COP30

COP30: el reloj climático avanza más rápido que las promesas

La COP30 confirma que, aunque se han logrado avances tecnológicos y compromisos más amplios, el mundo está lejos de reducir emisiones al ritmo necesario. | Laura Rojas

Escrito en OPINIÓN el

A diez años del Acuerdo de París, la COP30 en Belém llegó en el momento de reconocer que ya no será posible limitar el calentamiento del planeta a 1.5 °C. Año tras año, las cumbres climáticas cierran con avances parciales y con la sensación de fracaso. En este aniversario toca listar lo logrado y aceptar la magnitud de lo que aún falta.

Del lado positivo, durante esta década la energía solar y eólica se hicieron más baratas, la innovación tecnológica avanzó con rapidez y la inversión global en soluciones limpias alcanzó niveles récord. Más de un centenar de países amplió sus planes para incluir adaptación, financiamiento y estrategias de largo plazo. Esto ayudó a evitar un escenario peor: antes de 2015 se proyectaban aumentos de temperatura superiores a 4°C, mientras que hoy las estimaciones rondan 2.3–2.5°C si se cumplen plenamente los compromisos actuales. Aunque insuficiente, muestra que actuar sí hace diferencia.

El documento final de esta COP —el Global Mutirão— refuerza esa idea: el Acuerdo de París “sigue funcionando”, pero necesita un impulso mayor. Reconoce avances tecnológicos importantes, pero advierte que las emisiones no caen al ritmo necesario y que el margen para emitir sin rebasar 1.5 °C es ya mínimo y se reduce rápidamente.

La última década también deja un patrón evidente: los países negocian metas ambiciosas, pero las cumplen de forma desigual, tardía o mínima. El compromiso de reducir las emisiones globales 45% para 2030 está lejos de concretarse porque en lugar de bajar, las emisiones han seguido aumentando. El financiamiento prometido —los 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020— llegó tarde y aún no se distribuye en la escala necesaria, sobre todo, para la adaptación. La deforestación rumbo a 2030 sigue siendo una meta distante en varias regiones, y la reducción del 30% en metano apenas ha tenido avances reales.

Un punto clave para entender las expectativas reales es revisar quiénes están cumpliendo con el Acuerdo de París. Hasta ahora, 122 países han presentado nuevas contribuciones nacionales (NDC). Suena alentador, pero significa que más de 70 no lo han hecho, y entre ellos están varios de los mayores emisores del planeta. Los países que sí actualizaron sus planes representan menos del 40% de las emisiones globales; los rezagados, más del 60%. La conclusión es dura pero necesaria: por más que algunos países aceleren su transición, sin Estados Unidos, China y otros grandes emisores plenamente comprometidos, es imposible mantener el calentamiento por debajo de 1.5°C, e incluso de 2°C.

Entre los acuerdos de esta COP destacan la convocatoria a una movilización global para acelerar la acción climática, el compromiso de realizar reducciones profundas y rápidas de emisiones, y la obligación de alinear los planes nacionales con la meta de emisiones netas cero hacia 2050. También se acordó aumentar el apoyo a los países vulnerables y movilizar al menos 1.3 billones de dólares anuales para 2035, con énfasis en adaptación y financiamiento concesional. Además, se creó un Acelerador Global de Implementación para ayudar a que los compromisos se conviertan en acciones reales.

Aun así, las brechas persisten. Muchos países no cuentan con planes sólidos, el financiamiento prometido no fluye a la velocidad necesaria y la desigualdad climática global se profundiza. La COP insistió en que la transición requiere del trabajo conjunto de gobiernos, ciudades, empresas, pueblos indígenas y sociedad civil.

A mediano plazo, el reto será transformar promesas en decisiones concretas: abandonar el uso del carbón, electrificar el transporte, proteger ecosistemas y fortalecer la resiliencia ante fenómenos extremos. A largo plazo, la meta sigue siendo evitar un futuro mucho más riesgoso e injusto, pero ahora con una urgencia renovada: Belém deja claro que la próxima década será decisiva. No basta con corregir el rumbo; es indispensable acelerarlo.

Laura Rojas

@Laura_Rojas_