Todo gobierno sabe que el poder desgasta. Desde el día 1 que la presidenta Claudia Sheinbaum asumió el poder comenzó a enfrentar el aluvión de problemas que un país tan grande, diverso y complejo como México tiene en todo momento. Llamaba la atención que parecía que la percepción interna o en su equipo parecía no verlas.
Quienes están cerca de Palacio Nacional aseguran que en realidad la presidenta Sheinbaum tiene claridad de los problemas que día tras día le crecen como hongos en la lluvia. Si bien las encuestas muestran respaldo a la jefa del Estado mexicano, sopesan la realidad día con día.
Es normal que las y los líderes en el mundo asuman la máxima de “al mal tiempo, buena cara”. No podría ser de otra manera porque de lo contrario no sólo asustarían a la población, sino que los mercados enloquecerían y sería el acabose. Por eso se entiende la actitud.
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Pero puertas adentro las cosas no son miel sobre hojuelas. Las reyertas de callejón están a flor de piel. Algunos poderosos y poderosas morenistas caminan pegados a la pared, no vaya siendo que les apuñalen si dan la espalda.
Un síntoma de que las cosas no están bien es la reaparición de Andrés Manuel López Obrador.
Más allá de que el expresidente se mete con Sansón a las patadas al tratar de desmitificar la historia con su libro “Grandeza”, la imagen de López Obrador sentado en una silla y con un pavorreal a lado, es señal de que está levantando la mano para amagar con volver si así lo considera, y lanza la advertencia para que no se dividan.
Las crisis en la economía, seguridad, salud, política y de corrupción, ya son cada vez más difíciles de maquillar. Ya no es suficiente la propaganda. Incluso otros poderes se suman al coro de que todo va bien, que eran necesarios cambios, pero detrás de la puerta están las cuchilladas.
La misma destitución de Alejandro Gertz Manero muestra que las cosas no están bien. Decir simplemente que es el fin de una etapa y el inicio de otra es tapar el sol con un dedo. Las cosas no están bien.
¿Cómo interpretar la reunión con los dueños del país, encabezados por Carlos Slim, con la presidenta Sheinbaum en Palacio Nacional? ¿Y el Plan México? Hay una urgencia porque fluya la inversión de a deveras.
Ojalá, por el bien de todos, estén viendo con objetividad las crisis presentes y las previsibles, como el hundimiento cada vez menos inevitable de Pemex, por ejemplo.
Punto y aparte
En particular, Andrés Manuel López Obrador siempre tuvo palabras elogiosas para Raquel Buenrostro. Funcionaria eficaz. Pero hay otros datos que demuestran el fracaso absoluto como funcionaria. Como oficial mayor puso en jaque a todo el gobierno federal sino que golpeó al sistema de salud, en vísperas de la pandemia por covid. En el SAT se ganó muchos enemigos poderosos porque abusó de su poder. Y ahora en la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno le pasan auténticos trasatlánticos de corrupción de altos dirigentes de Morena, pero ella no ve nada ni hace nada. En materia anticorrupción ni quiere ni puede la 4T y menos Raquel Buenrostro. Y ahora cada vez es más evidente la opacidad que envuelve al gobierno federal: la transparencia es bloqueada y hasta proyectos de inversión que antes eran públicos por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ahora han desaparecido. Raquel Buenrostro es la cara de la ineficacia y de la tapadera de la corrupción.
Punto final
Estos #Recovecos anticiparon que Leonardo Lomelí, el rector cómodo impuesto por la 4T, iría nadando de muertito frente a la crisis que tiene la UNAM. Escondido, el rector de la máxima casa de estudios carece de la fuerza y de las ganas para defender a su comunidad. Aquí se anticipó que dejaría pasar el tiempo rogando al cielo que llegara diciembre y las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, mientras los paros y cierres de escuelas y facultades se van pudriendo. Pero ya vendrá enero y la realidad de un rector que ojalá no repita en el cargo… aunque con esa docilidad seguramente le regalarán 4 años más. Una pena.