El asesinato de Jesús Israel, un estudiante de apenas 16 años que fue apuñalado al interior del CCH sur en pleno horario escolar a manos de Lex Ashton, de 19 años y sin razón aparente –se ha dicho que su intención era matar a la novia que estaba junto a él–, ha conmocionado a la comunidad universitaria ante la tristeza, indignación y, como es lógico, también la preocupación y el miedo que desató sobre todo entre la población estudiantil y sus familias. A más de una semana siguen suspendidas las clases en este y otros planteles de la UNAM que se solidarizaron ante la tragedia, y exigen que se tomen medidas para que no vuelvan a ocurrir este tipo de hechos.
Sin embargo, no basta con revisar los protocolos de acceso a los centros educativos pues esto va más allá de un tema de seguridad, por lo que es necesario preguntarnos por las causas. Dos publicaciones dan algunas pistas sobre lo que pudo haber detonado la conducta homicida de Ashton Canedo: unas horas antes del ataque subió a su perfil de Facebook fotos con una sudadera negra y la leyenda en inglés “baño de sangre”, una máscara de calavera, cuchillos y una guadaña acompañadas de la frase “la escoria como yo tiene la misión de recoger la basura”, en tanto que días previos escribió en un foro incel “estoy harto de este mundo, nunca en mi puta vida he recibido el amor de una mujer y la neta me duele saber que los chads pueden disfrutar de las foids y yo no, lo he perdido todo, no tengo trabajo, ni familia, ni amigos, no tengo motivos para seguir con vida pero no pienso irme solo, voy a retribuir a todas esas malditas y lo van a ver en las noticias”.
Todo apunta a que Lex Ashton era un asiduo participante en foros incel, llamados así en referencia a los célibes involuntarios o personas que se duelen de no poder tener una relación de pareja o vida sexual y se sienten despreciados por las mujeres quienes, desde su óptica, son unas manipuladoras que solo se interesan por la apariencia y el dinero. En estos foros denominan a los hombres atractivos y populares como chads, mientras que a las mujeres las llaman de manera despectiva foids como se relata en la popular serie de Netflix “Adolescencia”.
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Aunque originalmente estos foros fueron creados en 1997 a partir de un blog creado por una estudiante canadiense que buscaba apoyar a personas solitarias a quienes se les dificultaba tener relaciones sentimentales y que pudieran compartir sus experiencias, actualmente en muchos de ellos se alimenta el odio hacia las mujeres y no es la primera vez que contribuyen a la generación de conductas violentas. En 2014, Elliot Rodger mató a 6 personas en California y en un video previo acusó que las mujeres no querían acostarse con él, después se suicidó siendo un héroe para esa comunidad, en 2018 Alek Minassian mató a otras 10 en Canadá supuestamente inspirado en Rodger y en un mensaje en Facebook anunció que la rebelión incel había comenzado, y en 2021 otro sujeto que se asume como incel asesinó a 5 personas en Inglaterra.
Si bien este tipo de espacios digitales pueden exacerbar sentimientos como soledad, abandono, frustración, enojo o resentimiento sobre todo en jóvenes vulnerables, me parece que no son más que la expresión o síntomas de otros problemas de fondo relacionados con las historias de vida de sus integrantes y la ruptura del tejido social. De acuerdo con los estudios que le practicaron, Ashton padece de depresión y probable trastorno sociopático de la personalidad provocado por el bullying que sufrió desde niño, además de desintegración familiar, diagnóstico de bipolaridad de su padre e intentos de suicidio de la hermana, por lo que la solución no está en perseguir a los incels –o calificarlos de terroristas como se ha propuesto en Inglaterra–, sino en concientizarnos sobre la importancia de atender la salud mental de la población.
