MEDIOS INFORMATIVOS

Medios a modo

El reacomodo de la comunicación alrededor de los gobiernos se ve coronado por la creación de climas de opinión -sobre todo en redes sociales- en el que las voces críticas son objeto de ataques sistemáticos. | Mario Campos

Escrito en OPINIÓN el

En el mundo soñado de los políticos, sus palabras son escuchadas por todos, los medios amplifican -sin cuestionar- sus afirmaciones, y los comentaristas aplauden acríticamente sus decisiones. Esa fantasía hoy parece convertirse en realidad gracias al nuevo ecosistema de comunicación, uno que tiene cuatro características que les permite convertir sus sueños en realidad.

El primer rasgo es la capacidad de las fuentes de ir directamente a las audiencias. La figura del going public que ofrecían recursos extraordinarios como las cadenas nacionales, hoy está al alcance de cualquier posteo en redes sociales, que permiten la construcción y el envío de mensajes sin intermediarios incómodos.

El segundo factor pasa por la descalificación de los medios tradicionales, esos que Donald Trump ha llamado enemigos del pueblo y partidos de oposición, y que Javier Milei describe como “delincuentes con micrófono”, medios incómodos que son señalados desde el poder con adjetivos que merman su credibilidad. La práctica que México vivió sistemáticamente el sexenio pasado -como documentó Artículo 19- se repite en distintos escenarios con fórmulas similares como las que esta semana aplicó Trump que -al estilo de López Obrador- pregunta a los periodistas de qué medio vienen antes de responder a sus inquietudes o para descalificar las preguntas.

La labor de golpeteo a los medios va acompañada, además, de la construcción de una nueva red de medios y plataformas afines. Se trata de reemplazar al viejo ecosistema por uno nuevo, de ahí que en el actual sexenio en México -por ejemplo- un tercio de las preguntas en las mañaneras de la presidenta Sheinbaum provino de medios cercanos al gobierno como registró Animal Político en un reporte de la semana pasada. Medios simpatizantes, con preguntas a modo, que facilitan un control de la agenda.

Misma lógica que se encuentra en espacios como la Casa Blanca, en la que uno de los llamados medios pro MAGA fue el autor de la pregunta sobre por qué no llevaba traje el presidente ucraniano en su visita a la oficina oval. El retiro de medios tradicionales que cubren usualmente actividades presidenciales -como las restricciones recientes a periodistas de Reuters y Huffington Post- para ceder su lugar a periodistas de medios afines a Trump como Newsmax, es otro ejemplo.

Este reacomodo de la comunicación alrededor de los gobiernos se ve coronado por la creación de climas de opinión -sobre todo en redes sociales- en el que las voces críticas son objeto de ataques sistemáticos, a veces desde actores de poder, otras desde las cuentas de sus miles de simpatizantes, lo que genera efectos de censura y autocensura ante el temor a las represalias.

Entender estos recursos es importante no solo para quienes trabajamos en medios o analizamos los procesos de comunicación, sino para la propia ciudadanía que merece saber quiénes, y cómo, toman decisiones relevantes sobre la información que consumimos.

De estos temas -con una mirada crítica y enfocada en nivelar la cancha para los ciudadanos- estaremos platicando en este nuevo espacio que hoy La Silla Rota generosamente me abre para sumar a esta necesaria conversación.

Mario Campos

@MarioCampos