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Los acuerdos de “La Chapiza”, en búsqueda del verdugo

Si nos preguntamos cuál es la verdadera trascendencia del acuerdo tanto de “El Mayo” como de Gúzman, no está tanto en las rutas, lo verdaderamente relevante siguen siendo los acuerdos que durante décadas los dejaron existir. | Eduardo Zerón García

Escrito en OPINIÓN el

No hay plazo que no se cumpla. La captura-traición-entrega de Ismael “El Mayo” Zambada, parece haber rendido sus frutos tras el acuerdo de culpabilidad obtenido por Joaquín Guzmán López con el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ). Tampoco nos toma por sorpresa que hoy sepamos más detalles del secuestro en el que, según documentos del acuerdo, Guzmán habría citado a Ismael “El Mayo” Zambada a una reunión falsa, para después drogarlo, raptarlo y entregarlo a las autoridades estadounidenses.

El documento del acuerdo, carece de elementos para determinar si esta acción fue previa a un acuerdo con las autoridades americanas o desde cuándo se hizo, y cómo se fue formando esa relación, que hasta este momento es objeto de absoluto recelo y detonante de profundas especulaciones. El acuerdo da por hecho que Guzmán no fue inducido ni condicionado para llevar a cabo el secuestro, y advierte una motivación unilateral con el propósito de obtener un beneficio personal.

Esto parecería obvio, pues una acción coordinada con ese propósito podría advertir algún agravio a la soberanía que conllevaría a una ruptura diplomática, además de un acto criminal consentido, que incluso podría sugerir una ventaja legal para Zambada y como lo hemos reiterado desde su entrega aquí, las verdades no van a privilegiar sobre la estrategia y eso es correcto. 

Y si bien, la captura por sí misma significa un logro, también ha tenido un efecto secundario tanto para los intereses nacionales como para los del otro lado de la frontera al desatarse una guerra interna que implosionaría al grupo, motivada por venganzas, los heridos, las traiciones y alimentada por los resabios de los liderazgos y posiblemente administrados por quienes hoy gozan de acuerdos judiciales que si bien no garantizan su libertad, les dota de privilegios suficientes para correr el riesgo. Los afectados: la gente, una estela de muerte, los comercios, el día a día en Sinaloa.

Pero si nos preguntamos cuál es la verdadera trascendencia del acuerdo tanto de “El Mayo” como de Gúzmán, no está tanto en las rutas, el trasiego, los laboratorios, los socios o los amigos; lo verdaderamente relevante siguen siendo los acuerdos que durante décadas los dejaron existir, que genera puntos de presión para algunos personajes de diversas administraciones que pueden afectar los puntos de flotación de la estructura política nacional y, con ella, de la gobernanza criminal.

Para ello se necesita un verdugo, el nuevo enemigo del poder a quien se le cuestionaran los resultados y se le señalará de cualquier acción que los afecte, ese alguien ya tiene la confianza de ambas partes pero también el beneplácito para depurar las estructuras de poder. Para algunos distraídos, esto podría suponer el final de ciertas corrientes políticas; pero es estrictamente lo contrario. Será el final de quienes se encuentran comprometidos, pero también servirá para quitar adversarios del camino bajo el pretexto adecuado. Podría parecer perverso, pero no lo es tanto.

Y es que, cuando se pregunta por los resultados, nadie puede decir que no existen. El escalamiento de la respuesta en las designaciones, las guerras por asociación, las capturas de liderazgos criminales, los operativos, la inteligencia eficiente han mermado de manera contundente el trasiego de enervantes; las muertes y, en consecuencia, han generado una inercia favorable que les ha permitido transitar como Gobierno a pesar de las presiones. Y si bien es una diplomacia de coerción llena de puntos de presión, también les ha dado el beneplácito y la confianza de quienes gozan del visto bueno.

Los cambios ya están hechos. La salida del procurador Gertz significa la posibilidad de transitar en un terreno más plano, más directo. Es un cambio administrativo, sí, pero es un mensaje político por encima de todo: decirles a propios y extraños que no existirán más canonjías, que la cooperación —a diferencia del pasado— será clara, permanente, contundente, obvia y necesaria.

Significa que hay una sola línea, monolítica, y que vendrán acciones pragmáticas para darle cabida al proyecto. Y entonces, no hay plazo que no se cumpla: parece terminar un periodo de gracia, donde hábilmente el pasado sale a relucir diciendo “yo también te puedo defender”, como sucedió hace unos días, pero parecen no darse cuenta que no es ella quien necesita ayuda de nadie. Y, curiosamente contrario a lo que todos creen, es esa ayuda la que no llegará para nadie.

Moneda en el aire: Gertz

Reza el dicho, “¿Qué es un procurador?, un abogado con prestigio dispuesto a perderlo” la salida de Alejandro Gertz de la Fiscalía General de la República no termina con su renuncia, ahí es cuando comienzan los calvarios, y es que durante 7 años, solo después del Procurador Rafael Rebollar que duró 11 años en el encargo y 10 meses más que Óscar Flores Sánchez y que Jorge Carrillo Olea , Gertz Manero ha sido uno de los que más tiempo ha durado en su encomienda.

Esto tiene sus problemas, pues la cantidad de información, de casos, y de intereses en juego -ni siquiera los propios- lo convierten en un exfuncionario en alguien que se tiene que tratar con sumo cuidado, en un castillo de cristal donde se pueda saber todo absolutamente de su actuar. 

El tiempo dirá el resultado del legado de Gertz al frente de la Fiscalía, hoy es muy temprano, sin embargo algunos casos lo podrían alcanzar, por ejemplo los enredos, los malos manejos y mentiras en los que lo terminó involucrando Alejandro Encinas y Omar Gómez.

Eduardo Zerón García

@EZeronG