RELACIONES EXTERIORES

Lo impredecible y lo abrupto

No es buena idea subir la apuesta cuando no tiene sentido jugar. | Julio Castillo

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

El fin de semana fue marcado por el pleito de cantina que protagonizaron Donald Trump, presidente de Estados Unidos y Gustavo Petro de Colombia. El problema, al parecer, es que Petro no quiso aceptar dos aviones de migrantes ilegales colombianos que mandó de regreso Estados Unidos a su país (estamos hablando de 80 colombianos deportados). En respuesta el presidente norteamericano anunció 25% de aranceles a todas las importaciones colombianas, revocó visas de funcionarios de gobierno colombiano y amenazó con duplicar aranceles (50%) en caso de que no aceptaran recibir a los deportados.

Petro, que es una persona bastante básica, respondió en redes sociales con un texto extenso y “poético”, en donde pone todas sus impresiones de Estados Unidos (desde los autores que le gustan y hasta su opinión sobre el petróleo y la libertad) y hace hincapié en que Colombia “deja de mirar al norte y se abre al mundo” y que ahora Colombia responderá igual, con 50% de aranceles a los productos de Estados Unidos.

A las pocas horas se mandaron notas diplomáticas de ambos lados y como en un choque, cada uno se fue con su golpe. Colombia aceptará a los deportados y todo lo demás se queda en el olvido.

Esto nos dejó a toda la región con un sentimiento ambiguo y un mal sabor de boca. ¿Cómo es posible que las relaciones internacionales se conviertan en pleitos de cantina? ¿Qué tan lejos estamos de que un pleito de este tipo escale? ¿Hasta qué punto se pueden ver como normales estas actitudes? Algunos comentarios al respecto:

  • Trump encarna valores muy diferentes a los de Petro y a los de Claudia Sheinbaum. Ideológicamente hay una brecha tremenda, pero además ambos bloques son muy extremos: Trump defiende un “nacionalismo económico” que va mucho más allá de la visión republicana o de derecha, mientras que los del otro bando vienen de movimientos radicales que impulsan el socialismo y posiciones que van mucho más allá de la izquierda. Los tres son líderes populistas, pero aquí se puede ver que hay serias diferencias entre los dos bandos.
  • N recibir aviones con deportados se me hace algo absurdo. No es ni siquiera que le pidieran a Colombia que fuera por ellos, no es que los aventaran en México; los mandaron y los mandaron en avión. La posición de Petro fue desafiante y por querer jugar al fuerte acabó haciendo el ridículo, pero también la respuesta de Trump no fue proporcional. Se volvió un juego de “bullies” y pues ganó el más fuerte.

  • Petro aceptó porque no le dejaron otro camino, pero seguro lo hizo contra todo su ego y voluntad, y acorralar a un presidente podrá ser efímero, pero acorralar a un país es muy peligroso. Petro decidió pasar el problema a redes sociales y con eso logró que su humillación se hiciera mundial, pero eso no quiere decir que se quedará cruzado de brazos y más allá de que poco podrá hacer, no creo que no haga nada.
  • Trump tenía la necesidad de dejar claro que habla en serio, no para mandar a 80 personas a Colombia sino para dejarle claro al mundo que viene con la espada desenvainada y que no lo detendrán.
  • El discurso nacionalista de Petro ayudó muy poco y las ganas de imponerse sólo lograron que Colombia se viera más débil. 

Este conflicto deja una lección clara: no es buena idea subir la apuesta cuando no tiene sentido jugar. No era una insensatez de Trump, mandó a 80 deportados a su país de origen y lo lógico era no dar pie a crecer el conflicto. Una de las reglas básicas para cualquier líder es saber elegir tus batallas y esta no era una batalla para pelearse… ¿qué hubiera pasado si Petro ganaba? 80 colombianos se hubieran quedado ilegalmente en Estados Unidos.

Moraleja: la política exterior no se debe hacer en redes sociales (ni en conferencias mañaneras); menos cuando ganar signifique no ganar absolutamente nada.

 

Julio Castillo

@JulioCastilloL