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Ricardo Salinas Pliego, ¿presidente?

Lo más probable es que Ricardo Salinas Pliego no llegue a la presidencia, pero aún así podría alcanzar objetivos que le permitan superar los retos que hoy enfrenta. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

Desde finales del siglo XX se incrementó el número de empresarios en el mundo que tomaron la decisión de ser presidentes y lo lograron. Uno de los más significativos fue Silvio Berlusconi, en Italia, quien fungió como primer ministro durante nueve años. Más allá de si cumplió con las expectativas, de lo que no hay duda es que marcó una tendencia que hoy forma parte de la normalidad democrática.

Hoy, nadie se sorprende de que los empresarios alcancen las más altas posiciones de poder político o que sean personajes con amplias capacidades de influencia en los gobiernos, sin importar partidos ni ideologías. Si antes de que ocurriera este fenómeno los empresarios financiaban campañas o tenían medios de comunicación para ejercer un poder político, ¿por qué no podrían aspirar a ser ellos mismos los gobernantes?

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El desarrollo vertiginoso del modelo neoliberal en la década de los ochenta del siglo pasado y la crisis de representación política —que desembocó en una crisis de confianza en los políticos tradicionales— favoreció el arribo de personajes como Vicente Fox en el 2000 y de un número importante de gobernadores, presidentes municipales y legisladores que surgieron del sector privado.

Las ideas de libre mercado, apertura comercial, reducción del Estado y privatización modificaron el paradigma de la lucha por el poder. Si tomamos en cuenta, además, la importante participación de los empresarios en la creación, desarrollo y promoción de las nuevas tecnologías que revolucionaron el planeta, se puede comprender mejor por qué el sector privado ganó un enorme protagonismo mediático, económico y político.

Entérate: Sheinbaum niega que Grupo Salinas llegara a un acuerdo para el pago de impuestos. 

Con base en estos antecedentes, se puede comprender mejor el evento mediático de Ricardo Salinas Pliego que tuvo lugar el sábado pasado en la Arena Ciudad de México, que logró convocar a miles de personas. El objetivo principal no fue por supuesto el festejo de su cumpleaños, sino el presunto lanzamiento de una campaña política con diversas metas, tanto personales como sociales.

La estructura del espectáculo, y la de los mensajes específicos que envió ese día el empresario, se deben interpretar como un activismo que busca imponerse con mayor fuerza en la conformación del escenario político. También, como un desafío a los partidos de oposición que atraviesan por un momento de debilidad que les impide construir los contrapesos que necesita nuestra democracia.

Al parecer, Salinas Pliego no busca necesariamente la presidencia de la República para resolver los problemas fiscales que enfrenta desde hace varios años, sino para tratar de consolidar la imagen de un líder “antipolítico” con poder simbólico. Es decir, la de un personaje “valiente”, “exitoso”, “eficiente”, “progresista”, “sensible” y “ajeno a los errores y a la “presunta corrupción” de algunos gobernantes de Morena.

Te recomendamos: Ricardo del Muro. "El populismo empresarial del Tío Richie", en Opinión La Silla Rota, 27/10/2025.

La estrategia de comunicación política y la narrativa que el empresario nos muestra con mayor nitidez, tal vez pretende también sortear, de mejor manera, los obstáculos legales y fiscales serios que enfrenta por la afectación que provocan en sus empresas. Pero eso no es todo. La visibilidad que pretende le permitirá recuperar algunos espacios en los que su influencia era determinante para sus intereses.

Hasta ahora, no hay duda que el activismo de Ricardo Salinas Pliego se sintetiza en el reposicionamiento de su imagen personal, con objetivos concretos bien definidos. Sin embargo, en todos los que se pueden identificar, el menos viable parece apuntar en convertirse en el próximo presidente de México. Los factores en contra pesan demasiado. Sobresalen tres:

  1. Es sumamente difícil que la ciudadanía lo reconozca como víctima en el marco de los problemas legales y fiscales en los que está involucrado.
  2. No existe, al menos hasta hoy, un partido bien estructurado desde la oposición o con un esquema de alianzas que le permita lograr una candidatura eficaz y competitiva frente al poder que Morena y sus aliados han obtenido desde 2018.
  3. A pesar de las simpatías, emociones y esperanza que genera en algunos grupos de la población —de manera particular entre quienes no están de acuerdo con la forma en que está gobernando Morena—, su experiencia política como candidato o gobernante es limitada.

Consulta: Francisco Durán. "Empresarios a la presidencia", en Nueva Sociedad 225, Enero - Febrero de 2010.

Por supuesto que de aquí al 2030 pueden cambiar muchas cosas. Pero lo cierto es que el personaje dista mucho de tener las características de algunos empresarios que sí han logrado la misión de gobernar sus países. Las particularidades del escenario político actual del país levantan una barrera que le ofrece muy pocas posibilidades de éxito.

Replicar los modelos populistas de Donald Trump en Estados Unidos, Sebastián Piñeira en Chile, Daniel Noboa en Ecuador, Nayib Bukele en El Salvador, Rodrigo Chávez en Costa Rica, Jimmy Morales en Guatemala o Jair Bolsonaro en Brasil —por mencionar algunos ejemplos— es algo posible, pero muy poco probable. 

Para vencer la popularidad que ha logrado la presidenta Claudia Sheinbaum y capitalizar la inconformidad o desencanto que ciertamente tienen millones de ciudadanos en el país, la simpatía y empatía que despierta en muchas personas no son suficientes para cumplir la misión de convertirse en Presidente. Es evidente que Ricardo Salinas Pliego lo sabe, pero eso no significa que se anulen sus posibilidades de cumplir de manera exitosa con otros objetivos.

Recomendación editorial: Inés Nercesian. Presidentes empresarios y Estados capturados. Buenos Aires, Argentina: Editorial Teseo, 2020.

 

José Antonio Sosa Plata

@sosaplata