La indignación que causó la muerte de Carlos Manzo a manos de un sicario adolescente de 17 años de edad ha llevado a una porción de la sociedad a criticar la estrategia de seguridad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y el rol del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
El alud de opiniones para señalar la indolencia de las autoridades ante las exigencias de Manzo para enfrentar al crimen en el municipio que gobernaba son abrumadoras. La respuesta oficial fue acusar de “carroñeros” a quienes así lo hicieron, e hicimos.
Claudia Sheinbaum ya tiene un año al frente del gobierno federal. Relevó a Andrés Manuel López Obrador. En suma, son siete años en que gobierna Morena, la autodenominada Cuarta Transformación y, ahora, llamada “Segundo piso de la 4T”.
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Sin embargo, siete años del mismo gobierno ya no son justificación. La criminalidad sentó sus reales en muchas partes del país. No podemos cerrar los ojos a la realidad que entraña que los chilangos tengan pavor de acudir a las zonas boscosas por temor a ser víctimas de delincuentes.
La misma presidenta Sheinbaum apenas a unos pasos de Palacio Nacional fue víctima del indignante e inaceptable abuso de un sujeto que cometió un delito frente a decenas de personas. Es la impunidad la que campea.
El domingo 9 de noviembre, una semana después del cruento asesinato de Carlos Manzo en plena calle en Uruapan con cientos de testigos y policías alrededor, Claudia Sheinbaum presentó en Palacio Nacional un plan de rescate de Michoacán que busca, según leyó Omar García Harfuch: atención a las causas, lo que eso signifique; apoyo a la policía local, apenas se dan cuenta de un debate de 40 años, pero, en fin; consolidación de la Guardia Nacional, y detener a delincuentes.
La presidenta Sheinbaum informó que el plan de rescate de Michoacán contempla 12 ejes con más de 100 acciones y un monto de 57 mil millones de pesos. Cifras, cifras, cifras. Cantidades elefantiásicas… pero ¿y las personas? ¿Por qué no poner rostro a esas cifras que pueden parecer enormes?
Además, para 2026 se contemplan 37 mil 450 millones de pesos del Bienestar en beneficio de 1.5 millones de personas.
Como diría el gran Joan Manuel Serrat “dinero, dinero, dinero vil metal”. En realidad, lo que se necesita es voluntad política y cercenarse los brazos y piernas del poder político que están metidos en el narco.
Y no es aceptable que se contraargumente que se está esperando volver al pasado y que Felipe Calderón, y bla, bla, bla. No, para quienes quisieran documentarse un poco lean “El siglo de las drogas" del investigador Luis Astorga en donde se relata con rigor académico sobre los políticos metidos a narcos desde el arranque del siglo XXI. No, ni en eso son innovadores los políticos de la 4T, ya otros políticos del pasado han hecho lo mismo.
Ojalá el plan de rescate de Michoacán dé resultados. Las michoacanas y los michoacanos se merecen políticos de mayor estatura, que piensen en las siguientes generaciones, no en cómo no perder los comicios de 2027...
Punto y aparte
Leonardo Lomelí Vanegas es un académico respetable pero un pésimo rector. Quizá tenga las manos atadas y quienes le rodean como equipo no le ayuden a desatarse y plantar cara a los problemas en lugar de dejarlos que se pudran con el tiempo. Estos #Recovecos siempre han estado atentos a la querida UNAM, y en diversas ocasiones la pregunta es por qué los rectores se muestran medrosos frente al poder. Es entendible que recibió el respaldo de la actual presidenta Sheinbaum para estar donde está, pero de ahí a no resolver problemas hay una gran distancia. Hay casos excepcionales, pero es un hecho que a gigantes como Javier Barros Sierra le daría un poco de pena ver a quien hoy tiene las riendas de la máxima casa de estudios.
Punto final
“La diplomacia exige, necesita, de una cierta discreción, pero puedo garantizar que para España es prioritaria la normalización de nuestras relaciones con un país que consideramos muy próximo en todas las dimensiones”, dijo Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España al diario madrileño El País. Para pelear se necesitan dos. A ver cuánto tarda en “normalizarse” el entuerto.
