RESILIENCIA TECNOLÓGICA

La guerra silenciosa entre algoritmos y delincuentes

En el campo de batalla moderno, el silencio no siempre es ausencia de ruido, a veces significa que una máquina está tomando decisiones por sí sola. | Mauricio Bastién y Juan Pablo Carrasco

Escrito en OPINIÓN el

En el campo de batalla moderno, el silencio no siempre es ausencia de ruido. A veces significa que una máquina está tomando decisiones por sí sola. Los militares lo llaman inteligencia artificial agéntica: sistemas que no solo siguen órdenes, sino que aprenden y actúan dentro de límites establecidos por personas.

Piensa en un dron que patrulla una zona de conflicto. Antes debía esperar instrucciones para cada movimiento; hoy puede analizar el terreno, detectar una tormenta y ajustar su ruta sin preguntar. Las reglas críticas, como los permisos para abrir fuego siguen bajo control humano, pero la IA se encarga de todo lo demás: lo imprevisible, lo cambiante. Esa combinación entre lo fijo y lo flexible es lo que llaman automatización híbrida y su objetivo no es la velocidad, sino la confiabilidad.

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Esa misma lógica militar tiene mucho que decirnos sobre seguridad en tiempos de crimen digital. Las organizaciones criminales también aprenden. Si un sistema detecta su modo de operar, cambia un detalle: una palabra en un mensaje, una voz clonada, un nuevo patrón en una transferencia. Y de pronto el algoritmo deja de reconocerlos. Este juego de ajustes continuos se conoce como adaptación adversaria, pero en realidad es la vieja historia del gato y el ratón, ahora contada en código.

El problema no es que la IA falle, sino que se desgasta con el tiempo. Los modelos se entrenan con datos del pasado y el pasado cambia de rostro más rápido de lo que un servidor puede actualizarse. Incluso los sistemas más avanzados pierden precisión en semanas. Cuando eso ocurre, no solo se pierde dinero o tiempo: se pierde la confianza.

Por eso los ingenieros militares y civiles están mirando hacia la resiliencia digital, que no es otra cosa que mantener a la IA en forma. En la práctica, significa revisarla, corregirla y reentrenarla constantemente. Los ejércitos lo hacen con lo que llaman sistemas ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento, por sus siglas en inglés), capaces de combinar señales de satélites, drones y sensores para obtener una visión completa del terreno. Estas tendencias, junto con desarrollos en automatización híbrida y sistemas agénticos de combate, fueron presentadas en la Reunión Anual y Exposición de la Asociación del Ejército de Estados Unidos (AUSA) 2025, celebrada del 13 al 15 de octubre en Washington D.C., el foro más grande de exposición de poder terrestre en Norteamérica que reunió a más de 30 mil asistentes de 80 países. 

Para las policías en las ciudades, la idea es parecida: integrar cámaras, bases de datos y análisis predictivos para anticipar riesgos antes de que se conviertan en crisis. América Latina enfrenta una realidad ineludible: la violencia criminal ha superado los márgenes que cualquier política tradicional de seguridad puede contener. En este contexto, la resiliencia tecnológica no es un lujo sino una necesidad estratégica. Más que perseguir la próxima gran aplicación de moda, las fuerzas de seguridad de la región necesitan sistemas de videovigilancia inteligente que no se queden ciegos ante nuevas tácticas criminales, algoritmos de detección de patrones que no se duerman frente a la adaptación del crimen organizado, y plataformas de análisis predictivo que sigan aprendiendo cómo evoluciona el delito en tiempo real. La batalla contra organizaciones criminales cada vez más sofisticadas requiere mantener la IA en permanente actualización, tal como lo hacen los ejércitos con sus sistemas de vigilancia y reconocimiento.

En un mundo donde tanto el policía o militar, como el criminal tienen acceso a algoritmos, la diferencia no estará en quién tenga más tecnología, sino en quién la mantenga viva. La inteligencia artificial no debe ser una promesa brillante, sino un compañero confiable. En la competencia digital, ya sea en el frente o en la ciudad, el verdadero poder no está en la máquina que dispara más rápido, sino en la que aprende a tiempo para no volver a fallar.

* Juan Pablo Carrasco Rangel 

Se ha dedicado casi dos décadas al estudio y la práctica de la seguridad y la inteligencia desde una perspectiva educativa y tecnológica. Se desempeñó como oficial de inteligencia y director adjunto de programas estratégicos en instituciones policiales de nivel federal en México y actualmente es responsable de innovación académica en el Inter-American Defense College (Washington, D.C.), donde promueve la incorporación de la inteligencia artificial y el pensamiento crítico en la formación de líderes de defensa y seguridad en América Latina.

Mauricio Bastién

@Mau_Bastien