La 4T tuvo un relato muy exitoso durante seis años, pero como le pasa a los artistas que tienen solo un hit, sigue repitiendo la misma canción aunque ya no entusiasme igual a la audiencia.
Durante años la narrativa estaba clara, AMLO y los suyos habían llegado para salvar al país del PRIAN, la Mafia del Poder. Cuando se atoraba una tema había que invocar a Calderón, a García Luna, y cualquier día era bueno para decir que todo era culpa de Claudio X González y preguntarse cuánto ganaba Loret.
Con el cambio de sexenio, el casting ahora es otro pero el relato es el mismo. Solo que ya no tiene los mismos resultados. Para jóvenes como mis alumnos universitarios, Calderón es una referencia muy lejana. El panista llegó al poder hace 19 años, y para millones de jóvenes el pasado, al menos el pasado inmediato, ya no es el PRIAN sino la primera temporada de la Cuarta Transformación.
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El contexto cambió porque ya no se le puede echar la culpa al gobierno anterior porque son los mismos, en muchos de los cargos de hecho son las mismas personas. También cambiaron los adversarios. No es lo mismo pelearse con Alito que con Grecia Quiroz; no se puede descalificar igual a los defensores del INAI que al movimiento campesino que hoy protesta por todo el país.
El problema es que desde el gobierno no se han enterado. Siguen con la misma receta, sazonada a veces por nuevos elementos como un nacionalismo escandalizado que evoca al himno frente a la amenaza transnacional; recurso que en América Latina suele ser efectivo pero que encuentra límites cuando el propio gobierno no se quiere pelear con el gobierno de Trump. O sea, sí nos indignamos pero nomás poquito.
Al gobierno le cambiaron las condiciones del juego, en pocos meses se le han multiplicado los conflictos, la agenda pública la traen perdida por más que evocan una y otra vez la carta del Mundial, y no hay semana en que la prensa no consigne las broncas en seguridad, economía o salud.
En esta semana crecieron las voces que le pidieron a la presidenta Sheinbaum que recapacite, que vuelva a tener “cabeza fría”, que no se deje envolver por quienes le endurecieron el discurso. Lo cierto es que hasta ahora sigue sin dar señales de que piense hacerles caso.
Por lo pronto, habremos de seguir oyendo las mismas historias, con los villanos conocidos, aunque esa película ya no sirva para desviar la atención.
