Con la misma conmoción que generó la entrega del Nobel de la Paz a la disidente María Corina Machado, los bancos centrales corrieron a refugiarse en el oro como reserva ante la caída del precio de los bonos de deuda de los Estados Unidos, mientras que la depreciación del dólar, se acentuaba en los mercados financieros globales.
Y es que la deuda de los Estados Unidos no cede pese a que desde la FED, iniciaron ya recortes de tasas que, dadas las circunstancias, no será la última y en todo caso, se estima que habrá mayores recortes lo que vaticina un periodo prolongado de inflación en la Unión Americana.
La política arancelaria no ha dado los resultados esperados por más que Donald Trump promueva lo contrario y es que la cartera vencida de tarjetas de crédito y créditos inmobiliarios sigue aumentando en los Estados Unidos, mientras la generación de empleo se mantiene estancado.
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De hecho, la cartera vencida de los créditos universitarios, aumentaron al cierre de septiembre 10% una cifra no vista antes, mientras que el último fin de semana, al menos tres bancos estadounidenses se apegaron a la ley de quiebra lo que vaticina un nuevo rally de quiebras de bancos por falta de pagos en los crédito inmobiliarios y automotrices, estos últimos, también en un escenario alarmante de impago por parte de las personas que han perdido sus empleos.
Y mientras esto sucede en Estados Unidos, el precio del oro se ubicó la semana pasada por arriba de los 4,300 dólares y apunta a que, en pocos días, estaría alcanzando los 4,500 dólares por onza. Al día de hoy, el precio del metal acumula un crecimiento del 30% con respecto al precio de agosto.
Pero qué está ocurriendo, por qué los bancos centrales de los países en prácticamente en todo el mundo, están demandando más oro, en principio, la deuda de Estados Unidos, está ahogando a la otrora economía más grande del planeta y las expectativas señalan que se encuentran lejos de revertir esta tendencia pues el gasto público está en niveles récord y la única salida del gobierno en este momento, es la impresión más dinero para mantener la liquidez y el flujo de compra que tarde o temprano repercutirá en una mayor inflación.
De hecho, las expectativas inflacionarias en Estados Unidos apuntan a una tasa promedio anual del 3% de aquí al año 2035, esto, bajo las condiciones “controladas” del día de hoy que, mediante la impresión de billetes, el sistema se prepara transitar hacia una moneda virtual que permita mantener la supremacía del dólar como moneda de cambio y de refugio.
El otro factor es justo la pérdida de la confianza en el dólar como moneda de reserva, pues ante la debilidad de la economía estadounidense y el nivel de deuda combinado con la baja productividad de su planta industrial, le están haciendo morder el polvo a la economía que promovía la apertura de los mercados, un modelo con el que presionó a las economías emergentes a reducir el gasto público, reducir la inversión pública y promover las inversiones foráneas. Esto ha terminado y hoy, la economía que exigía libre comercio se está cerrando para proteger su planta productiva ante el ascenso comercial y económico de China.
Y es que precisamente China además de consolidarse como la fábrica del mundo, es poseedora de las principales reservas de tierras raras que serán esenciales para el desarrollo de nuevas tecnologías no sólo digitales, también para el sector energético y para la transición a la electromovilidad, además de contar al día de hoy, con las mayores reservas de oro.
Adicional, el banco central de China, comienza a consolidarse entre los países BRICs como el refugio para resguardar sus reservas de oro que, de consolidar esta posición, ubicaría a la economía del gigante asiático en posición de crear el tan anhelado sistema financiero ajeno a occidente, esto tendría como efecto una mayor debilidad del dólar y un liderazgo geopolítico y comercial de China ya no sólo en Asia, también en Oriente Medio, África y Sudamérica arrebatando así, la hegemonía que Trump intenta defender con los medios disponibles a su alcance.
En el mismo escenario se encuentra la zona euro, una profunda crisis azota las principales economías de la región, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España, prevén crecimientos mínimos mientras que sus déficits fiscales continúan en aumento, las voces críticas al modelo económico, hablan del fin del “Estado de bienestar” dados los altos índices inflacionarios en dichos países, el tamaño de sus respectivas deudas públicas y la reducción de las plazas de empleo, lo que vaticina un escenario caótico en los años por venir.
Aunado a esto, la dependencia europea de los recursos energéticos de otras latitudes acentúan y prevén una escala de precios en el consumo energético mientras las importaciones provenientes de China, seguirán amenazando la planta productiva especialmente las del sector tecnológico y automotriz en donde al menos tres empresas de autopartes ya se han declarado en quiebra en las últimas semanas.
En las últimos días, los mercados financieros han vivido momentos de alta volatilidad con caídas prolongadas un día y recuperaciones espectaculares a las siguientes 24 horas, el peligro radica en que, en algún momento, los mercados ya no volverán al alza y marcarán el inicio de un crack en la economía global que ya ha sido anunciada y que se encuentra agazapada para saltar en el momento que nadie lo espera.
