Hace 20 años, los Estados integrantes de la Organización de las Naciones Unidas aprobaron y se adhirieron a la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y reconocida como los principios fundamentales de dicha disciplina reflexiva.
Un campo de conocimiento interdisciplinario que a partir de la pandemia por covid-19 ha retomado un auge ante la necesidad de reflexionar sobre aquello relacionado con la vida y el impacto de los desarrollos científicos y tecnológicos en los seres vivos y el entorno ambiental, y que, el 19 de octubre de 2005, contó con una serie de principios a seguir o tomar en cuenta para analizar las problemáticas referentes a los objetos de interés de esta rama de estudio.
La Declaratoria señala que en cualquier asunto relacionado con “cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales, jurídicas y ambientales”, se deben privilegiar la dignidad humana y los derechos humanos, la autonomía de las personas con respecto a sus decisiones y la salvaguarda de su privacidad y su confidencialidad.
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Además de establecer, en su artículo 4, que “al aplicar y fomentar el conocimiento científico, la práctica médica y las tecnologías conexas, se deberían potenciar al máximo los beneficios directos e indirectos para los pacientes, los participantes en las actividades de investigación y otras personas concernidas, y se deberían reducir al máximo los posibles efectos nocivos para dichas personas”.
Sumado a la garantía de investigaciones científicas con un respaldo ético y bioético, la garantía de igualdad, justicia y equidad, la no discriminación y la no estigmatización, el respeto a la diversidad cultural y al pluralismo, así como el fomento a la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad social y la promoción a la salud.
Todo ello, con la finalidad de que haya un aprovechamiento compartido de los beneficios resultantes de las investigaciones científicas y sus aplicaciones, se protejan a las generaciones futuras y al medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad, y se eviten prácticas que “vayan en contra de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la dignidad humana”.
Uno de los libros publicados más recientes en la materia es “Historia, antropología y bioética médica. Encuentro multidisciplinario”, de la Facultad de Medicina de la UNAM, coordinado por Xóchitl Martínez Barbosa, Elia Nora Arganis Juárez, Carlos Olivier Toledo, y en cuyo contenido, hay 12 artículos, de especialistas en la materia, sobre algunos asuntos relacionados con la salud y sus implicaciones históricas, antropológicas y bioéticas.
Un compendio que busca recalcar la relevancia de las humanidades y las ciencias sociomédicas en el ámbito de la salud y del conocimiento en general, y en cada artículo “se muestran las amplias posibilidades de estudio cuando se enriquecen con distintas visiones, teorías y métodos”, recalcan sus compiladores.
El libro, dividido en los tres apartados anunciados en su título, aborda desde la historia, temas como la medicalización del consumo de morfina en la Ciudad de México, la emergencia de la soledad patológica en México en la década de los 70 y la reconversión hospitalaria en el covid-19 y una panorama sobre la obesidad en México a lo largo del siglo XX; desde la antropología, un acercamiento al significado de la lactancia materna, el ser persona con diabetes durante la pandemia de covid-19 y los itinerarios terapéuticos de personas con glaucoma.
En el caso de la bioética, un artículo sobre la masculinización, autoritarismo y violencia en la formación académica y profesional médica en México, y otro sobre los dilemas bioéticos alrededor del VIH en nuestro tiempo.
A unos días de la conmemoración del 19 de octubre, Día Mundial de la Bioética, la publicación será presentada el martes 28 de octubre a las 17 horas, en el Salón de Profesores Eméritos, del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, ubicado en Brasil 33. esq. Venezuela, Centro Histórico de la Ciudad de México.
