El nuevo paradigma de la Inteligencia Artificial (IA) está cambiando la forma en la que la humanidad aprovecha, produce e interactúa con su entorno, tal como lo hicieron en su momento el cómputo, el internet, la telefonía móvil o la banda ancha.
Sin embargo, a diferencia de esas innovaciones, la disrupción de los sistemas IA es mucho más acelerada, sin que hasta ahora podamos comprender su alcance e impacto.
Varias naciones ya iniciaron la ruta para establecer un marco jurídico que norme el desarrollo, uso y aplicaciones de la IA, aún cuando persisten interrogantes que van desde qué se entiende y qué abarca un concepto tan como difuso como el de “Inteligencia Artificial”, hasta qué busca obtener cada país o región de estas tecnologías, y qué oportunidades y riesgos económicos, sociales, políticos entrañan para cada Estado o región en lo individual y en lo colectivo.
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Nuestro país no es ajeno a esta situación. Al igual que en el resto del mundo, en los últimos meses se han multiplicado Foros, Iniciativas de Ley y hasta la creación de Comisiones especiales en el Congreso de la Unión, con el fin de analizar estos sistemas -que más temprano que tarde- se convertirán en una de las prioridades de la Agenda Legislativa.
No es para menos. Un estudio de la empresa Endeavor estimó que 362 empresas en México desarrollaron tecnologías asociadas a la Inteligencia Artificial durante 2024; el 37% ofreció soluciones de IA generativa (los sistemas más avanzados capaces de generar contenidos, a partir de información obtenida) y el 45% se encontraban en fase de exploración.
Entre 2022 y 2023 se invirtieron alrededor de 500 millones de dólares en sistemas IA que ya se utilizan en los sectores financiero, salud, tecnología, marketing y otros, generando ingresos promedio de 1.3 millones de dólares (1) en nuestro país.
Un tema central del que suelen partir las Administraciones para establecer un marco legal es la confiabilidad, seguridad y la “ética” de estos sistemas, con miras a potenciar sus beneficios y mitigar los riesgos, garantizando en todo momento la protección de los derechos humanos y de la integridad de los usuarios.
Empero, establecer controles sin inhibir la innovación del sector digital; imponer límites sin frenar su adopción entre los ciudadanos; aprovechar sus beneficios sin poner en riesgo la estabilidad, seguridad y sostenibilidad social, económica y ambiental de quienes habitamos el planeta son equilibrios que no son sencillos de lograr. Por el contrario, las visiones tan diversas han generado un debate -tan intenso como inacabado en todo el mundo- sobre las reglas y el marco legal que debe regir a la IA.
La Unión Europea, por ejemplo, ha centrado sus esfuerzos en identificar, catalogar, incluso prohibir aquellos sistemas, cuyos riesgos considera “inaceptables” como: la manipulación cognitiva del comportamiento de personas o grupos vulnerables específicos; la clasificación de personas en función de su comportamiento, estatus socioeconómico o características personales; y los sistemas de identificación biométrica en tiempo real y a distancia, como el reconocimiento facial en espacios públicos.
En contraste, Estados Unidos (uno de los principales desarrolladores) ha priorizado en sus directrices la promoción y adopción global de los desarrollos logrados por sus líderes digitales, así como la inversión e investigación sobre estos sistemas.
Mientras que los países asiáticos dividen opiniones entre aquellos modelos que buscan la hipereficiencia y reducción de costos con un control estricto de los usuarios (modelo “jardín vallado”) y aquellos que prefieren el uso extensivo en todos los ámbitos posibles usando el modelo de “observadores”, que actuarían solo en caso de afectaciones.
En México, el establecimiento de un marco legal que norme el uso y adopción de la IA se ha vuelto un tema recurrente de los gobiernos federal, local, la iniciativa privada y el Congreso de la Unión.
Apenas en octubre pasado, se instaló en el Senado de la República, la Comisión Ordinaria de Análisis, Seguimiento y Evaluación sobre la aplicación y desarrollo de la Inteligencia Artificial en México, cuyo principal objetivo es “establecer un marco normativo y ético para el desarrollo y adopción de la IA en México, promoviendo su uso responsable, equitativo y accesible, que garantice la protección de los derechos humanos, fomente la competitividad y beneficie a toda la ciudadanía”.
En su plan de trabajo, la propia Comisión advierte sobre los retos (temas) que deberán atajarse en la construcción de dicho marco legal como: la definición y marco conceptual de la IA; la protección de datos y privacidad; las responsabilidades civiles y penales; la discriminación algorítmica y sesgos; la ética en el desarrollo y uso de estos sistemas; el impacto laboral; la propiedad intelectual y derechos de autor; la colaboración internacional y armonización normativa; la seguridad cibernética, ciberseguridad y seguridad nacional; y la supervisión y gobernanza de la IA.
