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No es contra México, así es Trump

Trump, más allá de sus defectos, es un negociador, busca presión antes de sentarse a discutir cualquier tema comercial, y esta táctica no solo la implementará con México sino con todos los socios comerciales de EU. | Guillermo Sesma

Escrito en OPINIÓN el

Desde hace semanas, Donald Trump ha vuelto a colocar los aranceles en el centro de su discurso, esta situación no es muy diferente a lo que ocurrió en su administración anterior, su retórica se mantiene en acusaciones sobre la crisis migratoria, amenazas de aranceles y señalamientos sobre el combate contra el narcotráfico. 

Que Donald Trump haga esto no es casualidad, bien sabe que su base responde a este tipo de mensajes, y con una aprobación a la que muy pronto se le terminará su luna de miel, está urgido de mantener una narrativa de contienda, aunque el enemigo solo lo sea en papel. 

Trump, más allá de sus defectos, es un negociador, busca presión antes de sentarse a discutir cualquier tema comercial y esta táctica no solo la implementará con México sino con todos los socios comerciales de Estados Unidos, es decir, no solamente está presionando al Gobierno de México, la suya es una estrategia global.

Aquí es donde vale la pena analizar nuevamente el reto al que nos enfrentamos como nación, pues tomarse todas las acciones de Trump como personales no necesariamente abona a la buena toma de decisiones.

La presidenta Claudia Sheinbaum debe conservar la calma y no dejarse amedrentar, esta es su primera gran prueba diplomática. Con acierto, ha intensificado los diálogos con el sector empresarial y ha tomado medidas para demostrar que México está comprometido con atender las preocupaciones de Washington, sin someterse o permitir un injerencismo que comprometa la soberanía nacional

Como ya sabemos, a pesar de los esfuerzos, Donald Trump insiste en que las acciones de México son insuficientes y mantiene abierta la posibilidad de imponer aranceles a las importaciones mexicanas, lo que supondría un duro golpe para sectores clave de nuestra economía. Sheinbaum ha respondido con pragmatismo. En días recientes, su equipo ha insistido en la necesidad de reducir la dependencia de importaciones chinas para fortalecer la producción nacional y evitar que México sea visto como un eslabón débil en la estrategia comercial estadounidense. 

El problema es que, para Trump, cualquier concesión puede no ser suficiente. Su discurso está diseñado para avivar el sentimiento nacionalista y culpar a quien sea de problemas internos que en realidad son responsabilidad de su propio gobierno.

Su amenaza de deportaciones masivas y la imposición de aranceles del 25% al acero y aluminio mexicano no sólo golpearían a la economía de nuestro país, sino que también generan incertidumbre en sectores estratégicos de ambos lados de la frontera.

Las siguientes semanas serán cruciales. La pregunta es si Trump seguirá usando los aranceles como moneda de cambio o si realmente está dispuesto a tensar la relación con su vecino y principal socio comercial.

En cualquier caso, el Gobierno de México y la presidenta deberán estar preparados para lo que viene.

Guillermo Sesma

@gsesma