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Migración como un derecho

Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrán garantizar los derechos de los migrantes y aprovechar la migración como una oportunidad para el desarrollo y el enriquecimiento cultural. | Cristopher Ballinas Valdés

Escrito en OPINIÓN el

El inicio de la segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos reavivó el debate en temas como economía, medio ambiente y energía. Comentaristas y analistas han destacado los posibles efectos económicos, legales y ambientales de estas políticas; sin embargo, uno de los temas que más resalta por sus implicaciones humanitarias es la migración.

La migración, al igual que el cambio climático, el desarrollo, la tecnología y la seguridad, es uno de los mayores retos actuales de la humanidad. Es considerada un derecho fundamental, centrado en la libertad de los individuos para moverse y establecerse. Este derecho es esencial para la libertad individual y está respaldado por la Declaración Universal de Derechos Humanos. México, como parte y líder en las negociaciones de diversos instrumentos internacionales en la materia, siempre ha apoyado el derecho de los migrantes a buscar asilo y recibir protección internacional.

La migración es comúnmente culpada de diversos males, ya que altera las estructuras demográficas y las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales, afectando tanto a nivel personal como familiar en los lugares de origen y destino. Los migrantes a menudo enfrentan condiciones difíciles, incluida la falta de acceso a servicios básicos y protección legal adecuada. Las políticas restrictivas, la xenofobia y la discriminación pueden obstaculizar el ejercicio de este derecho.

Sin embargo, la migración tiene un impacto significativo en el desarrollo económico, social y cultural tanto de los países de origen como de destino. Los migrantes contribuyen al crecimiento económico, la diversificación cultural y la innovación. Además, la migración puede ofrecer oportunidades para mejorar la calidad de vida y escapar de situaciones de conflicto, persecución o pobreza extrema. Sin embargo, estos movimientos no siempre vienen acompañados de acciones para mitigar sus efectos, como la oferta de empleo, viviendas y servicios para residentes y migrantes.

Junto con ello, la migración se ha tecnificado y es otro campo de acción del crimen organizado. Anteriormente, la figura del "pollero" actuaba como un sherpa que ayudaba a las personas a cruzar fronteras de manera segura. Hoy en día, el crimen organizado internacional controla el tráfico y la trata de personas, a través de sobornos y extorsiones a autoridades en ambos lados de la frontera. Además, utilizan estas rutas para el contrabando de drogas, productos y dinero, afectando los derechos de las personas y debilitando las instituciones.

Dada las decisiones del gobierno de Estado Unidos de América, México se estará enfrentando al mayor reto en su relación con ese país. Por ello, la comunidad internacional, los gobiernos y la sociedad civil deben colaborar para enfrentar los desafíos de la migración. Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrán garantizar los derechos de los migrantes y aprovechar la migración como una oportunidad para el desarrollo y el enriquecimiento cultural. México tiene un papel crucial y debe liderar con políticas inclusivas y humanitarias que reflejen su compromiso con los derechos humanos y la justicia social. Su papel no sólo se destaca por ser un país de origen, tránsito, destino y retorno, sino porque es lo correcto para afrontar el mayor reto humanitario en su historia reciente.

Cristopher Ballinas Valdés

@crisballinas