En su discurso de cerca de dos horas con motivo del último informe de gobierno, el presidente López Obrador afirmó, entre muchas otras cosas, que nuestro sistema de salud es el más eficaz del mundo con el IMSS-Bienestar y remató diciendo que es mejor que el de Dinamarca lo que, con razón, ha generado mucha polémica y probablemente incluso resultó ofensivo para quienes la falta de atención médica oportuna y de medicamentos han puesto en riesgo hasta su vida y para familiares de las personas que lamentablemente la perdieron por las mismas razones -aunque al día siguiente trató de matizar sosteniendo que en realidad lo dijo solo para dar nota a la prensa-, pues si en algo ha acumulado fracasos este gobierno ha sido precisamente en materia de salud.
Tan sólo recordemos la desaparición del Seguro Popular con lo que millones de personas se quedaron sin cobertura médica así como del Fondo de Gastos Catastróficos que permitía a miles de personas enfrentar enfermedades graves que implican un costo inaccesible para la gran mayoría de la población, y su sustitución por el INSABI que de plano tuvieron que eliminar al poco tiempo; la crisis por desabasto de medicamentos que aún no han podido resolver -la Megafarmacia apenas surte alrededor de 6 recetas al día-; la drástica caída en los niveles de vacunación para niñas y niños; el largo tiempo de espera para una cirugía o siquiera para consulta externa.
De acuerdo con datos del CONEVAL -que están a punto de desaparecer-, de 20 millones de personas que tenían carencias por acceso a servicios de salud en 2018, se pasó a 50 millones en 2022. Todo ello sin mencionar a las alrededor de 300 mil personas que murieron por el mal manejo de la pandemia de Covid-19, y cuyas defunciones pudieron evitarse según el informe de una comisión investigadora independiente. Ningún estudio serio arroja avances o cuando menos alguna mejoría respecto al sistema público de salud y, por el contrario, en su mayoría advierten retrocesos preocupantes como también lo muestran datos contenidos en el anexo estadístico del mismo sexto informe de gobierno.
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Sin embargo, parece que el presidente tiene una visión distinta por lo que vale la pena revisar un comparativo entre nuestro país, y al que López Obrador tomó como referente desde el inicio de su sexenio. Conforme a un reporte de la OCDE sobre los principales indicadores de los sistemas nacionales de salud, el promedio de los países que la integran en cuanto a esperanza de vida al nacer es de 80.3 años, en Dinamarca de 81.5 y en México de 75.4; el promedio de la OCDE respecto a la mortalidad evitable es de 237 muertes por cada mil habitantes, 174 en Dinamarca y 665 muertes evitables en México; la prevalencia de diabetes en adultos es de 7% para la OCDE, 5.3% para Dinamarca y 16.9 en nuestro caso.
Mientras que el gasto en salud por persona es de 4,986 dólares promedio en los países de la OCDE y de 6,280 en Dinamarca, en México es de tan sólo 1,181 dólares, y el gasto nacional como porcentaje del PIB es superior al 9% en los primeros dos casos, en tanto que en México es de 5.5%. Asimismo, el promedio de doctores en los países de la OCDE es de 3.7 por cada mil habitantes y de 4.4 en Dinamarca, en tanto que en nuestro país se cuentan con 2.5 médicos; en los países de la OCDE hay 4.3 camas de hospital, 2.5 en Dinamarca, y solo una cama por cada mil habitantes en México. Otros datos muy ilustrativos, y desafortunadamente no para bien, se refiere a la mortalidad materna e infantil, ya que en se registran 59.1 muertes maternas por cada 100 mil nacimientos en México, por 10.9 en la OCDE y 4.7 en Dinamarca, así como 12.7 muertes antes de 1 año por cada mil nacidos vivos, por 4 en la OCDE y 2.4 en Dinamarca. Con este panorama, las personas lectoras podrán sacar sus propias conclusiones y responderse sí, es en serio que estamos mejor que Dinamarca.