Está por terminar el mes de octubre también conocido como el mes rosa en el que, como cada año, se promueven diversas acciones con las que se busca visibilizar, sensibilizar y promover la detección, tratamiento, cirugía y, de ser necesario, los cuidados paliativos para el cáncer de mama. Conforme a datos de la Organización Mundial de la Salud, este es el tipo de cáncer más frecuente en mujeres –también se puede presentar en hombres pero en mucho menor medida con el 1%–, así como la causa de mayor mortalidad.
En 2022 se diagnosticaron 2.3 millones de casos en el mundo y fallecieron 670 mil mujeres, pero con enormes desigualdades pues en los países más desarrollados el índice de sobrevivencia es de alrededor del 80% debido a que más del 70% de los diagnósticos se dan en una etapa temprana, en tanto que en países como el nuestro solo sobrevive el 50%, ya que la detección oportuna es del 15% y lo cierto es que poco se ha hecho ante esta preocupante realidad.
Según el INEGI, en 2024 fallecieron en México 8 mil 451 personas por esta causa –de las cuales 64 fueron hombres– siendo que antes del 2018 el promedio anual era de 6 mil 476, representando un incremento de casi 24% y, hace unos días, el secretario de salud señaló que cada hora muere una mujer por cáncer de mama. De acuerdo con especialistas, esto se debe principalmente a la falta de una cultura de prevención ya que incluso sigue existiendo desconocimiento, desidia o vergüenza para realizarse la autoexploración, así como a un problema de infraestructura pues apenas contamos con 10 mamógrafos por cada millón de habitantes y 260 radiólogos especializados en patología mamaria, lo que explica en buena medida que únicamente el 27% de mujeres entre 50 a 69 años, que es un segmento de edad de alto riesgo, se hagan ese estudio.
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La detección a tiempo y un tratamiento adecuado pueden salvar muchas vidas por lo que, el anuncio de un nuevo Modelo de Atención Universal que recientemente hizo la presidenta Claudia Sheinbaum, con una inversión de 8 mil millones de pesos para la adquisición de mil mamógrafos, mil equipos de ultrasonido y la construcción de 20 centros de diagnóstico y una unidad de atención oncológica en cada entidad federativa, es sin duda una buena noticia que ayudará a revertir el grave retroceso en materia de salud que padecimos el sexenio anterior.
En este contexto, es importante reconocer el muy valioso trabajo que realizan instituciones privadas sin fines de lucro como Fucam, que atiende aproximadamente el 7% de casos que se presentan en el país, apoyando principalmente a mujeres de los sectores más desprotegidos. Tan solo el año pasado atendió mil 544 nuevos casos, realizó más de 2 mil 190 cirugías, proporcionó quimioterapias para 502 pacientes y sesiones de radioterapia para otras 855, con una atención de primer nivel y un trato de lo más humano como lo hemos podido constatar quienes hemos recurrido a esta noble institución.
En lo personal nunca estaré lo suficientemente agradecido con Fucam ya que, hace poco más de 7 años a mi mamá le diagnosticaron cáncer mamario a una edad avanzada sin contar con seguro social ni de gastos médicos, en un momento en que las condiciones económicas no eran las mejores. Afortunadamente se lo pudieron detectar en una etapa temprana gracias a la autoexploración y, lo más importante, no solo tuvimos la suerte de enterarnos de esta Fundación y de contar con cuidados médicos de gran calidad y de seguimiento constante a costos muy accesibles –aun después de que eliminaron el Seguro Popular–, sino también de un acompañamiento integral que es fundamental ante la preocupación, el miedo, la incertidumbre que implica afrontar estos difíciles procesos. Hoy tengo el enorme privilegio de seguir disfrutando a mi mamá, por favor no dejen de checarse, en verdad eso hace la diferencia.