#RECOVECOS

Las 7 vidas de Adán Augusto

Muchas son las escaramuzas de Adán Augusto, el caso de Hernán Bermúdez es el más inquietante por las implicaciones con el crimen organizado y por las ramificaciones políticas del asunto, pero de todo ha salido avante. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

Adán Augusto López Hernández se sabe poseedor de un blindaje a prueba de presidenta de la república con A. En septiembre, el coordinador de los senadores –cargo que tiene gracias al acuerdo con su amigo Andrés Manuel López Obrador por la confianza que le ha depositado como operador político– recibió un auténtico misil, no era el primero, al ser exhibidas sus cuentas ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), el brazo golpeador del gobierno.

“Los patos le tiran a las escopetas”, dijo socarrón en conferencia de prensa desde su castillo, el Senado de la República.

Viri Ríos, de las plumas afines al oficialismo, analizó el asunto y escribió

“’Que aclare’, dijo con sonrisa traviesa (la presidenta Claudia Sheinbaum). La sangre de Adán debió haberse helado. Atemos cabos: los datos filtrados a Televisa Noticias sobre la declaración fiscal de Adán son propiedad del SAT, un organismo federal; la investigación contra Bermúdez por parte de Omar García Harfuch a la cabeza, no sé si estos eventos podrían suceder sin el amparo de la más alta oficina del país, lo dudo. Acorralado, Adán no ha atinado a más que a mencionar que de cuándo a acá los patos le tiran a las escopetas, y tiene razón. Sólo que Adán es el pato. Para mí la principal duda no es si la muerte lenta y dolorosamente pública de Augusto fue orquestada, sino por qué se orquestó hasta ahora”.

Adán Augusto era un hombre que caminaba sin pena ni gloria por las oficinas de la oficina de campaña de Andrés Manuel López Obrador hace 20 años en la calle de San Luis Potosí. La verdad es que no llamaba la atención, aunque era evidente que gozaba de las confianzas de su paisano el candidato a la presidencia. Participaba en las reuniones de estrategia, tenía espacio preferente en los templetes y, por ejemplo, en 2012 operaba estados como Tabasco.

Pero no llamaba la atención.

La cercanía de Adán Augusto con López Obrador fue posterior a su formación en el PRI. Tuvo cargos importantes en el PRI y en el gobierno estatal. No es de extrañar porque el mismo López Obrador nació políticamente en el PRI, que luego reniegue de ese partido. Está en sus genes, o como decía Carlos Castillo Peraza: el pequeño priista que todos llevamos dentro.

López Obrador lo hizo secretario de Gobernación y luego lo aupó para ser gobernador de su estado. Le permitió competir a sabiendas de que la favorita era Claudia Sheinbaum para la candidatura presidencial de 2024.

Muchas son las escaramuzas de Adán Augusto. El caso de Hernán Bermúdez Requena es el más inquietante, tanto por las implicaciones con el crimen organizado como por las ramificaciones políticas del asunto.

De todo ha salido avante Adán Augusto.

Prominentes miembros de la clase política de la 4T han dicho que la operación para destituir a Alejandro Gertz Manero como fiscal General de la República le ha dado el oxígeno suficiente para sobrevivir al vendaval.

“Para mí la principal duda no es si la muerte lenta y dolorosamente pública de Augusto fue orquestada, sino por qué se orquestó hasta ahora”, ha dicho Viri Ríos. Sinceramente creo que Adán Augusto dijo la verdad cuando fue exhibido con sus datos del SAT que “los patos le tiran a las escopetas”. Tengo severas dudas de que esté sufriendo una muerte lenta, más bien tiene más vidas que un gato y va a cruzar el pantano por una sencilla razón: es amigo de Andrés Manuel López Obrador.

Punto y aparte

¿Alguien sabe dónde está el rector de la UNAM? Leonardo Lomelí cumplió al esconderse en estos meses y nadar de a muertito frente a la toma de instalaciones en distintas escuelas de la Universidad. En octubre de 2021 estos Recovecos reseñaron lo siguiente:

En diciembre del 2000 se celebró una reunión de rectores de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Ya por la noche un par de reporteros esperaban pacientemente la salida de los titulares de decenas de universidades y altos funcionarios de las casas de estudio.

