DENUNCIAS FALSAS POR VIOLENCIA DE GÉNERO

El mito de las denuncias falsas

El mito de las denuncias falsas por violencia de género es una herramienta recurrente para desacreditar y minimizar las experiencias de las mujeres que sufren agresiones. | Graciela Rock Mora

Escrito en OPINIÓN el

Cada cierto tiempo, surge en redes sociales alguna historia o incluso un video, de una mujer que amenaza, sin motivo, a algún hombre de “denunciarlo por acoso” si éste no cumple con alguna exigencia. En algunas de estas historias, la protagonista hace una llamada telefónica o envía un mensaje supuestamente “denunciando”, en muchas ocasiones basta con la amenaza para que el material se viralice junto a comentarios relativos a las “miles” de supuestas denuncias falsas por violencia de género. De la mano de esto, en los últimos meses, ha surgido al menos un nuevo grupo de choque que utiliza este argumento para acosar denunciantes, violentar a víctimas y atacar a instituciones y funcionarias encargadas de atender este tipo de casos. 

El mito de las denuncias falsas por violencia de género es una herramienta recurrente para desacreditar y minimizar las experiencias de las mujeres que sufren agresiones y que en el caso de México es un problema sistemático y estructural. 

De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del 2021, que considera la violencia hacia las mujeres en el ámbito de pareja, familiar, comunitario, escolar y laboral, el 70.1% de las mexicanas de 15 años o más han experimentado al menos una situación de violencia psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y/o discriminación, y el 42.8% la han sufrido en el último año. Y según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, en el segundo semestre del 2024, el 21% de las mujeres mayores de 18 años reportaron haber sufrido alguna situación de acoso o violencia sexual en lugares públicos

De acuerdo con el propio INEGI, ningún dato avala que haya una prevalencia de denuncias falsas en casos de violencia de género, de hecho, en ningún país donde se registren casos por violencia de género existe ningún indicio de que haya “muchísimas” de denuncias falsas. A pesar de esto, el argumento de las denuncias falsas se utiliza constantemente, tanto por sectores más conservadores como incluso, durante los meses de confinamiento por la pandemia, por el entonces presidente López Obrador –ese señor que prometió “el gobierno más feminista de la historia”–. 

A nivel global, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que el porcentaje de denuncias falsas en casos de violencia de género no supera el 3%. Además, informes de diversas organizaciones, como Impunidad Cero o el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) señalan que más del 80% de crímenes en México quedan impunes y que la mayoría de las víctimas no denuncian por miedo, estigmatización o desconfianza en las instituciones.

El problema con la narrativa de las denuncias falsas es que perpetúa la desconfianza hacia las víctimas. Cuando se señala a una mujer por amenazar con denunciar, y se dicen cosas como “cómo les vamos a creer si mira, una está mintiendo”, es el mismo fenómeno que cuando una mujer ejerce violencias, y entonces se pone en duda que otras –o ella misma– haya sido víctima en otras ocasiones. 

La perpetuación del mito de las denuncias falsas tiene consecuencias reales en la vida de las mujeres. Genera un ambiente de escepticismo que disuade a las víctimas de denunciar y refuerza la impunidad de los agresores, quienes se benefician de la duda sembrada sobre la veracidad de las denuncias.

Las denuncias falsas por violencia de género son una construcción que carece de fundamento estadístico y que perpetúa la desconfianza hacia las víctimas. Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y como medios de comunicación cuestionar estas narrativas y poner en el centro de la conversación la verdadera pregunta: ¿A quién beneficia la violencia contra las mujeres?

Graciela Rock Mora

@gracielarockm