MANIFESTACIÓN DE LA GENERACIÓN Z

Error haber estigmatizado la marcha del 15N

La estigmatización de la marcha de la Generación Z no debilitó a la oposición; debilitó a la democracia. | Fred Álvarez

Escrito en OPINIÓN el

La movilización del pasado sábado 15 de noviembre (15N) no fue una moda ni un capricho. Fue la manifestación visible de un profundo hartazgo social ante un fracaso monumental del Estado. La Generación Z —más de 30.4 millones de jóvenes víctimas de la precariedad y la violencia— salió a la calle porque su realidad oscila entre un desempleo que vuelve la escolaridad un "cruel sarcasmo" y el riesgo de convertirse en "carne de cañón" del crimen organizado.

La pregunta que las élites políticas evaden no es si la protesta es ideológica, sino cómo se atreven a politizar una exigencia de vida digna. Frente a este descontento genuino, la respuesta de Palacio Nacional no fue la empatía, sino la deslegitimación sistemática y la soberbia.

Y todo empezó con el supuesto informe "científico" de la conjura internacional presentado en la mañanera del jueves 13 de noviembre, por el señor Miguel Ángel Elorza quien empezó por descalificar a la generación Z, al afirmar que es una "campaña inorgánica, financiada y coordinada que cuenta con la participación de actores de la derecha nacional e internacional". El informe fue respaldado por la presidenta un día después. 

La negación desde la cima

La manera en que la presidenta Sheinbaum abordó las protestas no mostró firmeza, sino un evidente déficit democrático. Su declaración del lunes fue categórica: "¿Creen que nos van a debilitar? ¡No! ¡Soy más fuerte con el pueblo!". Al contrastar las calles críticas del Zócalo con eventos coreografiados en Palizada, Campeche, la mandataria revela una visión polarizante: para ella, solo las voces que aplauden son "pueblo".

Despachar las consignas como "leperadas" y ordenar investigar un "complot" en lugar de analizar el operativo policial, es una maniobra para criminalizar el disenso. Es doblemente grave cuando esto implica el regreso fáctico de los granaderos —cuerpo que ella prometió desaparecer en 2018— para gasear a jóvenes, mientras se ignora que padres de familia reportaron detenciones irregulares. La insistencia en su "invulnerabilidad" es la antesala de la desconexión absoluta: un poder que se niega a escuchar se vuelve ciego a sus propios errores.

Gases, "víctimas", cierre de filas  y el Bloque Negro

La jornada del 15N culminó en violencia y gas pimienta, dejando la plaza vacía y una herida social abierta. La narrativa oficial intentó usar el "victimato selectivo", empuñando la cifra de policías lesionados para ocultar las agresiones documentadas contra la prensa (como el caso de Víctor Camacho de La Jornada) y contra los manifestantes.

Sin embargo, el punto de quiebre narrativo ocurrió el martes, cuando el oficialismo cerró filas convocando a una inusual rueda de prensa en el Senado, quizá en el fondo fue por los comentarios realizados un día antes por el presidente Trump cuando dijo "no estoy contento con México", aludiendo incluso a hechos de violencia recientes en la Ciudad de México (evidentemente se refería al exceso del uso de la fuerza contra la manifestación de la Generación Z).

Adán Augusto López, flanqueado por Ricardo Monreal y la mayoría legislativa, calificó la marcha como una "embestida de la ultraderecha y el fascismo". Banalizar así conceptos históricos es irresponsable, pero más preocupante fue su incapacidad para responder a los cuestionamientos de la prensa.

El periodista Francisco Garfias de Excelsior puso el dedo en la llaga al cuestionar la inacción ante el llamado "Bloque Negro": "¿Lleva años infiltrado en las manifestaciones y no los paran, no los detectan, ¿por qué?". La respuesta de Adán Augusto fue evasiva, limitándose a decir que "la fiscalía investigará", mientras insistía en descalificar el número de asistentes.

Es aquí donde la contradicción del gobierno se vuelve insostenible: Si saben que hay infiltrados y "fascistas" organizados, ¿por qué nunca se desmantela al grupo de choque? ¿Dónde diablos está la inteligencia que tanto presumen? Raymundo Riva Palacio dice en El Financiero que el bloque negro "fue infiltrado por policías vestidos de civil, quienes no actuaron hasta que llegaron al Zócalo"; hay un reportaje de la web Sin Embargo que habla de que hay 18 bloques negros, mismos que han hecho acto de presencia en por lo menos 125 protestas ciudadanas.

