LA FILÓSOFA ALENKA ZUPANCIC

Alenka Zupancic, una lectura crítica a la contemporaneidad

Alenka Zupancic se ha convertido en un referente de la filosofía contemporánea. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

Con más de una decena de artículos y libros publicados, y traducidos al español, y centenas de conferencias alrededor del mundo sobre las razones por las que el psicoanálisis es una herramienta que nos permite comprender al mundo actual, cuestiones éticas, las delimitaciones actuales de la categoría sexo, el papel de la comedia en nuestras vidas cotidianas y las transgresiones a las estructuras de poder, la filósofa eslovena, Alenka Zupancic se ha convertido en un referente de la filosofía contemporánea.

Cofundadora de lo que se ha conocido a escala global como la Escuela de Liubliana, de la que también forman parte sus compañeros de universidad, Slavoj Zizek y Mladen Dolar, consistente en la fusión del pensamiento filosófico y psicoanalítico, aunque no necesariamente ella y los autores se consideren una escuela como tal, la catedrática visitó por segunda vez nuestro país para impartir una serie de conferencias sobre sus más recientes preocupaciones y presentar sus últimos libros, publicados en nuestro país a través de Editorial Paradiso, y recientemente, Sexto Piso.

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En su conferencia “Bienvenidos a la Riviera de lo real: la desmentida y el contenido generado por la inteligencia artificial”, impartida en la Universidad del Claustro de Sor Juana, la pensadora eslovena precisó que una realidad inevitable es que la denominada inteligencia artificial ya es parte de nuestras vidas, y es relativamente sencillo, para muchas personas, poder tener una experiencia con este tipo de tecnología digital a través de insumos como el Chat GPT, una tecnología que llegó para quedarse, y sobre la cual, cabe interrogarnos a qué es a lo que nos enfrentamos con su presencia en muchos ámbitos de nuestras vidas cotidianas. 

Previa advertencia de la autora sobre la parcialidad de su reflexión, pues continúa trabajando en ella, planteó la pregunta ¿Cómo es que el desarrollo de la inteligencia artificial transforma nuestra forma de pensar?, pues a diferencia de otros momentos de la historia, mediante sistemas como el Chat GPT es posible tener un oráculo particular para darnos todas las respuestas que necesitamos.

Sin embargo, advirtió que debemos cuestionar el origen del contenido generado por la inteligencia artificial, que en términos psicoanalíticos podría ocupar el lugar del inconsciente, pero podría resultar ser sólo un espejismo, pues las respuestas otorgadas por esta herramienta pudieran ser complacientes, y en realidad, no aportan ninguna solución o información relevante.

Por ello, planteó las posibilidades de la imperfección de la máquina, en el sentido de que, están diseñadas o programadas para algo, sin que, necesariamente, lo resuelvan de una manera adecuada, pues podría haber algún tornillo faltante. En el caso de la IA, indicó que está se construye a partir de modelos de lenguaje, más depende de lo que se le ha alimentado, e incluso, depende de su propio contenido, sin que este, sea necesariamente real o verdadero.

Esto se puede traducir en situaciones como la “creación” de ciertas imágenes, que plasman realidades inexistentes, pero contribuyen a la construcción de imaginarios colectivos, como fue el caso de las animaciones de “Riviera de Medio Oriente”, en la que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, planteó la posibilidad de hacer un espacio turístico en la actual Palestina. Una idea que ciertos sectores pueden acoger, pero está sustentada en la desinformación, en verdades manipuladas, e incluso, en una abierta posición cínica.

De allí que la catedrática en múltiples universidades europeas considere que la inteligencia artificial, aún en ciernes, representa una transformación a las maneras en que nos explicamos el mundo, que puede ser útil, con cierta perspectiva crítica, pero también, “tan devoradora como un tornado”.