Poco a poco, al salir, un rector de una universidad de un estado del norte se enfiló hacia uno de los periodistas y le estiró la mano para saludarlo, pero en la palma de la mano llevaba unos billetes. El joven periodista se percató y eludió el saludo. Un alto funcionario de una universidad pública de la Ciudad de México se dio cuenta del hecho. “Es que piensa que todos son así”, dijo a manera de disculpa, aunque era a todas luces inconcebible.

Las universidades han sido espacio perfecto para la corrupción. Daniel Patricio Moreno, del Observatorio de la Corrupción e Impunidad, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, describió (Las Universidades Públicas dentro de la Estafa Maestra | Observatorio de la Corrupción e Impunidad (unam.mx):

“La presunta participación de ocho universidades públicas en el caso conocido como la Estafa Maestra, es decir, en el desvío multimillonario de recursos públicos en el Gobierno Federal, representa un caso significativo de corrupción en México, no solo por la magnitud de los montos involucrados, sino porque las instituciones de educación superior fueron parte fundamental del engranaje que hizo posible el desvío de recursos”.

De acuerdo con este análisis, en Tabasco estaba el mayor número de universidades implicadas en la Estafa Maestra, pero ocurrió mientras fueron gobernadores personajes emanados de dos partidos distintos: “uno afiliado al PRI y, la otra, por un gobernador del PRD, cada uno de los cuales nombró a rectores con los que compartían afinidad política”.

Además, se encontró que varios rectores señalados ocupan cargos públicos en los estados donde se encontraban las universidades que encabezaron.

Para colmo, fue evidente que los órganos de control universitario no lograron inhibir o corregir los actos de corrupción. Cabe mencionar que no fue Andrés Manuel López Obrador quien denunció la Estafa Maestra, fueron periodistas.

Historias hay muchas. Por ejemplo, en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) es conocido el grupo que se ha apoderado de la misma desde hace décadas, encabezado por Gerardo Sosa Castelán, motejados como “La Sosa Nostra”, y descritos profusamente por el fallecido periodista hidalguense Miguel Ángel Granados Chapa.

Lo curioso es que personajes vinculados a ese grupo han sido candidatos y hasta alcanzado puestos de elección popular de la mano de Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En 2011 se suscitó un debate en torno a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, creación de López Obrador como jefe de gobierno capitalino. En una carta que reprodujo La Jornada, enviada por Manuel Pérez Rocha, primer rector de esa institución y que lo fue por nueve años, a la entonces rectora Esther Orozco, expuso:

“(Esther Orozco) has ocasionado un daño irreparable a la institución, haciendo acusaciones públicas generales y abstractas a los maestros, con lo que pagan justos por pecadores. Has hecho un daño enorme a los estudiantes ¿cómo van a conseguir trabajo si llevan un título que expidió una universidad que su propia rectora dijo que es un fraude y que los alumnos tienen un ‘pésimo desempeño académico’?”

En 2020 un reportaje de Reforma titulado “Sale cara la UACM y sus alumnos no rinden” provocó una furibunda respuesta del mismo Pérez Rocha en tres artículos publicados en La Jornada para desacreditar el trabajo periodístico. Hoy, a ciencia cierta, no hay claridad en torno a los egresados de la UACM, que fue fundada en abril 2001 y que en su vigésimo aniversario no mereció ni una mención en las “mañaneras” de López Obrador.  

Algunas otras historias universitarias son, por decirlo menos, peculiares. En su número del 12 de enero de 2016, el semanario Ríodoce tituló así su reportaje central: “En el campus de la UAS, pacto entre Sean Penn, Kate del Castillo y el ´Chapo´ Guzmán”.

Del escándalo por la entrevista entre el actor estadounidense Sean Penn con Joaquín El Chapo Guzmán y que se publicó en la revista Rolling Stone el 2 de octubre de 2015 derivó la investigación del semanario sinaloense que descubrió que el encuentro de celebridades con el capo del narcotráfico ocurrió en instalaciones de una reserva ecológica de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

“Los dos y sus ´colaboradores´ fueron guiados en un tour por la Reserva y se dijo que Guzmán Loera se quedó maravillado con una gran jaula instalada para la protección de guacamayas.

Después del recorrido comieron mariscos y carne asada”, reseñó el semanario.