Ese es un tema candente, y hasta este momento la sospecha ciudadana es que el "Bloque Negro" es funcional al poder: justifica la represión y permite desviar la atención de las demandas legítimas. La propia Presidenta se deslindó de esos grupos, pero el vacío de la investigación alimenta la duda. En efecto, hay que investigar quien es la mano que mece la cuna, pero no creo que la investigación la deba hacer la fiscalía, sino una Comisión Independiente.

¿Y la pinta antisemíta?

Por cierto, no podemos dejar pasar la pinta antisemita que apareció en la puerta de la SCJN contra el origen de la Presidenta, que llevó a que el gobierno de Israel elevara una protesta, de inmediato la codena fue replicada por Tribuna Israelita y la ciudadanía: el odio no tiene cabida en nuestro debate político. Este nos obliga a reafirmar el respeto y la no discriminación. Sin embargo, hay que ser claros: fue un acto de vandalismo aislado y ajeno al espíritu de la marcha.

Lo mismo que lo del Bloque Negro, urge una investigación para saber quién lo hizo, y sancionar al responsable.

El matiz y el símbolo

En ese mar de descalificaciones, Ricardo Monreal ofreció en la conferencia el único matiz de sensatez política, corrigiendo la plana: "Aun si fueran 100 o 100 mil, son voces que hay que escuchar". Incluso en su reciente artículo en Milenio, aunque califica la marcha de fracaso numérico, admite que ello "no desacredita ni un ápice la legitimidad de las demandas".

Monreal acierta al distinguir entre juicios de valor y de hecho, reconociendo que la inseguridad, la extorsión y la corrupción son innegables y que tragedias como el homicidio de Carlos Manzo "incendian la pradera". No obstante, genera una fuerte duda al afirmar que el gobierno "sigue avanzando". ¿en qué rubros?, ¿en seguridad?, Ricardo.

El miedo a la calle

El colapso simbólico del muro frente a Palacio y el uso de estandartes de ficción —como la bandera de One Piece— revelan que la ciudadanía busca en la narrativa idealista la justicia que su realidad le niega.

La unidad mostrada por el Legislativo sirve para blindar a la Presidenta, actuando como una barrera infranqueable que impide la autocrítica. Adán Augusto puede culpar a la "ultraderecha internacional" y Sheinbaum puede decir que es "muy fuerte", pero la realidad que demostró la jornada del 15N es que la autoridad teme más a la voz de la calle que a la violencia de la delincuencia organizada.

Ese es el verdadero error estratégico: criminalizar el hartazgo social en lugar de la impunidad que lo provoca. Al preferir el gas lacrimógeno, la teoría del complot y la instrumentalización del caos —ya sea tolerando al Bloque Negro o magnificando la deplorable pinta antisemita— el oficialismo logra desviar el debate, pero al costo de construir una "paz" tan efímera como peligrosa.

La estigmatización de la marcha no debilitó a la oposición; debilitó a la democracia. Un poder que se aísla, que se niega a escuchar las demandas legítimas de la Generación Z y de los padres de familia, se condena a volverse ciego a sus propios errores y a ser irrelevante ante los problemas reales del país. La ciudadanía no se irá a casa, solo se hará más fuerte. No habrá blindaje, ni en el Zócalo ni en el discurso, que lo resista.

 PD1: El alto mando militar modificó la ruta del tradicional desfile cívico-militar que conmemora la Revolución Mexicana, acortando significativamente el trayecto en un movimiento catalogado como inusual.  La prudencia se impone, enhorabuena. Ahora,  el desfile solo avanzará del Zócalo al Monumento a la Revolución.

PD2: Detienen al autor intelectual del asesinato de Carlos Manzo. Omar García  confirmó la captura en Morelia de Jorge Armando "N" ("El Licenciado"), señalado como quien ordenó la ejecución del exalcalde; su identificación fue posible tras analizar los teléfonos de dos cómplices que fueron asesinados por el propio grupo criminal para intentar borrar evidencias. Es nota.

Fred Álvarez

@fredalvarez