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La cuarta ola de la crisis de fentanilo: las polidrogas

Actualmente enfrentamos la cuarta ola de la crisis de los opioides con el uso de polidrogas, hoy encontramos fentanilo combinado con sustancias como cocaína y metanfetamina, además de depresores como la xilazina. | Eduardo Zerón García

Escrito en OPINIÓN el

Los datos que arroja el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) es que durante un periodo de 12 meses que finalizó en abril del 2024 se registraron poco más de 100 mil muertes por sobredosis de fentanilo en EU, que si bien significa un 10% menos que el año pasado anterior, sigue siendo un reto alarmante, y representa una amenaza de gran importancia para la seguridad nacional tanto de México como de Estados Unidos. Sus efectos son patentes en nuestro día a día. 

La crisis de los opioides sintéticos comenzó en la década de 1990, cuando aumentaron las prescripciones de oxicodona e hidrocodona para el tratamiento del dolor. Estos opioides sintéticos se popularizaron rápidamente, lo que llevó a un uso generalizado y posterior abuso. Purdue Pharma, la empresa responsable de desarrollar la versión de liberación prolongada de la oxicodona (OxyContin), enfrentó múltiples demandas y terminó declarándose en bancarrota, debido a su papel en la crisis de opioides.

La segunda y tercera ola de esta crisis se desarrollaron entre 2010 y 2013, cuando se registró un aumento en las muertes por sobredosis de heroína, ya que muchos consumidores buscaron alternativas más accesibles ante las restricciones impuestas a la oxicodona. Posteriormente, el fentanilo comenzó a aparecer en el mercado como un opioide sintético aún más potente, frecuentemente mezclado con otras sustancias para potenciar o prolongar sus efectos, lo que aumentó drásticamente el riesgo de sobredosis.

Actualmente, la crisis ha entrado en su cuarta ola, caracterizada por el uso de polidrogas. Es común encontrar fentanilo combinado con sustancias como cocaína y metanfetamina, además de depresores como la xilazina, un sedante veterinario utilizado en caballos y bovinos. Esta combinación ha permitido que el fentanilo se infiltre en mercados donde antes no era común. Su facilidad de distribución ha exacerbado la crisis de opioides a niveles sin precedentes.

Entre 2010 y 2021 por ejemplo, las muertes aumentaron más de 50 veces. Hoy es común encontrar en los laboratorios forenses que recaban datos de las sustancias aseguradas en diversos cateos o en gente que lamentablemente perdió la vida una combinación con xilazina, que es un sedante veterinario para caballos, bovinos o animales de granja, que deprime el sistema nerviosos central causando una sedación profunda, relajación muscular y disminución en la percepción del dolor. 

¿Por qué se mezcla la xilazina con fentanilo?

El fentanilo tiene un efecto breve, de entre 30 y 60 minutos, mientras que la xilazina puede prolongarlo hasta 8 horas. Además, este sedante no responde a la naloxona (Narcan), el fármaco utilizado para revertir las sobredosis de opioides. La combinación de ambas sustancias provoca depresión respiratoria severa, bradicardia e hipotensión, además de reducir el flujo sanguíneo a la piel, lo que deriva en úlceras, heridas abiertas e incluso amputaciones. Debido a estos efectos, en las calles se conoce como “Tranq” o “droga zombi”.

El problema se agrava porque muchos narcotraficantes mezclan estas sustancias sin advertir a los consumidores, lo que genera dependencia extrema y rápida. Al desconocer la presencia de xilazina, los usuarios no pueden regular sus dosis, lo que conduce a un ciclo de abstinencia más severo y a un aumento acelerado de la tolerancia.

Otra táctica de los narcotraficantes es la falsificación de medicamentos controlados. En el mercado negro, es común encontrar píldoras casi idénticas a fármacos como Xanax, Percocet y OxyContin, pero que en realidad contienen fentanilo y xilazina, lo que aumenta el riesgo de sobredosis entre consumidores que creen estar tomando un medicamento legítimo.

En algunas regiones de Estados Unidos, la heroína ha desaparecido por completo, dejando a los consumidores sin más opción que recurrir al fentanilo adulterado. Esta expansión del mercado ilícito ha sido impulsada principalmente por laboratorios clandestinos y puntos de distribución en Estados Unidos.

Dado el creciente escrutinio internacional sobre la producción de fentanilo, los cárteles han enfrentado dificultades para obtener precursores químicos de China, India y Turquía. Como respuesta, han comenzado a experimentar con xilazina para sustituir parcialmente al fentanilo y seguir explotando el mercado de opioides sintéticos. Además, han perfeccionado la falsificación de medicamentos recetados, incorporando fentanilo en su composición. Esto indica que estamos ante una nueva diversificación del narcotráfico, donde los cárteles y las bandas locales en Estados Unidos están ajustando su estrategia comercial, migrando hacia un modelo aún más peligroso.

La otra cara de la moneda

A los 73 años, falleció Isabel Miranda de Wallace. Descanse en paz. Fue una mujer que enfrentó en carne propia los estragos de la criminalidad en México y dedicó la última etapa de su vida a llevar a la justicia a los perpetradores de la desaparición de su hijo, y a luchar contra el flagelo del secuestro.

Se puede o no estar de acuerdo con su trabajo, pero lo que resulta indignante es que, incluso tras su muerte, la mezquindad colectiva se haya apoderado de más de uno, dando paso a cuestionamientos incluso sobre las circunstancias de su fallecimiento. Más aún, esas anti-personas deplorables que buscan publicitarse y politizar su muerte, una pena. 

Eduardo Zerón García

@EZeronG