En este 2025 se conmemora el décimo aniversario del Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, cuando un 22 de diciembre de 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas determinara un día para reconocer el papel que mujeres y niñas juegan respecto a su relación con la ciencia y la tecnología (Resolución A/RES/70/212). Consecuentemente, quedó implementada la conmemoración por la UNESCO y ONU-Mujeres para el 11 de febrero.
El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia tiene el objetivo de promover la igualdad de género en el ámbito científico y tecnológico, así como eliminar las barreras que este importante segmento de la población enfrenta en el acceso a la educación y, en especial, su participación en la ciencia.
La ciencia y la tecnología son pilares para cualquier nación que tenga por objetivo un desarrollo sostenible que se traduce, entre otros factores, en el bienestar de la población. No obstante, la participación de la mujer en estos campos es limitada y con registros que vulneran su pleno desarrollo en estos ámbitos.
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La UNESCO destaca que, a nivel mundial, las mujeres representan menos del 30% de las personas investigadoras, así como suelen tener las peores remuneraciones cuya segregación vertical y horizontal persiste como una barrera que impide el pleno desenvolvimiento de las mujeres.
La UNESCO destaca que sólo 22 mujeres han sido galardonadas con un premio Nobel en una disciplina científica.
Por su parte, las niñas siguen sin sentirse motivadas en los campos de las STEM (por sus siglas en inglés que se refiere a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas); en gran medida por la persistencia de estereotipos de género.
En México, de acuerdo con diversos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estima que a pesar de que las mujeres representan alrededor del 52% de la población mexicana, poco más del 36% de las personas investigadoras del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), son mujeres.
Con registros del periodo escolar de 2018-2019, el porcentaje de mujeres universitarias matriculadas en tecnologías de la información era de apenas el 23.7%; en ingeniería, manufactura y construcción era del 29.2%, y en ciencias naturales, matemáticas y estadística fue del 49.9% de acuerdo con información de ANUIES de 2020.
En la última edición de la prueba PISA, México se ubicó en el lugar 51 de 81 de los países evaluados lo que refleja una tendencia a la baja en el nivel educativo de nuestra nación.
Ante este panorama, debemos recordar que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que integra un consenso multilateral entre los gobiernos y diversos actores para contar con una visión unificada de políticas en favor de los habitantes de cualquier nación, y de la que nuestro país es parte integrante, establece que, entre otras consideraciones, la dignidad y la igualdad de las personas debe ser el centro de las naciones, un compromiso universal adquirido tanto por países desarrollados como en desarrollo, en el marco de una alianza mundial.
Bajo este contexto, México debe reforzar sus alianzas estratégicas que sostiene con éstas y otras organizaciones internacionales. Por ejemplo, en 2017 presentó la iniciativa “NiñasSTEM Pueden: Red de Mentoras OCDE”, impulsada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Secretaría de Educación Pública (SEP) cuyo objetivo se sustentó en motivar a niñas de secundaria para que estudiaran carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, ingeniería o matemáticas.
De igual manera, otras acciones deben implementarse, las cuales van desde generar una cultura de igualdad en las determinaciones de estudio de cada persona (hombre o mujer); programas de mentoría, es decir, iniciativas que conecten a jóvenes estudiantes con personas científicas; programas gubernamentales y de organizaciones de la sociedad civil para el impulso de las mujeres en las ciencias, campañas de concientización sobre la importancia de la ciencia y la tecnología, entre otras.
Es el Estado mexicano quien debe ser punta de lanza para que mujeres y niñas tengamos igualdad de oportunidades para alcanzar nuestro pleno desarrollo, y la ciencia y tecnología son básicas para una nación que está rezagada en esta materia vital para nuestro crecimiento.