TEUCHITLÁN

La campaña contra el gobierno (que no existió)

Algunos sectores del gobierno federal quieren comunicar que el caso de Teuchitlán es una campaña; sin embargo la historia se hizo de un lugar en los medios por lo relevante del caso. | Mario Campos

Escrito en OPINIÓN el

“Se trata de señalar lo que no hay, campos de exterminio (…) han querido magnificar (…) es parte de una construcción mediática para dañar al gobierno”. Las palabras son de Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de asesores de la presidenta Claudia Sheinbaum, y fueron expresadas en el programa “Debate Público”, transmitido por diversos canales oficiales. 

Las frases expresan con claridad lo que al menos algunos sectores del gobierno federal quieren comunicar del caso de Teuchitlán: todo es una campaña.

El problema, para el también ex vocero presidencial de López Obrador, es que la evidencia cuenta una historia distinta. Primero, porque la noticia tardó en nacer. Las primeras imágenes circulaban desde al menos el jueves 6 de marzo, pero no llegaron a las primeras planas sino el sábado 8 que hicieron su aparición por primera vez en La Jornada. 

Las notas sobre la amenaza de los aranceles, la cobertura sobre la cercanía del 8M y la convocatoria presidencial al zócalo del día 9, fueron los temas que acaparaban la atención. Y fue solo La Jornada quien el 8 presentó las imágenes difundidas por la agencia AFP, y que reportó que se habían hallado “cientos de zapatos en crematorio clandestino” (las cursivas, aquí y en el resto del texto, son mías).

El tema llegó a las portadas de Reforma y el Sol de México al día siguiente, quienes con testimonios de buscadores y buscadoras reportaron la existencia de tres crematorios (Reforma) y comenzaron a hablar de un campo de exterminio (El Sol de México), al tiempo que nuevamente La Jornada, ahora desde su contraportada, hacía eco de la indignación de las familias buscadoras que consideraron indignante que la Fiscalía del Estado no hubiera encontrado los narcocrematorios, porque el terreno era muy grande”.

Es interesante que el caso se expandió al resto de los diarios, y empezó una cobertura más amplia, hasta que la propia presidenta habló del tema en la mañanera. La pregunta de Proceso, y sobre todo la respuesta, dieron pie a que el resto de la prensa se uniera a la difusión. 

Es así que el día 11, el tema regresa a la portada de La Jornada que recoge el adjetivo presidencial que calificó como “terrible el hallazgo de crematorios en Jalisco”; Excélsior menciona por primera vez que el “crematorio llevaba tres años operando” y El Financiero reporta en portada, los crematorios clandestinos.

A partir de ese momento, la prensa se dividió en tres. La mayoría, que hizo eco de las declaraciones de diversos funcionarios que fueron los que crecieron el tema. Ya fuera por las declaraciones del fiscal Gertz Manero -invitado a la mañanera-  o por las declaraciones del gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, lo cierto es que ha sido la misma información oficial la que ha alimentado a los medios.

Un segundo bloque decidió ir más allá y ofrecer notas de contexto. Fue el caso, por ejemplo, de El Universal que en los días siguientes dio cuenta de cómo “en dos décadas cinco estados han registrado campos de exterminio”, o de los medios que además de las voces oficiales hicieron eco de la protesta de los colectivos de búsqueda o retomaron posicionamientos de la Iglesia católica o del movimiento zapatista.

Hay un tercer caso, sin duda el más llamativo: el de la Jornada que después de haber dado a conocer el tema dio un giro en su cobertura. En primer lugar el jueves 13, cinco días después de su primera portada, cuando comenzó a hablar del “presunto campo de exterminio”,y en la contraportada del viernes 14, cuando destacó que no había “ninguna evidencia de crematorios”, y en su Rayuela afirmó que, “Todo parece indicar que no hay tales hornos crematorios (…) A la primera revisión todo se tambalea”, mensaje que coincide con la Rayuela del día 20 que aseguró -en línea con el discurso oficial- que “es tan rico y fuerte el país que a pesar de tantos saqueos y campañas de bots sigue en pie”.

Habrá que ver en los siguientes días si el tema se mantiene en agenda, si la narrativa oficial empujada desde la FGR logra sacar de las notas los términos de centro de reclutamiento y campo de exterminio que acompañaron el tema desde el inicio, y si la presidenta logra entrar en serio a la crisis de desaparecidos -con una reunión con las colectivas de búsqueda- o si se sale de la narrativa delegando a instancias menores y con el impulso a otras agendas que desvíen la atención.

Por lo pronto es evidente que la historia -más allá de las supuestas campañas que ve el gobierno- se hizo de un lugar por lo relevante del caso, por la información generada, las imágenes difundidas, los testimonios de sobrevivientes, y por la propia comunicación gubernamental.

Mario Campos

@mariocampos