A partir de la polémica elección presidencial registrada en 1988, nace el Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990 como una respuesta del gobierno ante la crisis de confianza en la organización, desarrollo y cómputos de los resultados electorales. Por ello, la nueva autoridad electoral se constituyó en 1996 como un organismo autónomo, con esquemas de vigilancia de los partidos políticos y de la ciudadanía; se estableció un sistema civil de carrera, y se le dotó de las atribuciones necesarias para el óptimo desarrollo de las elecciones federales.
Con el tiempo el IFE fue construyendo un factor fundamental para nuestro sistema democrático: credibilidad, ganada a pulso con la construcción de un padrón electoral confiable, listado nominales verificables y auditados, con un nuevo modelo de credencial para votar, la revisión de los ingresos y egresos de los partidos políticos, así como la apertura pública de las discusiones más trascendentales de su operación a través de su Consejo General.
En cada elección, el otrora IFE fue materializando diversas aportaciones que van desde sistemas informáticos para la operación electoral, hasta otros que reportaron el día de la jornada electoral los incidentes que, en su caso, se registraron, programas de resultados preliminares más robustos, entre varios más.
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Esto le valió al IFE que a mediados de los 2000, misiones electorales de América Latina, Europa y África se interesaran y analizaran en modelo mexicano como un referente técnico para la organización de procesos electorales.
Con una reforma constitucional en materia político electoral en 2014, surge el Instituto Nacional Electoral (INE) que heredó estructura, credibilidad y el capital profesional del IFE; con más y nuevas atribuciones dispuestas por el Legislativo.
Desde entonces el INE ha organizado las elecciones federales de 2015, 2018, 2021 y 2024 y, en coordinación con los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), las elecciones locales que año tras año se registran a lo largo y ancho del país. Incluso ha atraído elecciones locales cuando los OPLE no han tenido las condiciones suficientes para llevarlas a cabo cumpliendo con los principios constitucionales.
Entre sus principales aportaciones a la democracia resaltan la instrumentación del voto presencial electrónico en algunos consulados, así como el voto por internet para las y los mexicanos residentes en el extranjero; ha implementado mecanismos innovadores de voto anticipado; el voto de personas en prisión preventiva; la credencialización de personas en prisión preventiva; ha sido un referente fundamental para la adopción de acciones afirmativas en la esfera pública; ha impulsado decisivamente esquemas de paridad de género que ha implicado el empoderamiento de las mujeres en la representación política a la par que ha instrumentado diversos mecanismos para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia política contra las mujeres en razón de género; ha fortalecido la observación electoral; ha generado proyectos para la participación de las juventudes; construye ciudadanía con proyectos cívicos, entre varios más.
Además de las elecciones federales y locales, el INE organizó la primera Consulta Popular constitucional de 2021, así como el ejercicio de Revocación de Mandato de 2022, y la elección judicial de 2025.
Por la historia de la autoridad electoral IFE-INE de prácticamente 35 años ha recibido múltiples premios a su labor democrática de organismos como el Centro Internacional de Estudios Parlamentarios (ICPS) que en 2016 otorgó el premio “Uso Innovador de la Tecnología para la Gestión de las Finanzas Electorales”, por la implementación del Sistema Integral de Fiscalización; la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura (UNESCO), le otorgó en 2018 el reconocimiento a la evolución de la credencial para votar como un patrimonio moderno de México; la Asociación de Autoridades Electorales de Europa (ACEEEO) reconoció en 2021 al INE como una institución que garantiza que la voluntad de la ciudadanía se exprese en las urnas; varias instituciones nacionales e internacionales han reconocido al INE por desarrollar e implementar el Servicio de Verificación de Datos de la Credencial para Votar, entre muchos reconocimientos más.
Asimismo, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Interamericana de Organismos Electorales y diversas misiones de observación electoral han coincidido en la fortaleza de la credencial para votar; en la capacidad técnica y operativa para organizar y desarrollar procesos electorales en México, entre otras.
El INE es una institución democrática cuyo objetivo es la renovación periódica del poder público y la ciudadanía tiene la certeza de que su voto es contado para la opción política que determinó, dando así a la propia ciudadanía la facultad de dirigir el rumbo de esta gran nación, bajo esquemas de certeza, transparencia y rendición de cuentas de los actores políticos participantes.