Alejandro Gertz Manero fue forzado a dejar el cargo de fiscal general de la República por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. El desaseado mecanismo es el mismo que se usaba en los tiempos del añejo PRI, abominado por la 4T, pero que es utilizado hoy a placer porque así es la vida política.
Pero vamos por partes.
El periodista Carlos Loret de Mola adelantó el miércoles 27 en su columna de El Universal que Gertz Manero se resistía a ser removido. El maremágnum se desató por todos lados y las versiones más insistentes sugerían que Gertz se iría. Tarde o temprano. Así ocurrió.
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¿Qué causó el enojo de la presidenta de la república que se vio obligada a recurrir hasta a Adán Augusto López Hernández para operar la destitución? Todo mundo especula con que fue la filtración sobre el escándalo desatado por los nexos con el crimen organizado del presidente del concurso miss universo, Raúl Rocha, a quien finalmente le fue aceptado por Gertz convertirse en testigo protegido para continuar en libertad.
Lo cierto es que la Fiscalía General de la República ha sido una coladera de filtraciones a lo largo de los seis años que estuvo al frente de ella el señor Gertz Manero. Él mismo, a su llegada, fue víctima de la filtración de un grueso expediente que exhibía sus múltiples propiedades. Socarrón decía: “son mis enemigos los que filtran eso, pero se quedan cortos, tengo más”.
¿Fueron las filtraciones de la FGR por el caso miss universo? ¿Acaso no hubo más todo el tiempo, muchas de ellas ya en el sexenio de Claudia Sheinbaum? Eso lo sabrá la presidenta y lo más seguro es que no nos enteremos.
Gertz Manero fue secretario de Seguridad en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, la primera elección de jefe de gobierno del entonces Distrito Federal. Pero en el 2000 sorprendió con su incorporación como secretario de Seguridad Pública de Vicente Fox, el hombre que sí sacó al PRI de Los Pinos, pero que dejó todas sus mañas y el estilo priista de gobernar para siempre.
Como secretario de Seguridad de Fox fue un fracaso. Líos con contrataciones en la adquisición de patrullas, lo cual nunca se aclaró, hasta la primera fuga espectacular de Joaquín El Chapo Guzmán están en sus alforjas.
Con los gobiernos de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018) el señor Gertz Manero se fue a manejar sus negocios, entre ellos una universidad.
Fue a la llegada de Andrés Manuel López Obrador que revivió como candidato a fiscal General de la República a sus ya 80 años de edad y por un periodo de nueve años. Hombre pulcro en el cuidado de su salud, durante la pandemia de covid19 en 2020 recibía a funcionarios en su casa en bata y pantuflas, pero era extremadamente cuidadoso del roce con las personas para evitar contagios.
Es una ave de tempestades. Y de escándalos asociados a sus filias y sus fobias, así como a las instrucciones de Palacio Nacional que le daba Andrés Manuel López Obrador.
En 2020 hace hasta lo imposible para encarcelar a Alejandra Cuevas acusándola de haber asesinado a su hermano Federico Gertz, pero un año después ella salió libre y exonerada. En ese mismo año, los empresarios Rafael y Teófilo Zaga se dijeron víctimas de presiones por parte del fiscal para devolver dinero al Infonavit.
En 2021 cometió un gran exceso al emprender una cacería en contra de 31 investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de la mano de la también impresentable María Elena Álvarez-Buylla, quien como académica gozaba de cierto prestigio, pero como funcionaria de López Obrador perdió lo científica para convertirse en una política gritona y matraquera de plazuela. También fracasó y los científicos acosados quedaron libres de la persecución.
En ese mismo año pandémico, Julio Scherer Ibarra, entonces consejero jurídico de la presidencia acusó a Gertz Manero de extorsión. Al final, tras la salida del fiscal General, el abogado y de las confianzas de Claudia Sheinbaum, que le acompañó en un proceso jurídico personal hace un par de décadas, celebró la caída de Gertz Manero en una carta pública.
En 2023, Gertz tropieza estrepitosamente como fiscal en el caso Odebrecht. Emilio Lozoya se pasea felizmente en el mejor restaurante de lujo de comida japonesa en la Ciudad de México, pero tras ser exhibido por la periodista Lourdes Mendoza, lo tuvo que volver a encerrar. Pero el asunto en torno a Odebrecht está pendiente de alfileres, a diferencia de lo que sí se actuó en otros países frente a este caso de corrupción monumental y mundial.
En 2024 entra al tema de Ismael El Mayo Zambada, un hecho sin clarificar, pero que todo hace suponer que fue subducido por Estados Unidos sin el permiso ni concurso de México. Una burla espectacular que dejó en ridículo a Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, Gertz Manero ha dejado el caso Mayo Zambada en hielitos. Había dicho al inicio que la sustracción del capo del Cártel de Sinaloa estuvo vinculada al asesinato del ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Melesio Cuén, en ese momento diputado, pero que en ese crimen rozó al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha. ¿Qué sucedió con esa carpeta de investigación?
