A pesar de que la Constitución Política y diversas leyes determinan la obligación del Estado mexicano de garantizar la seguridad y la sana convivencia de todas y todos los mexicanos, la realidad que vive nuestro país permite ver con claridad que no está cumpliendo su función.
Día a día vemos atrocidades en materia de inseguridad y violencia a lo largo y ancho del territorio mexicano, como lo sucedido recientemente en Culiacán, Sinaloa respecto a los asesinatos de dos niños de 12 y 9 años que no hacen más que mostrar la triste realidad en la que vivimos mexicanas y mexicanos.
¿En dónde está el Estado? ¿A dónde están las instancias encargadas de la seguridad pública? La Constitución y las leyes es letra muerta como sucede con la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que dispone que los menores de edad tienen derecho a la vida, a la paz, a una vida libre de violencia y a la integridad personal, así como a no ser privados de la vida en ninguna circunstancia, ni ser utilizados en conflictos armados.
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De acuerdo con el Balance Anual de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ya advertía del aumento en un 6.5% en 2024 en homicidios infantiles respecto a 2023, con 2,243 víctimas de 0 a 17 años entre enero y noviembre de 2024.
Y si estos datos o lo sucedido en Culiacán, Sinaloa no son suficientes, basta con conocer la percepción de la población en toda la nación sobre el terrible fenómeno de la inseguridad que nos aqueja: 61.7% de la población de 18 años y más a diciembre de 2024, consideró que es inseguro vivir en su ciudad.
Este registro destaca de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana publicada por el INEGI el pasado 23 de enero de este año y cuyos resultados son tomados de las principales ciudades del país.
De los registros revelados destacamos ciudades como Villahermosa, Tabasco, en donde la población manifestó en un 95.3% sentirse insegura de vivir en esta ciudad; estado de la República hoy gobernado por Morena. De hecho, el INEGI ubica otras cinco ciudades consideradas las más peligrosas: Uruapan, Michoacán (92.5%); Fresnillo, Zacatecas (90.9%); Culiacán de Rosales, Sinaloa (90.6%), así como las ciudades de Tuxtla Gutiérrez (90.6%) y Tapachula (91.1%), ambas del estado de Chiapas. Todas estas ciudades tienen un común denominador: son gobernadas por Morena.
Otros registros importantes que revela el INEGI es la expectativa que la población tiene sobre las condiciones de seguridad en donde el 30.9% considero que, al menos en los próximos 12 meses, la situación de la delincuencia y la inseguridad continuarán igual de mal, en tanto que el 21.6% de la población señaló que la situación incluso empeorará en los próximos 12 meses.
Este es el panorama que México enfrenta y que, como lo demuestra el INEGI, la ciudadanía ha tenido que cambiar de hábitos por temor de ser víctima de algún delito. Al respecto, el 42.5% de la población refirió que dejó de llevar consigo mismo cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito. Asimismo, el 38.4% refirió que ha tenido la necesidad de modificar sus rutinas como la de no permitir que las o los menores salgan solos del hogar, entre otros aspectos.
Los diversos registros hasta aquí referidos revelan la gravedad de la inseguridad que vive nuestro país y que es necesario tomar medidas eficientes ya y, con ello, terminar con la terrible estrategia de abrazos.
De entrada, el Gobierno Federal debería escuchar las propuestas de la oposición y unir esfuerzos para combatir la inseguridad en México; conocer la opinión de expertos en la materia; de conformar grupos de especialistas que elaboren diagnósticos y estrategias, entre varias acciones más.
Debemos todas y todos unir esfuerzos para combatir este terrible mal que tiene azotada a la población mexicana.