Hay libros que nos llegan en los momentos idóneos. Libros que te arrojan luz sobre lo que estás viviendo de manera personal y también política. “Libre” de Lea Ypi es uno de ellos.
Este magnífico libro trata sobre la vida de Lea a principios de la década de los 90s, el fin del bloque soviético, el fin de la historia como lo bautizó Fukuyama, y la entrada de Albania al libre mercado, a la transición a la democracia y a la vida internacional de un país que fue el último bastión socialista en caer.
Fuera de las afinidades ideológicas que cada quien puede tener, Lea narra su vivencia personal en el régimen comunista. Nos cuenta como todos los días en la escuela proclamaban lealtad al partido, contaban historias sobre Hoxha, líder supremo en este entonces, enaltecían al comunismo y se burlaban de lo que conocían de la sociedad capitalista. Nos cuenta de un adoctrinamiento sistemático en la educación de forma jocosa y desde la mirada de una niña de primaria.
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Lea también nos narra sobre la vida diaria. Desde pararse muy temprano para ir a hacer fila y apartar espacio para poder recibir la mantequilla y la jalea que se repartía en porciones mínimas por familia. Desde su padre luchando con la antena y la televisión para poder obtener la señal cada domingo para ver los partidos de basquetbol yugoslavo. Leer de primera voz lo que vivió una niña en un régimen comunista, cerrado, y represor nos enseña mucho para los que estamos interesados en imaginar, buscar y proponer nuevos sistemas de organización social que puedan darle viabilidad a un siglo tan convulso como el que estamos viviendo.
Luego llega la transición a la democracia. Las protestas estudiantiles, las primeras elecciones, las protestas en donde cortaban las cabezas de las estatuas de Stalin, la apertura comercial desde la visión de una niña. Una niña que cuando veía a turistas europeos los seguía para literal recoger su basura (una envoltura de chicles) y oler un aroma distinto. La transición obliga a su familia a contarle la verdadera historia de sus parientes. Siempre que hablaban de que el tío, el primo, el cuñado se encontraba en alguna universidad, realmente estaban diciendo que estaba en la cárcel. Pero su familia, para protegerla de un régimen represor, maquillaban las historias para que Lea por lo menos no percibiera el peligro.
La transición no fue color de rosa, de hecho se le puede considerar fallida. Trajo consigo despidos masivos, pobreza, incremento en la prostitución y la trata, el crecimiento de las mafias de europe del este.
El libro culmina con Lea como estudiante de la London School of Economics, siendo investigadora de marxismo. Sus colegas académicos cercanos al pensamiento de izquierda le decían que lo ella vivió no fue comunismo, que se hizo con las personas incorrectas y en el momento incorrecto. Me parece central esta parte, ya que aunque Lea les contara sobre el brutal sistema que ella sí vivió, muchos de sus colegas la ignoraban con sus playeras del Che o Mao, negando su historia y proclamando una fe de que algún día el verdadero comunismo llegaría. Puede ser. Lo que es innegable es la historia de Lea y de Albania, el fallido intento comunista, y también, el fallido intento hacia la democracia liberal.
Y ahí está la grandeza del libro. Lea terminó por convertirse en una académica del marxismo que critica abiertamente lo que ella vivió, pero también los errores del capitalismo voraz que estamos padeciendo. Es decir, una mente libre de dogmas, que analiza la realidad pero que eso no la detiene en su búsqueda por construir un mundo mejor.
No se pierdan este libro tan importante para nuestra época. En México nos falta mucho autocrítica para entender nuestra fallida transición a la democracia y el régimen que se está constituyendo. Siempre nos ayudará a entender (nos) si aprendemos de las historias de otros pueblos y sus aventuras y proyectos políticos.