gravemente a la industria. Empresas emblemáticas como Volkswagen en Alemania han advertido sobre el cierre de varias plantas debido a los efectos económicos derivados del conflicto.
Por su parte, Trump ha manifestado reiteradamente su intención de retirar a Estados Unidos de la OTAN, argumentando que la carga financiera que su país asume para proteger a sus aliados europeos es desproporcionada. Todo apunta a que el presidente estadounidense usará esta amenaza como una carta de negociación con la Unión Europea, aunque el proceso no será sencillo.
Además, los intereses estratégicos de Estados Unidos parecen enfocarse más que nunca en la obtención de minerales raros. Canadá, Groenlandia y Ucrania han sido objetivos clave en esta lucha por recursos. Trump busca asegurar la negociación de los quinientos mil millones de dólares con Ucrania, mientras también parecería intentar llegar a un acuerdo con Rusia y garantizar su acceso a la exploración de los yacimientos minerales en esa región del planeta.
A pesar de que Trump quitó todo su respaldo a Ucrania para presionar a Zelenski, este último quien parecía haber quedado marginado y debilitado, en apenas 72 horas logró consolidar el respaldo de toda Europa, la OTAN y Canadá, además de sentarse nuevamente a negociar, ¿por cuánto tiempo? Pronto lo sabremos, sin embargo; esto nos llevará a preguntarnos: ¿Quién realmente entrampó a quién?
MONEDA AL AIRE: Terrorismo: Un nuevo paradigma en la seguridad de México
México entra en una nueva etapa en materia de seguridad. La transferencia de 29 objetivos delincuenciales a Estados Unidos, con base en el artículo 5 de la Ley de Seguridad Nacional, marca un punto de inflexión. A pesar de que algunos de estos individuos contaban con amparos o tenían procesos de extradición, detenidos, suspensiones, las condiciones de la lucha contra el terrorismo anuncian un nuevo paradigma.
Para ser preciso, algunos estudiosos del derecho argumentan que el fundamento legal utilizado en esta decisión es ilegal y que carece de un marco normativo, otros sostienen afirmaciones como que “el terrorismo no tiene motivación, pero el acto terrorista sí”, equivale a decir que “la guerra no tiene motivación, pero las batallas sí”, un sinsentido, El terrorismo, por definición, es intencional y tiene una motivación específica, esa discusión ni siquiera es importante ya. El Gobierno decidió utilizar su Poder Nacional, los instrumentos de su Seguridad Nacional y tomó su decisión basada en una razón de Estado e hizo bien, tal vez esa decisión poco o nada tiene que ver con que los sujetos transferidos sean terroristas o no.
Tarifas: La presión económica de Trump sobre México: El Gobierno del presidente Donald Trump anunció la imposición de un arancel del 25 %, tras haberlo suspendido durante un mes. Más allá del impacto inmediato en los mercados, esta medida representa un golpe a la inversión en México y añade presión a las autoridades que han trabajado intensamente para mantener la estabilidad. A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano en diversos frentes, las decisiones de Washington parecen ignorar los avances logrados en un corto plazo.