INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EMPLEO

La lucha de la IA vs. el empleo en el imaginario colectivo

¿Qué tan navegable será el mercado laboral mexicano cuando la IA reconfigure las tareas y transforme las cadenas productivas? | Leonardo Martínez Flores

Escrito en OPINIÓN el

Desde hace muchos años traigo pegados con pegamento permanente los lentes del pensamiento sistémico, por lo que la realidad que veo, independientemente del ámbito en el que esté o del problema que quiero resolver, siempre se me presenta como una maraña de esferitas en movimiento ligadas entre sí.  El tema de los impactos que puede generar la inteligencia artificial (IA) sobre el empleo no es, por supuesto, una excepción. En este caso me imagino la irrupción de la IA como la llegada inesperada de una partícula subatómica que choca contra un átomo de estructura compleja y relativamente estable, compuesto por muchas partículas de diferentes tipos. La colisión genera un alud de efectos en cascada: las partículas que formaban parte del átomo salen disparadas con trayectorias y velocidades imprevisibles que chocan a su vez con otras del entorno. Los cambios que sufre el ecosistema inicial son muchos y la verdad es que no los podemos prever.

Análogamente, la IA, y sobre todo la que se conoce como inteligencia artificial generativa (IAG), ha empezado a generar efectos en cascada sobre los mercados laborales. Los impactos transformarán por completo el ecosistema que los mercados forman con la educación en todos sus niveles. Es muy pronto para entender las características y los alcances de esa transformación, por lo que lo más prudente es prepararse para poder adaptarse de la mejor manera posible a los cambios que vienen.

Muchas universidades, organismos internacionales y empresas consultoras han estado publicando pronósticos sobre esos impactos, pero la verdad es que lo que están haciendo es aventurarse a definir las trayectorias y las velocidades de la lluvia de partículas generada por la colisión de la IA contra los mercados laborales. No sólo están pronosticando lo impronosticable, sino que lo hacen usando los métodos estadísticos y econométricos de siempre, que no sirven para esos propósitos. Cuando vean cifras que aseguran que la IA afectará al equis por ciento del empleo, y que el otro equis por ciento de los trabajos serán reemplazados por la automatización, acuérdense de que son datos que surgen de la creencia de que podemos calcular las trayectorias y las velocidades de la lluvia de partículas.

Hay muchas cosas que decir sobre este tema, por lo que sólo me concentraré en algunas de ellas. Empiezo diciendo que las discusiones y los estudios actuales han puesto el énfasis sobre la eliminación de trabajos actuales por la automatización que permiten los modelos de IA, lo cual es totalmente comprensible por el estrés que genera la pérdida de empleos entre la población que ya forma parte de la fuerza laboral, así como por la pérdida de oportunidades de empleo entre la población que está tratando de insertarse por primera vez en los mercados laborales. Es, sin duda, un tema apremiante de política pública.

Pero lo que muchos no están viendo es que la IA no sólo facilita la automatización de muchas tareas, sino que está transformando la forma de trabajar y los procesos que conforman las cadenas productivas. Esto conlleva cambios profundos no sólo en las habilidades que requieren los trabajos de hoy, sino en la eventual permanencia de dichos trabajos. Creo que la visión lineal prevaleciente en la mayoría de los pronósticos publicados pone el énfasis en la probabilidad de sustitución de los trabajos por la automatización, esa es la preocupación que define el estado del imaginario colectivo. Pero la verdad es que muchos de los trabajos actuales, sustituibles o no, dejarán de existir en muy pocos años. La IA está modificando las cadenas de valor, lo cual implica que muchos de los trabajos que las consultoras y organismos internacionales creen que no están amenazados por la automatización, simplemente dejarán de ser necesarios en el ecosistema laboral de un futuro muy próximo. 

Como lo he manifestado en varias ocasiones, me parece que el marco analítico más adecuado para entender este tema es el de la economía de la complejidad, que es una manera de llamarle a la aplicación de sistemas complejos a la economía. Desde esta perspectiva, el mercado laboral se asienta sobre una red dinámica de ocupaciones conectadas por habilidades. Una posición de trabajo deja de corresponderse con un diploma técnico o universitario y se define como un conjunto espacio temporal de habilidades específicas. Visto de esta manera, lo importante ya no es tener un título técnico o universitario que arrastra una currícula acartonada de materias muchas veces desconectadas y anacrónicas, sino contar con las habilidades que los nuevos trabajos y las nuevas cadenas productivas, definidas por la IA, requieren hoy en día. El riesgo no es solamente perder el empleo, sino que no podamos transitar a otro —en otro sector o en otra posición de la cadena productiva— por la inflexibilidad de la ley, del sistema educativo y de las mismas empresas.

La IA no destruye ocupaciones completas, sino que reconfigura paquetes de tareas alterando la topología de la red que soporta los mercados laborales. Esto tiene implicaciones profundas para el desempeño de la economía, pues el número de empleos eliminados, la facilidad de cambiarse a otro y la reconfiguración de las cadenas productivas dependen de factores como la estructura productiva, la flexibilidad del marco legal, la agilidad de respuesta del sector educativo y la apertura del sector privado para modificar su cultura empresarial. 

Desde la perspectiva de la economía de la complejidad, ese espacio en el que me siento tan a gusto, la pregunta correcta no es ¿cuántos empleos va a destruir la IA?, sino ¿qué tan navegable será el mercado laboral mexicano cuando la IA reconfigure las tareas y  transforme las cadenas productivas?

Bueno, continuaré con el tema.

Leonardo Martínez Flores

@LeonardoMa39814