CONTRATOS

El IFT y sus licitaciones

El uso de nuevas tecnologías y de las actuales demandan cada vez más espectro radioeléctrico. | Arturo Robles

Escrito en OPINIÓN el

Siempre he sostenido que cuando el espectro radioeléctrico no se utiliza, todos pierden.

A diferencia de otros recursos nacionales como los minerales o los hidrocarburos, el espectro no se puede guardar ni acumular para aprovecharse después. Es como el tiempo, ya no se puede recuperar.

De modo que, si el espectro radioeléctrico no se utiliza, pierden los operadores la capacidad de ofrecer más servicios o atender a más personas; pierden las arcas públicas por que no reciben contraprestaciones ni pagos anuales por el uso y explotación de ese bien; y, sobre todo, pierden los usuarios la oportunidad de recibir o mejorar los servicios de telecomunicaciones y radiodifusión.    

El espectro radioeléctrico no es otra cosa más que aquella porción de aire en la que se propagan ondas que transmiten información, datos, audio, video que llegan directamente a nuestros celulares o computadoras portátiles.

Imaginémoslo como una autopista de varios carriles. A medida que incrementa la cantidad de dispositivos conectados a internet se saturan los carriles (el espacio por el que viajan las ondas que transmiten la información), y si no se dispone de más carriles (es decir, de más espectro) las llamadas, las aplicaciones y el audio y video, y la navegación en internet a través de nuestro celular, se hacen lentas, degradan o dejan de funcionar.

En nuestro país existen casi 129 millones de líneas móviles de internet y el tráfico móvil ha aumentado significativamente en los últimos años. Para junio de 2024, el promedio de datos mensuales cursados por línea fue de 5.9 GB. Al segundo trimestre de 2024 el tráfico a través de la tecnología 4G representó el 82% del total. 

El uso de nuevas tecnologías, como la 5G y su sucesora la 6G, y de las actuales (3G, 4G, LTE, etc) demandan cada vez más espectro radioeléctrico; por ello, la gestión y asignación de este bien finito se vuelve crucial para el desarrollo de servicios de última generación. De tal forma que, limitar el acceso al espectro puede mermar el despliegue de infraestructura y la calidad de los servicios de telecomunicaciones que reciben los usuarios.

Es por esta razón que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) puso a disposición de operadores sociales, públicos y comerciales la mayor cantidad de espectro de la historia con el objetivo de ampliar la cobertura y calidad de distintos servicios de telecomunicaciones (telefonía, internet y Tv de paga) y de radiodifusión (televisión y radio).

En el caso del espectro comercial, es decir aquel que utilizan las empresas privadas, que requiere por mandato constitucional y legal otorgarse mediante una licitación.

Desde su creación, en 2013, el IFT inició y concluyó once Licitaciones Públicas para uso comercial y privado de distintas frecuencias aumentando, por un lado, la capacidad de los operadores para proveer más y mejores servicios, y por el otro, obteniendo recursos para el Estado mexicano por más de 11 mil 678 millones de pesos.

Todas estas Licitaciones cumplieron cabalmente los procesos establecidos en la ley vigente, entre ellos la publicación en el Diario Oficial de la Federación, de la Convocatoria y Bases de Licitación; en ningún caso, el factor determinante fue el económico. 

Tres de las licitaciones que llevó a cabo el IFT fueron revisadas por la Auditoría Superior de la Federación (IFT-4), y por el Órgano Interno de Control (IFT-8 e IFT-10), sin que se detectaran irregularidades graves o ameritaran sanciones a funcionarios del Instituto.

Como podemos observar, en algunos casos no se lograron asignar la totalidad de frecuencias puestas a disposición de los operadores. Por eso sostengo que, si el espectro no se usa, todos pierden. Esa porción de espectro queda ahí, sin aprovecharse para mejorar o ampliar los servicios, sin recibir ingresos para el erario y sin la posibilidad de guardarse para usarlo al siguiente dia. Es un recurso que se desperdicia, así como sus potenciales beneficios sociales, incluso económicos.

Pensemos ahora en las oportunidades que se dejaron pasar durante más de dos décadas cuando no se licitó una sola frecuencia del espectro radioeléctrico para prestar servicios de radiodifusión; las que se dejaron pasar cuando las licitaciones de telecomunicaciones quedaron desiertas; o aquellas en la que los operadores decidieron regresar las frecuencias al Estado por considerar demasiado altos los costos por el uso y aprovechamiento del espectro.

De ahí la importancia de que la planeación, gestión y asignación de este espacio por el que viajan las frecuencias se continúe realizando con fines estrictamente técnicos, y se aproveche eficientemente en beneficio de todas y todos los usuarios. Hago votos porque eso suceda.

APUNTE FINAL SOBRE LA IFT-12

El pasado 15 de enero, el Pleno del IFT determinó cancelar la Licitación IFT-12 cuyo objetivo era asignar 2,223 bloques de espectro radioeléctrico para que empresas interesadas -incluidas aquellas en las que el gobierno es accionista mayoritario-, pudieran ser concesionarios de bandas de frecuencia para la provisión de servicios inalámbricos y así ofrecer mejores servicios de telecomunicaciones a los usuarios. 

Las frecuencias incluidas en la Licitación IFT-12 estaban previstas desde el Programa Anual de Bandas de Frecuencias de 2020, y su diseño tenía más de tres años realizándose de acuerdo a los Programas Anuales de Trabajo 2022, 2023 y 2024 del IFT .

De cualquier forma, el pasado 2 de enero, la nueva dependencia del Ejecutivo Federal encargada de elaborar y conducir las políticas de telecomunicaciones y radiodifusión del Gobierno Federal -a través del oficio ATDT/0001/2025- notificó al Instituto que “...de continuar con dicho proceso, el nuevo organismo no tendría elementos para continuarla en los términos definidos por este Instituto...”

Dicha discontinuidad generaría incertidumbre regulatoria y jurídica a los interesados en participar en dicha Licitación, así como en general en procesos regulatorios en el sector. Por lo que resultaba necesario, y prudente, poner fin a un procedimiento de licitación que legalmente no había iniciado.

Como ha ocurrido en los once años de existencia del IFT, y abonando a la transparencia de las decisiones del Pleno, la versión pública de la Sesión en la que se tomó esta difícil decisión estará disponible, en breve, en el portal del Instituto. Ahí se podrá consultar el sentido y motivación de mi voto.

El 2025 será, sin duda, un año decisivo para el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Tenemos claro que existe un plazo perentorio. Mientras tanto, seguiremos trabajando conforme nos mandata la Constitución y estaremos preparados para una transición coordinada y ordenada conforme se definan las leyes secundarias que indiquen plazos y formas para la transferencia de funciones, personal, bienes y atribuciones del IFT.

Estaremos siempre comprometidos con el desarrollo de los sectores telecomunicaciones y radiodifusión para beneficio de los usuarios en México.

¡Que sea un gran año para todos ustedes!

 

Arturo Robles

@ArturoRobles_R