Si se miran con ojos acuciosos los primeros seis de nueve años que sería fiscal, Gertz Manero se hundió en el fracaso. Los datos del Inegi muestran que el nivel de impunidad en el país, no todo de la responsabilidad para su resolución de Gertz Manero, ronda el 90%. Y los escándalos que supuran abuso, exceso.
Cómo olvidar que al recibir el expediente del caso Salvador Cienfuegos, el general ex secretario de la Defensa Nacional, que fue detenido por Estados Unidos bajo acusaciones de presuntos nexos con el narcotráfico, Gertz Manero se encargó de exonerar al militar.
¿Y qué ha sucedido con el caso Segalmex, con una danza de miles de millones de pesos en corrupción? ¿Y qué pasó con el expediente del huachicol fiscal en donde se ha señalado a prominentes integrantes del primer círculo político de López Obrador y de la 4T? Tan sólo por mencionar los más mediáticos.
Escándalos, abuso, fracaso y exoneraciones son el sello de Alejandro Gertz Manero en su paso por la Fiscalía General de la República. Siempre actuando conforme al guion impuesto por Palacio Nacional… con Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué pasó con Claudia Sheinbaum? ¿Fueron los roces con Omar García Harfuch, el consentido de la presidenta de la república? Porque no cabe duda de que el fiscal tenía de autónomo lo que Alfredo Adame tiene de astronauta.
Lo cierto es que es verdad que se había venido forzando la salida de Gertz de la FGR, pero a sus 86 años se aferraba a la silla. Todavía en los últimos minutos el próximo embajador en Alemania se resistió como gato boca arriba y debió intervenir la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, para ponerle un ultimátum: o se va o le iniciamos un proceso de destitución en el Senado. ¿El motivo? Que no había entregado un par de reportes a esa cámara legislativa. Y Adán Augusto López Hernández, ahora empoderado por este hecho y por otras razones, se dio a la tarea de cumplir el mandato presidencial.
¿Con qué amagaron a Gertz Manero?
Algunas anécdotas para documentar el optimismo.
En noviembre de 2018, estos Recovecos iniciaron con un dato recabado de fuentes del Poder Judicial federal: López Obrador odiaba a tres ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, Luis María Aguilar y Jorge Mario Pardo Rebolledo.
Ya en 2019 se tuvo noticia de que el gobierno de López Obrador iba a desaforar a Eduardo Medina Mora. En La Silla Rota se empezó a documentar cómo es el desafuero de un ministro, qué expedientes de desafuero había en la sección Instructora de la Cámara de Diputados… y de pronto Eduardo Medina Mora renunció sin exponer en su carta al Senado cuál era el motivo grave, porque así lo dice la Constitución, para renunciar al cargo.
Nunca se explicó. Lo que se documentó en esta columna en diversos momentos es que sí querían el desafuero de Medina Mora para defenestrarlo en el pleno de San Lázaro. Se sabía de algunos procesos en contra de hermanos del abogado, salvo una declaración de López Obrador en la conferencia matutina de Palacio Nacional en la que dijo que había uno o dos procesos abiertos en la Fiscalía General de la República contra Eduardo Medina Mora, sin entrar en detalles “porque no me corresponde”, arguyó AMLO.
El hecho es que obligaron bajo amenazas a Eduardo Medina Mora a renunciar como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sin que a la fecha se haya informado de manera formal y oficial la razón. Sobre todo porque Medina Mora lleva a cabo su vida cotidiana de manera normal como si nada hubiera sucedido.
Hay indicios de que dentro de la Corte hubo también amagos en contra de integrantes para que la reforma judicial de López Obrador caminara sin escollos. Y ya ni qué decir del caso del senador Yunes que con su voto en el pleno de la Cámara Alta se dio paso a la reforma constitucional… y después la Fiscalía General de la República retiró cargos en contra del mismo senador Yunes.
Es decir, que la 4T opera como en los mejores tiempos del PRI, cuando algún político se les quería salir del huacal lo amagaban con gruesos expedientes mostrados en la Secretaría de Gobernación o en la entonces Procuraduría General de la República para doblarlos y devolver lo robado a hurtadillas del poder y hasta eran premiados con alguna embajada o el ostracismo.
Las cosas no cambian. Y para peor, es claro que el modelo pobremente autónomo de la Fiscalía quedó borrado de un plumazo.
Quizá lo mejor es que reformen la Constitución y regresen al viejo modelo de control sin ambages de la procuración de justicia.
Porque es altamente probable que nunca sepamos qué pasó realmente con la destitución y renuncia forzada de Alejandro Gertz Manero a la Fiscalía General de la República.
Punto y aparte
¿Por qué sí recurrieron al mecanismo de forzar la salida de Gertz al viejo estilo y no se atreven en otros casos que van flotando ahí?
Punto final
En lo dicho en este espacio: en materia de combate a la corrupción, ni quieren ni pueden.
