Si Donald Trump pensaba que no habría una respuesta a la continua retórica beligerante en términos comerciales que sigue utilizando estaba equivocado. Un día antes de que Trump supiera que el premio Nobel de la paz se le fue de las manos, China anunció medidas para reforzar los controles de exportación de tierras raras, minerales que hoy en día constituyen la piedra angular en la producción de energía renovable y de los sistemas de armas de alto rendimiento, entre ellas aviones de combate, radares, misiles guiados y semiconductores.
Las medidas anunciadas por China el pasado 9 de octubre no se tratan de aranceles, ahora los chinos están estableciendo controles para la exportación de tierras raras con componentes chinos para limitar riesgos militares y de proliferación, así como para proteger la cadena de suministro y la seguridad nacional china. En otras palabras, esto significa que cualquier empresa que quiera abastecerse de tierras raras producidas en China o procesadas con tecnologías chinas fuera de China deberán contar con una licencia emitida por el Ministerio de Comercio chino a partir del 1 de diciembre de este año.
La señal es clara, debido a que las empresas del coloso asiático controlan el 70% de la minería de tierras raras y el 90% de la capacidad mundial de su procesamiento, Pekín está llevando al límite a Washington y su mensaje es contundente, China es la potencia comercial con mayor influencia en las cadenas de suministro de los insumos para alta tecnología en todo el orbe, dominio que le sirve al coloso asiático de llave geoestratégica que puede restringir los insumos vitales de las industrias más avanzadas hoy en día.
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Algunas de estas industrias son la energía solar, en la que China tiene una participación que supera el 80% en todas las etapas de fabricación de componentes, además de que los 10 principales proveedores mundiales de equipos de fabricación de energía solar son chinos. También, China domina el sector de la energía eólica, tecnología en la que tiene hasta el 70% de la capacidad de elaboración de elementos clave. Menos conocido es que las empresas chinas son líderes mundiales en el mercado de módulos celulares, que son los dispositivos miniatura que permiten conectarse a redes móviles y transmitir y recibir datos y que están consolidando lo que se conoce como el Internet de las Cosas.
Es obvio que la estratagema china está bien calculada, pues coloca a las tierras raras en el centro de su estrategia geopolítica justo a días de que Donald Trump y Xi Jinping se reúnan en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés), que se llevará a cabo en Corea del Sur para abordar las fricciones comerciales bilaterales.
Sin duda, durante la próxima reunión del APEC la moneda de cambio serán las tierras raras y China no dejará pasar la oportunidad de reafirmar que cuenta con la capacidad para controlar las cadenas de suministro y con ello, llevar la batuta en las negociaciones comerciales para impulsar sus objetivos geopolíticos.
Por supuesto, esto presagia el inicio de una consolidación en la jerarquía manufacturera mundial que comenzó hace años, en la que las empresas chinas compiten no sólo con sus homólogas estadounidenses y demás naciones occidentales de tecnología, sino que se ubican en la cúspide de la pirámide de tecnológicas críticas.
En este escenario, cuyo epicentro puede ser la reunión de Corea del Sur a finales de octubre, China le está dando una cátedra a Trump y al resto de occidente de cómo puede utilizarse el control y la influencia en las cadena de suministro de tierras raras en la contienda por el liderazgo tecnológico y la seguridad nacional. Sin duda, quién controle estos insumos dirigirá el futuro y China ya lleva la ventaja.