Pero, las lecturas de la contemporaneidad no sólo están enfocadas al papel de las tecnologías en nuestras vidas cotidianas, sino que hay muchos otros elementos por analizar, y por ello, la también autora de “¿Por qué el psicoanálisis?” (Paradiso Editores, 2013), impartió una segunda conferencia, titulada “El poder paranoico”, cuya premisa consistió en explicar cómo esta escuela psicológica ayuda a “pensar, estudiar y cambiar la estructura del poder autoritario”. 

Impartida en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, la conferencia tuvo como eje de reflexión el escenario estadounidense derivado de la segunda administración presidencial de Donald Trump, debido a que es una realidad extrema, con respecto a la denostación del género y todo aquello vinculado con esta construcción sociocultural, así como con la migración y la búsqueda de una supuesta seguridad nacional y global.

Conforme a su propuesta teórica, la autora de “Sobre la comedia” (Paradiso Editores, 2009) retomó la noción psicoanalítica de “castración”, en alusión a la pérdida de un lugar en el mundo por parte de ciertos líderes y grupos, quienes recurren a la queja constante de una supuesta feminización de la sociedad, una sugerida pérdida de libertad de expresión ante la imposibilidad de insultar al otro y una hipotética invasión de criminales.

Lo anterior, debido a que hay una impotencia para mantener el poder y disfrutarlo, lo cual genera una paranoia, cuyos resultados son la utilización de ciertos términos para alentar a la población en contra de grupos históricamente débiles, en el sentido de poco goce de sus derechos, y el recurrir a todo tipo de estrategias para hacer sentir la presencia de una amenaza. 

Por ello, ante el temor de la emasculación, se dispersa la idea de que hay grupos débiles como las mujeres, las personas LGBTIQ+, migrantes, afrodescendientes, entre otros, que pueden poner en entredicho la seguridad y el orden social establecidos. La respuesta es incorporar conductas autoritarias, establecer símbolos de dominio, ser lo más inaccesibles posibles y apelar a lo natural como el orden que deben seguir las cosas y las personas. 

Con esa contundencia, la filósofa también presentó su más reciente libro traducido al español “Que se pudran. El paralelaje de Antígona” (Sexto Piso, 2025), en el cual retoma la obra trágica de Sófocles, homónima al título de su libro, para reflexionar sobre tres ejes: la violencia, los ritos funerarios y su transgresión y la no muerte, derivados de las inquietudes de la autora sobre su lectura del texto clásico, que ella misma califica como el más comentado en la cultura occidental. 

Tragedia cuya trama se centra en el resquebrajamiento de Antígona de la decisión de Creonte, gobernante de Tebas, de no permitir el entierro de Polinicles y dejar su cadáver al aire libre, después de que este tuviera una batalla en contra de su hermano Eteocles, debido a que entre ellos no se respetó el acuerdo de que cada uno gobernaría Tebas por un año. Ambos son hijos de Edipo, al igual que la protagonista, ese personaje condenado a matar a su padre y a tener hijos con su madre.

Más, Antígona desafía ese edicto y cubre el cadáver de su hermano, por lo que es condenada a ser enterrada viva. En la lectura de Zupancic, este suceso es el reflejo de una violencia sustentada en algo más que la institución representada por Creonte, una acción llevada al extremo derivada del cuestionamiento a algo que considera injusto. Pero también, una paradoja, pues la propia protagonista asegura que si el cadáver expuesto públicamente fuera de su esposo o de sus hijos, no rompería con las reglas y dejaría que se pudriera.

Esta situación es la que la autora considera relevante pues esa contradicción podría mostrar que sólo en ciertos momentos y con ciertos elementos ocurren ese tipo de actos trastocadores de un cierto orden político y social, y ante, Creontes contemporáneos, cuyas decisiones son totalmente subjetivas y reflejos de un ejercicio de poder injustificable, surge la necesidad de quienes irrumpan en el escenario público para cuestionarlos. 

Leonardo Bastida

@leonardobastida