DÍA NACIONAL DEL MAÍZ

Breve historia de la defensa del maíz

En el marco del Día Nacional del Maíz, 29 de septiembre, la campaña “Sin maíz no hay país” inició la recolección de firmas en defensa de la preservación del maíz nativo. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

En tiempos en los que aún esté no era tiempo, en algún lugar del mundo, estaban Tepew y K’ucumatz, los creadores y formadores, inquietos porque era el momento del amanecer, de que apareciera el ser humano en el planeta. Una de sus principales dudas era el material que utilizarían para crear a las personas y donde habitarían. Mientras discutían al respecto, llegaron Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote], Quel [una cotorra] y Hoh [el cuervo] con unas mazorcas amarillas, y otras blancas

Esa era su preocupación por que habían intentado hacerlos de barro, de madera, y de otros elementos, pero ninguno funcionó, y ninguno de estos seres era brillante o podía subsistir en el mundo que estaba por venir.

Ante sus preocupaciones, los animales les dijeron a los creadores y formadores dónde habían encontrado esas mazorcas y se trasladaron al lugar, Paxil, un sitio donde había muchas mazorcas y otros frutos. Al ver la abundancia, los creadores decidieron combinar el maíz amarillo y el maíz blanco para hacer la carne de los seres humanos, lo único que contendría su cuerpo para cobrar vida. Y entonces, a partir de ese amoldamiento de la masa de maíz, se crearían los primeros cuatro seres humanos. 

Textos como el "Popol Wuj", de la zona maya de este país, y muchas otras historias que han pasado de boca en boca a través de los siglos, de otras regiones del país y múltiples culturas, muestran la estrecha relación, no sólo alimenticia, sino incluso ontológica de los pueblos con el maíz en sus distintas variantes. 

El territorio mexicano es centro de origen y diversificación del maíz desde hace aproximadamente 8 mil 700 años y conserva más de 60 razas, según datos de varias instituciones de corte cultural y ambiental. En él se entreteje la memoria de conocimientos tradicionales y simbólicos que se fundamentan en un patrimonio biocultural desarrollado por los 68 grupos indígenas, afrodescendientes y comunidades campesinas. La preservación generacional de las variedades del maíz garantiza la transmisión de nuestras herencias culturales y la sustentabilidad alimentaria; a la par que incentiva la generación de políticas públicas relacionadas con su protección para garantizar su conservación y abasto en el marco de la seguridad alimentaria. En la actualidad el maíz es el grano más consumido y cultivado en el mundo, alrededor de 160 naciones lo aprovechan para su alimentación e industria. 

Desde hace 35 años, a raíz de los cambios en las políticas económicas de México, derivadas de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, actualmente conocido como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se han modificado los patrones de cultivo y comercio del maíz, abriéndose la posibilidad de la introducción de cultivos con semillas de maíz genéticamente modificadas

En contra respuesta, desde 2007, más de 300 organizaciones de campesinos, defensores del medio ambiente, académicos y ciudadanos implementaron la campaña “Sin Maíz no hay país”, para exigir el derecho a que todas las personas tengan acceso efectivo al consumo informado de maíz nativo y a proteger la diversidad de especies de la planta presentes en territorio mexicano.

Entre sus logros, estuvo la incorporación de la definición de maíz en la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, que considera que es aquel proveniente de una semilla básica que cumple con requisitos como ser “fruto después de la fecundación de la flor, los frutos o partes de éstos, así como partes de vegetales o vegetales completos que se utilizan para la reproducción y propagación de las diferentes especies vegetales”, tener “muy alto grado de identidad genética y pureza varietal” y gozar de calidad física, fisiológica, fitosanitaria y genética.

El 24 de septiembre de 2019, el Senado de la República aprobó la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, que reconoce todos los aspectos relacionados con el maíz nativo como manifestaciones culturales y limita el cultivo y comercialización del maíz genéticamente modificado.

La ley considera que las especies de maíz deben ser conservadas, mantenidas y recuperadas en los entornos en los que hayan desarrollado sus propiedades específicas por lo que se deberán determinar y delimitar las áreas geográficas en las que se practican sistemas tradicionales de cultivo de maíz nativo, para fomentar su subsistencia. 

Además de que se creó el Consejo Nacional del Maíz y se promovió al 29 de septiembre como el Día Nacional del Maíz, con la finalidad de hacer conciencia sobre el origen mesoamericano de la planta y de México como lugar de su diversificación a escala global; el surgimiento de una cultura agrícola, alimentaria y culinaria alrededor de ella, su aportación a la biodiversidad y a la diversidad alimenticia, a la vida económica, a la cultura de la milpa, a la soberanía alimentaria y a los hábitos alimenticios de gran parte de la población de México y otros lugares del mundo.

En 2023, el entonces titular del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, publicó un decreto para imponer un arancel de 50 por ciento sobre las importaciones de maíz blanco que ingresaban al país, y un acuerdo para que en las tortillerías sólo se utilice maíz blanco mexicano en su producción. 

Sin embargo, las medidas derivaron en una serie de controversias y dimisiones por parte de los firmantes del Tratado, las cuales llegaron ante instancias internacionales, que, tras analizar el caso, concluyeron que México no respetaba los acuerdos firmados por parte del propio presidente de la República en turno. Por lo tanto, no se puede frenar la importación de maíz transgénico estadounidense a territorio mexicano. 

Ante la situación, esta semana llegó a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma a los artículos 4 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, enviada por la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, con el objetivo de asegurar que en el país no se consuma maíz genéticamente modificado.

En el caso del artículo 4, propone agregar que “El maíz es un elemento de identidad nacional cuyo cultivo debe ser libre de transgénicos, priorizando su manejo agroecológico”. Mientras que, en el 27, se establecería que se promoverán las acciones para un uso óptimo de la tierra libre de cultivos y semillas para siembra de maíz transgénico

La situación no es sencilla ante la estampida estadounidense que trata de impedir a toda costa que su exportación de maíz amarillo a México prevalezca, pues representa ventas por alrededor de cinco mil 300 millones de dólares anuales, siendo nuestro país, su principal consumidor de este tipo de maíz. 

En contra respuesta, la campaña “Sin maíz no hay país” ha iniciado un proceso de recolección de firmas a través de su página de internet con el fin de externar el desacuerdo ante la medida y enviar la documentación necesaria ante otras instancias internacionales que permitan a México continuar en su defensa por la preservación del maíz nativo. 

Leonardo Bastida

@leonardobastida