La doctora Claudia Sheinbaum llega a su primer informe de gobierno con logros en todas las áreas de la vida pública del país. Sin duda alguna uno de los más importantes, la reducción de las brechas de desigualdad y el acceso de las mujeres a una vida más digna y con mayores oportunidades. México vive uno de sus momentos más importantes en materia política: la consolidación de una profunda transformación que inició hace seis años.
Esa transformación sacó de la pobreza a 13.5 millones de mexicanos y nos colocó como la segunda nación de América Latina con menores índices de desigualdad. Algo nunca visto en los últimos cuarenta años. Por ello, la política social de la presidenta no sólo ha seguido esa línea de bienestar, si no que se ha profundizado a niveles históricos. Prueba de ello es que hoy, los programas sociales son un derecho constitucional para todas y todos.
Así, la presidenta ha llevado a la letra de nuestra Carta Magna: la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, la Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, las becas para estudiantes “Benito Juárez” y “Jóvenes Escribiendo el Futuro”, el apoyo para mujeres de 60 a 64 años y diversos apoyos para el campo. Lo anterior es de suma trascendencia por ser una decisión que trascenderá sexenios.
Te podría interesar
El neoliberalismo ha fracasado en diversas partes del mundo. Una de sus mayores críticas, la periodista Naomi Klein, sostiene que la imposición de ese modelo económico (producto del Consenso de Washington) privilegió por décadas el desarrollo económico, por encima del bienestar social (ampliando profundamente las desigualdades).
Por ello, desde su nacimiento, la transformación que hoy encabeza la doctora Claudia Sheinbaum, se fijó como uno de sus principales objetivos revertir los efectos y las políticas económicas (y sociales) de esta corriente, para abrir paso a un verdadero Estado de Bienestar. Así fue posible la recuperación de la rectoría del Estado en sectores clave como la administración de los recursos naturales, la educación y construcción de obras de infraestructura. Pero además, la distribución justa de la riqueza.
Como parte de lo anterior se instalan las diecinueve reformas constitucionales y las cuarenta nuevas leyes que ha impulsado el gobierno de la doctora Sheinbaum. Destacan sin duda alguna, la reforma al Poder Judicial (que puso fin al nepotismo y a otros males que se venía arrastrando por décadas en esta esfera), la reforma a la Guardia Nacional para incorporarla a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la reforma para recuperar la rectoría del Estado en empresas como Pemex y CFE, y la reforma para reconocer el derecho a la vivienda para las y los trabajadores.
Desde los diferentes Congresos, las y los legisladores hemos acompañado la visión de la presidenta, convencidos que un México próspero, seguro y con más oportunidades para la gente más desprotegida; es posible. Con firmeza se ha implementado una estrategia para atender las causas de la violencia y combatir a los grupos criminales. Pero también, se ha defendido la soberanía nacional ante la posición del nuevo gobierno de Estados Unidos. La presidenta ha sido clara: coordinación sí, subordinación no.
La doctora Claudia Sheinbaum llega a su primer año con más del setenta por ciento de aprobación, comprobado en diferentes sondeos y mediciones de opinión, y lo anterior no es fortuito. Los resultados de su administración son tangibles, pero además su cercanía y compromiso con el pueblo de México; ese pueblo que hace unas semanas abarrotó el Zócalo capitalino para arropar a su Presidenta. Desde esta columna quiero expresar mi reconocimiento por su destacada gestión en este periodo de gobierno.
Enhorabuena.