La migración es definida como un derecho humano, que consiste en el movimiento de personas de su lugar de residencia habitual a un nuevo lugar de residencia, ya sea a través de una frontera internacional o dentro de un país. En México el tema migratorio es muy complejo, al desarrollarse en él diversos tipos o flujos migratorios como son: la migración de origen, tránsito, destino y retorno.
Las razones por las que una persona toma la decisión de migrar pueden ir desde cuestiones económicas, políticas, sociales, ambientales, demográficas, hambruna, guerra, inseguridad, laborales hasta personales.
Sin duda, la migración tendrá una dimensión distinta, pues la mayoría de los fenómenos y flujos migratorios en la región tienen como destino el país vecino del norte. Con la llegada de Donald Trump el pasado 20 de enero, día en que firmó una serie de acuerdos ejecutivos en el que ha declarado a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, al igual que organizaciones criminales como el Tren de Aragua y la Mara salvatrucha, se va a generar una dinámica de expulsión y deportación de muchos connacionales no sólo por un tema de falta de documentos para acreditar la residencia y permisos para laborar de nuestros paisanos; sino también por asociarlos a los grupos delictivos como el cártel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, etc.
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La consecuencia de una deportación masiva como la anunciada por el presidente del país vecino, le genera una serie de retos al país, sobre todo en la zona fronteriza, que no cuenta con una infraestructura adecuada para recibir a todos los connacionales; y menos a todos los migrantes externos por ser el tercer país, es decir, por el que llegaron previamente a internarse a Estados Unidos de América.
De forma y fondo la problemática de origen de la migración en la mayoría de los casos es por cuestiones humanitarias, ya que la mayoría de las personas que están abandonando sus lugares de origen es por inseguridad. Sin embargo, la repatriación puede convertirse en un problema de seguridad nacional, por la concentración de requerimientos en servicios para un mayor número de personas, pero sobre todo por la ineficaz actuación del Instituto Nacional de Migración (INM) y por la falta de control de la frontera sur. Por esta razón, al minuto del inicio de la administración Trump número 47, el país vecino reforzó los cruces fronterizos de su frontera sur, que es con México, actuando con todas las instancias y agencias de seguridad a su alcance.
México debe analizar de manera seria si el INM debe seguir dentro de la cartera de la gobernanza o si debiese ser parte de la agenda de seguridad y protección ciudadana, que los agentes migratorios sean considerados agentes del orden como ocurre en la mayoría de los países del mundo. Más allá de dar una tarjeta con una ayuda para que retornen a su lugar de origen.
Nota al pie de página: felicitaciones a Francisco Cervantes por ser electo por tercera ocasión para presidir el Consejo Coordinador Empresarial.