En Recovecos de septiembre de 2019 se describió que desde 1919, la UNAM ha tenido 33 rectores y que 26 de ellos han ocupado cargos de nivel secretario de Estado en distintos gobiernos, desde el PRI, PAN y hoy en Morena. 

Pongamos en contexto: La Universidad Nacional cumplió 470 años de existencia y un poco más de 100 años como la conocemos hoy. Hubo épocas oscuras en las que, por ejemplo, las mujeres estaban fuera de su órbita.

Los premios Nobel que ha tenido México pasaron por sus aulas, Octavio Paz, Mario Molina y Alfonso García Robles.

Un dato histórico: Joaquín Eguía, primer rector de la Universidad en 1910, fue director del Registro Público de la Propiedad en 1874. El último rector con puestos relevantes en el gobierno fue José Narro Robles, secretario de Salud, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, incluso peleó por la dirigencia nacional del PRI, partido a cuya militancia renunció en 2019.

Guillermo Soberón, fue secretario de Salud; Jorge Carpizo fue titular de Gobernación y de la Procuraduría General de la República; Juan Ramón de la Fuente fue secretario de Salud y hoy es representante de México ante la ONU; Manuel Gómez Morín fundó el Partido Acción Nacional y logró la autonomía de la UNAM; José Sarukhán, fue comisionado de Desarrollo Social; o José Vasconcelos, ministro de Educación. 

El rector Enrique Graue no pasó por ninguna oficina gubernamental y toda su actividad se ha desarrollado en el sector privado y en la academia, la misma UNAM

Para una serie de reportajes sobre los 50 años de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, La periodista Teresa Moreno reveló en El Universal que Graue protestó en contra de Gustavo Díaz Ordaz, en el movimiento estudiantil de 1968. “Estuve en numerosas marchas y protestas (en contra de Díaz Ordaz) como uno más de muchos”, le confió a Moreno. Era entonces alumno de la Escuela Nacional Preparatoria 4.

En el 450 aniversario de la UNAM entrevisté al entonces rector Juan Ramón de la Fuente, así como a los exrectores Guillermo Soberón, Octavio Rivero, Jorge Carpizo, José Sarukhán y Francisco Barnés de Castro. Con una visión autocrítica de la Universidad Nacional, reconocieron fallas en la máxima casa de estudios y la necesidad de actualizarla. De la Fuente pugnaba por un Congreso Universitario, a lo que se oponía Soberón.

Rivero, además de clamar por respetar la autonomía universitaria, dijo entonces que “hay quienes creen que convertir a la Universidad en una institución populista va a ser útil, pero quienes piensan eso son los verdaderos enemigos de la Universidad. La Universidad debe servir para formar cuadros de excelencia, aunque a algunos no les guste”.

Sarukhán y Barnés reconocieron que desde el poder, en particular desde la Presidencia y secretarías de Estado, hubo presiones, intromisiones... o una “buena relación”.

Fue Soberón quien contó: 

“La tarde del 6 de diciembre de 1976 ya habían transcurrido varias horas de conversación en la residencia oficial de Los Pinos entre el presidente José López Portillo y el rector (Guillermo Soberón). ´Ante los problemas que veo en México, para que yo pueda actuar necesito la confianza de su sociedad y un punto muy importante es la Universidad Nacional. Si la Universidad tiene confianza en su rector, entonces quiero que usted siga siéndolo´, dijo el presidente”.

Y agregó López Portillo: “´Fui egresado de la Universidad y profesor universitario. Por eso, como un universitario más le pido que continúe en esa responsabilidad y haga honor a la confianza que le tiene la comunidad universitaria”.

Soberón dijo: “Si se lo pide el Presidente de la República uno no puede ser tan necio, o sí se puede, pero accedí a continuar en un segundo periodo al frente de la Rectoría”.

Hoy que Andrés Manuel López Obrador critica como presidente de México a la UNAM (estamos hablando que esto se publicó en octubre de 2021) cabe la pregunta: ¿Por qué a la UNAM?

Lo cierto es que la UNAM cumplió el mes pasado 470 años (hoy suman 474) de historia y el sexenio de un presidente dura seis años. Afortunadamente.

Lo lamentable hoy es que la UNAM tiene un rector impuesto desde la 4T y sin los arrestos para defender a su comunidad.

Punto final

¿Por qué tanto silencio en los institutos nacionales de salud pública? 

 

Jorge Ramos Pérez

@jorgeramos7773