LA NOCHE DE LOS 41

La noche de los 41 y los pendientes actuales para la diversidad

“La Travestiada” de Yobaín Vázquez coloca en un primer plano la reflexión sobre lo acontecido en ese barco que transportó a 12 hombres travestis tras ser arrestados la noche los 41. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

El día podría ser incierto, algunos dicen fue la noche del 18 de noviembre de 1901, otros que la madrugada del 19, pero lo que es cierto, es que ese episodio cambió la trayectoria de las personas pertenecientes a la diversidad sexual, pues, aunque de forma violenta, por primera vez se visibilizó su existencia, al publicarse en los principales periódicos de la época, la realización de una redada en una casa en la que había una fiesta, cuyos participantes eran puros hombres

Este suceso, conocido al paso del tiempo, como la noche los 41, implicó reconocer la existencia de relaciones entre personas del mismo sexo, en todos los sectores sociales, pues se supo que lo mismo había integrantes de las élites políticas que ciudadanía común. En el caso de los primeros, protegidos e invisibilizada su participación en la polémica fiesta, mientras que, en el caso de los segundos, sufrieron escarnio público y recibieron sanciones administrativas y carcelarias.

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Carlos Monsiváis ha sido uno de los literatos e historiadores culturales que más han abordado el suceso, a partir de diferentes lecturas, y con una investigación documental robusta. Lo identifica como ese momento irruptor en la escena pública de personas distanciadas de la tradición de vínculos amorosos entre mujeres y hombres, exclusivamente, pues surgen las ilustraciones en los periódicos, en las cuales, se intenta recrear la escena, con su respectivo toque caricaturesco. 

Como ya se mencionó, se dice, aunque también se ha comprobado, hubo quienes gozaron de una protección para evitar sanciones y eludieron la justicia. Incluso, se habla de 42 participantes, pero uno de ellos fue invisibilizado para la posteridad, Ignacio de la Torre, quien era yerno de Porfirio Díaz, y todas las voces aseguran su presencia y la ayuda recibida por parte de la propia policía para salir avante. 

Pero no fue el caso de otras personas presentes, 12 participantes, quienes vestían ropas femeninas, y tras ser detenidos, fueron rapados y enviados a Veracruz para ser trasladados a la península de Yucatán, donde, en el Porfiriato, solía dejarse en las selvas peninsulares a quienes eran considerados una problemática social.

Si bien no se supo nada de ellos a partir de la materialidad histórica, desde la literatura, Yobain Vazquez recrea la travesía de La Chinaca, Panzamarrana, Wilde, Chata Figueroa, Quinita, Dreyfus, Rosa, Zaza, Clemencia, Mazurka, Ángeles Peralta y Juana en un buque de carga y de guerra para ser conducidas a cumplir con su castigo. 

Una travesía que podría haber sido rutinaria, más, con la presencia de quienes fueron encontrados vestidos de mujer, se convirtió en una auténtica odisea por diferentes puntos del sureste mexicano, como Puerto Progreso, Isla Mujeres y Cozumel, en la que hubo intrigas, amor, celos, cuestionamientos a la heteronorma, certezas de la hipocresía social de quienes participaron en el baile o pudieron haber sido partícipes, pero lo negaron, y reflexiones sobre el vivir dentro de una sociedad en la que cualquier intento de resquebrajar las normas, era motivo de punición. 

Este viaje, “La travestiada”  (FCE, 2025) nos sitúa en ese México porfiriano, descrito a través de los ojos de La Chinaca, protagonista de la novela, y de sus compañeros de baile y de viaje, donde la diversidad sexual era clandestina, aunque muchas veces fuera visible; en el que también había prototipos del ser homosexual y llegaban influencias de otros lugares como la obra de Oscar Wilde u otras de alcance similar. 

A 124 años de los sucesos, en medio de una vorágine actual de cuestionamientos hacia los derechos de las poblaciones LGBTTTIQ+, la literatura nos sirve de vehículo para confrontar esas visiones en contra de una de las mayores riquezas humanas, la diversidad; así como, para hacernos reflexionar si, estas actitudes actuales, no son las mismas de hace un siglo y dos décadas, con la diferencia, de que, actualmente, esta garantizado el derecho a la no discriminación en la Constitución Política Federal, y en las estatales, existen convenciones y declaraciones en la materia a favor de la salvaguarda de los derechos de los grupos históricamente vulnerados, y el propio Estado mexicano ha reconocido que por décadas cometió abusos y atropellos en contra de las personas pertenecientes a los colectivo de la disidencia sexual.

Por lo tanto, “La Travestiada” coloca en un primer plano la reflexión sobre si lo acontecido en ese barco con 12 hombres travestis queda para las anécdotas de la historia o es un reflejo simbólico de una realidad actual en la que se asesinan a más de 70 personas LGBTIQ+ al año, no hay un presupuesto público real etiquetado para la atención a este sector poblacional ni un área específica de atención dentro de los órganos de gobierno, además de que siguen sin reconocerse plenamente sus derechos humanos en toda la República Mexicana y continúa siendo uno de los grupos más discriminados por la sociedad mexicana, y por que no, global. 

Leonardo Bastida

@leonardobastida