MIGRANTES EN EU

Migrar no es sólo trabajar

La Ley Programa Bracero 2.0 invita a reflexionar sobre qué pilares se sigue concibiendo a los programas de migración laboral-temporal como una opción viable de contención migratoria en EU. | Estefanía Salas Ramírez*

Escrito en OPINIÓN el
Alejandra Carrillo, Carril Sin Fondo, Litografía y serigrafía (2022).

El pasado 15 de julio, la congresista republicana, originaria de Texas, Mónica de la Cruz, presentó la propuesta Ley Programa Bracero 2.0 como una posible estrategia para enfrentar el auge de la llamada “crisis migratoria” que se vive en Estados Unidos. Al buscar revitalizar la experiencia de contratación temporal de migrantes mexicanos, que tuvo lugar a mediados del siglo XX, la iniciativa fue presentada como una apuesta segura para terminar con el problema de la migración indocumentada sin interrumpir de tajo los circuitos de movilidad transnacional de mano de obra. Aunque la propuesta podría parecer un intento por introducir matices en la radical política migratoria de la administración trumpista, no deja de evidenciar una cuestión clave dentro de la trama nacional estadunidense que el propio mandatario reconoce: las personas migrantes indocumentadas son parte esencial del funcionamiento de las estructuras capitalistas que se sostienen al interior de ese país.

Más allá del caso concreto de Estados Unidos, la propuesta de la republicana invita a reflexionar sobre por qué y alrededor de qué pilares se sigue concibiendo a los programas de migración laboral-temporal como una opción viable de contención migratoria. Una de las posibles respuestas a ello está en la valorización que se ha hecho de las personas migrantes, principalmente de aquellas provenientes del sur global, únicamente como fuerza de trabajo móvil. Operación que ha buscado desestimar e invisibilizar las profundas dimensiones que comprenden las experiencias migratorias de las personas, al tiempo que pretende negarles la posibilidad de ser más que “mano de obra” en un espacio nacional ajeno.

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Es cierto que este tipo de programas ofrecen importantes ventajas. Entre ellas se encuentra la oportunidad de movilizarse de manera legal y segura a través de fronteras, algo fundamental dentro del escenario migratorio presente tremendamente marcado por la violencia y abusos en todas las etapas de movilidad. También está la garantía de contar con un empleo y salario asegurado durante el periodo que dure el contrato. Sin embargo, la construcción de nuevos escenarios migratorios no debería girar únicamente en torno a garantizar las condiciones más elementales para una movilidad laboral digna, sino hacia horizontes migratorios que permitieran sostener la vida en todas sus dimensiones: además de lo material, en lo emocional, lo político, en los cuidados, los afectos, en lo social. Al respecto, el documental realizado por el investigador de la UNAM, Aaraón Díaz Mendiburo, Migranta con M de mamá (2020), es una invitación a expandir las perspectivas que se tienen sobre las implicaciones de los procesos migratorios enmarcados en programas de movilidad laboral. (1) ¿Es el factor económico la causa principal que impulsa la participación en estos programas? Sí, lo es. Pero ¿es el único elemento presente en la experiencia migratoria de quienes se enrolan en ellos? En absoluto.


A partir del seguimiento que el realizador hace de las historias de vida de tres mujeres mexicanas de origen rural que migran periódicamente a Canadá dentro de un programa de trabajo temporal, el documental muestra múltiples dimensiones de esta experiencia. Por un lado, se trata de una movilidad restringida, ampliamente reglamentada y custodiada, que asegura el sustento económico de familias enteras. Pero al mismo tiempo, coarta la vida de las mujeres migrantes, de sus familias e incluso de sus comunidades.

Las mujeres protagonistas, todas ellas madres, se ven obligadas a circunscribirse a contratos para laborar entre cuatro y ocho meses en los cultivos agrícolas de Canadá. En palabras de una de ellas, esta experiencia implica “dejar la vida atrás”. El programa dificulta la migración de sus afectos, de sus redes de apoyo y sociabilidad. Tampoco permite realizar una migración familiar o decidir, después de periodos de trabajo, establecerse de manera permanente en el país al que han ido a trabajar por nueve, diez, doce temporadas. La incapacidad de “echar raíces”. En consecuencia, quedan sujetas a desempeñar un rol como medios de reproducción del capital, sin la posibilidad de reproducir ampliamente la vida, bajo la advertencia de perder el empleo. Aun así, frente al rígido esquema de los programas, otra de las protagonistas recuerda: “todo mundo tiene mañas y se las ingenia para [resistir y enfrentarse]” a las estructuras de control de la migración laboral-temporal.

Ante este escenario, se invita a seguir cuestionando la mirada reduccionista que intenta continuar difundiendo la valorización de las personas migrantes y sus experiencias únicamente en términos de rentabilidad. Una mirada alrededor de la cual se ensayan, diseñan y justifican políticas migratorias en muchos países del mundo. Una realidad que se sostiene en profundas raíces históricas de lógicas de control migratorio sincronizadas con los tiempos, necesidades e intereses de la reproducción del capital. Reconocer a las y los migrantes en toda la complejidad de sus vidas, de sus afectos y de sus expectativas, es una exigencia que ha sido sostenida con fuerza por múltiples colectivos de resistencia migrante en distintas latitudes del mundo. Haciendo eco de ello, no debemos dejar de señalar la urgencia de trascender paradigmas que subordinan la movilidad a la lógica del trabajo y abrir paso a condiciones que permitan vivir y migrar con dignidad en todas sus dimensiones.

(1) Documental disponible para visualizar en https://www.cisan.unam.mx/proyectos/documentales/migranta.htm 


Estefanía Salas Ramírez*
Estudiante de la maestría en Historia Moderna y Contemporánea en el Instituto Mora. Sus líneas de investigación giran en torno a la historia de las migraciones en México y la historia de las fronteras, poniendo especial énfasis en las prácticas y estructuras de control migratorio transnacional.

Instituto Mora

@institutomora