A la creación de esta Comisión se han sumado 19 iniciativas de ley presentadas en el Congreso de la Unión desde el inicio de la LXVI Legislatura (1 de septiembre de 2024) al 20 de marzo de 2025; ocho en el Senado y el resto en la Cámara de Diputados.
Sin prejuzgar alguna, es importante observar que siete tienen un enfoque punitivo; es decir, buscan sancionar malas prácticas relacionadas el uso de imágenes sexuales, audios u otros contenidos generados por la IA que vulneraran a mujeres y menores de edad.
Las menos, están orientadas a normar su uso en los campos laborales, de la salud y las telecomunicaciones; y cinco más plantean reformas constitucionales (particularmente al artículo 73 de la Carta Magna) para dotar al Congreso de facultades que le permitan dictar leyes en la materia.
Solo una de las iniciativas propone la expedición de una Ley Nacional que regule la Inteligencia Artificial y otra más contempla aspectos como la ciberseguridad, ciber tecnologías, neuro tecnologías y neuro derechos.
Es menester destacar que ninguna de estas propuestas ha sido dictaminada y menos aprobada. Sin embargo, esta radiografía nos permite conocer los principales intereses del Legislativo en la materia.
Hasta ahora, tampoco se han definido políticas públicas o directrices sobre Inteligencia Artificial. Los esfuerzos gubernamentales se han concentrado en tareas adyacentes como la conectividad y la ciberseguridad. Sin embargo, esto no ha impedido que, al menos 65 instituciones federales, hayan adoptado la IA para labores de atención e información a la población, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) (2).
Mientras ocurren estas deliberaciones, el sector privado sigue impulsando el uso de la IA para mejorar la productividad de las empresas. Ante la falta de un marco legal, ha optado por establecer alianzas estratégicas con desarrolladores tecnológicos y con la academia para adoptar de manera segura estos sistemas y atajar otras preocupaciones relacionadas con la privacidad de los datos y la falta de capital humano especializado en estos temas.
Sin pretender ser alarmista, se nos está agotando el tiempo. Es necesario iniciar una amplia discusión que involucre a todos los actores (gobiernos, empresas, academia, desarrolladores, especialistas en la protección de datos y en la protección de derechos humanos) y que responda cuestiones fundamentales como la forma en que debemos entender la IA, los objetivos, impacto y riesgos de su adopción en México para posteriormente, de considerarse pertinente, construir una propuesta consensuada y adecuada para legislar la Inteligencia Artificial en nuestro país.
Mientras más tiempo dejemos correr, se multiplicarán los riesgos y la tentación de emplear paliativos que terminen por frenar el uso de los sistemas IA en nuestro país. También aumentará la tentación de emular iniciativas de otros países, otros continentes con necesidades y contextos muy distintos al nuestro.
Consideremos sí, las experiencias de Europa, Estados Unidos, Asia o Medio Oriente y los alcances y limitaciones de las disposiciones que hasta ahora han emitido, sin pretender que sus soluciones sean también las nuestras. Pongamos sobre la mesa, la conveniencia de establecer esquemas de colaboración regional que nos permitan atender temas específicos como el flujo de datos transfronterizos, la identificación y clasificación de riesgos, así como los estándares para los distintos elementos (algoritmos, dispositivos, procesamientos) que conforman los sistemas de la IA.
Este es el momento de discutir qué camino debemos tomar particularmente con la reciente aprobación y discusión en ciernes de marcos legales en materia de datos personales, telecomunicaciones y ciberseguridad.
Construyamos, de ser necesario, ese marco regulatorio que promueva la adopción y uso de la Inteligencia Artificial en México, que permita a todos los ciudadanos disfrutar los beneficios de esta nueva revolución digital, que haga más eficiente y productiva a nuestra economía y más sustentable a nuestro planeta. Todo ello sin violación a los derechos humanos, derechos de autor, sin desplazamiento laboral, sin sesgos discriminatorios, y que incluyan, en su caso, la rendición de cuentas y la ética en los algoritmos.
No olvidemos que este nuevo marco legal debe respaldarse en políticas públicas que impulsen la conectividad, el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones, el desarrollo de habilidades digitales, la protección de los datos personales, la salvaguarda de derechos humanos y el medio ambiente, principios todos ellos que están experimentando cambios y que es necesario que respondan a la nueva realidad digital.
Nuestro país cuenta con los conocimientos, talento y voluntad de su capital humano, dependerá de la capacidad de coordinación del Estado, el que podamos construir normas que nos permitan potenciar el uso de la IA en beneficio de los mexicanos.
1. Endeavor Intelligence Unit, La Era de la IA en México (2024). Disponible en https://docsend.com/view/9364vpiywf7wyixc
2. Rentería, C. & Ordelin, J. L. (2025). Repositorio de aplicaciones de IA en el sector público mexicano. (Versión 1.0). [Data set]. Disponible en https://osf.io/cu6w3/