Cuando se habla de piratería generalmente la referencia inmediata es a ciertas marcas de ropa o calzado de moda, juguetes, perfumes, relojes, aparatos electrónicos, pero poca atención se ha puesto en una nueva vertiente de este fenómeno tan común en México, los medicamentos pirata. El desabasto en el sistema público de salud y su elevado costo sobre todo en tratamientos para enfermedades crónicas o graves, ha sido caldo de cultivo para la proliferación de un mercado negro que, además de la afectación económica, puede tener consecuencias muy serias para la salud de las personas.
Pensemos por ejemplo en un paciente con cáncer que lleva esperando semanas para que las instituciones públicas le surtan el medicamento que necesita con urgencia, su economía no le permite comprarlo en una farmacia privada –como es el caso de la gran mayoría de la población–, y se lo ofrecen en Internet por menos del 50 o hasta el 70% de su precio comercial, lo más probable es que la tome por ser su única opción a pesar de no contar con ninguna garantía sobre la seguridad o eficacia del producto. Para darnos idea de los riesgos de este comercio ilegal, se descubrió que una caja original de un medicamento oncológico en realidad solo contenía paracetamol, por lo que no es difícil imaginar lo que sucede con la salud de las personas que no están recibiendo el tratamiento que requieren, o incluso si el medicamento contiene alguna sustancia dañina que afecte aún más su situación.
Es importante tener en cuenta que aun y cuando la falta de efectividad en un medicamento falsificado pareciera ser el menor de los males si lo comparamos con el riesgo de sufrir reacciones adversas, intoxicaciones o complicaciones por infecciones o dolencias que no se atienden debidamente, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para algunas enfermedades ante las semanas o meses perdidos en un tratamiento.
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De acuerdo con la ONU, nuestro país ocupa el quinto lugar mundial tan sólo después de Estados Unidos, India, China y Turquía, en el comercio ilegal de medicamentos, pues alrededor de 3 de cada 10 medicamentos pueden ser falsos ya sea porque no tienen los ingredientes o la dosis correcta, a lo que se suman aquellos que ya caducaron, y la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias calcula que tan solo en 2024 este mercado negro superó los 32 mil 500 millones de pesos.
Tan solo en febrero de este año, la Cofepris identificó lotes falsificados de antigripales y analgésicos como Aspirina Protec®, Cafiaspirina y Desenfriol D. Entre los medicamentos ilegales o falsificados que han tenido mayor crecimiento, sobre todo en plataformas digitales, se encuentran los antigripales, analgésicos, antiinflamatorios, vitaminas, suplementos alimenticios, así como para la hipertensión o diabetes (metformina e insulina). De hecho, el riesgo que se corre en lugares no autorizados como los tianguis es mayor, ya que se estima que hasta 6 de cada 10 fármacos pudieran ser robados, falsificados o haber caducado.
No estamos ante un problema de fácil solución pero desde luego, además de promover la concientización en la gente sobre los riesgos, así como acuerdos con la industria farmacéutica para buscar mejores precios, es indispensable que se resuelva el grave problema de desabasto que aún persiste a pesar de las distintas estrategias que ha intentado el gobierno y que, además de fallidas, han sido muy costosas como la ocurrencia de la Megafarmacia. Lamentablemente sigue sin entenderse que con la salud no se juega.