SEXTO INFORME DE GOBIERNO

Sin protocolos y de frente

Andrés Manuel López Obrador habló con la gente, dio la cara públicamente, sin protocolos, sin vitrinas, ni escaparates, sin la banda presidencial que ungía a los otrora presidentes con un halo de divinidad y superioridad. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Habrá para quienes el gobierno actual, no ha hecho necesariamente lo correcto, habrá también quien no esté totalmente de acuerdo con ello, pero lo que es cierto, es que el presidente, ha roto con muchos de los protocolos que, en otros tiempos, eran sagrados

El sexto informe presidencial, es uno de ellos. Para la oposición, presentarlo ante el público en la plaza del Zócalo, evidentemente ante la mayoría de seguidores de López Obrador, es populismo; para otros, una buena parte de los mexicanos, eso es democracia

Andrés Manuel López Obrador, no sólo le dio un vuelco a la democracia mexicana, construyó un proceso del que él ha sido parte activa en ese proceso, vivió en carne propia el escarnio y la marginación de un poder político que, por entonces, era cuasi-hegemónico, el mismo que hoy sigue distante y ajeno a un México que está más allá del puro interés económico conformado por privilegios y componendas.

Cierto, Fox y Calderón interrumpieron el ritual del besamanos que, por mucho tiempo, fue el informe presidencial, pero, no lo hicieron por convicción, sino por la coyuntura política y las protestas que su presencia ocasionaba en el recinto legislativo. Su acto de entregar al presidente de la Cámara de diputados su informe presidencial, se volvió arrogante, un acto de displicencia, descalificación y ninguneo de la oposición. 

La frialdad de su acto y su desdén en sus informes presidenciales significaron un alejamiento de la gente, de los votantes, de sus votantes, de quienes ahora dicen defender dicha postura, hoy les pasa factura y no lo pueden admitir, les cuesta trabajo entender y asimilar, que sus desplantes y altanerías mostraron a la derecha y sus políticos tal cual son. Con Peña Nieto, se hizo una remembranza del ritual del besamanos en el que participaron los panistas de hoy y de antaño.

En contraste, Andrés Manuel López Obrador  habló con la gente, dio la cara públicamente, sin protocolos, sin vitrinas, ni escaparates, sin la banda presidencial que ungía a los otrora presidentes con un halo de divinidad y superioridad, al que sólo accedían quienes pertenecían al círculo rojo del poder. Así le habló por seis años a los marginados, a los ignorados, a los vilipendiados y a los depreciados por la derecha opositora que los tacha de focas, de parásitos, flojos, atenidos y delincuentes, los “comunistas” dice la asustada extrema derecha mexicana. 

Pero se han equivocado, porque la mayoría de esa gente es trabajadora, incluso los de la tercera edad que aún están en condiciones de hacerlo, trabajan, es la misma gente que ha soportado las crisis provocadas por los poderes políticos y económicos de este país, y que hoy son depreciados, pero a quienes también teme la derecha, no por su preferencia política sino porque los han engañado diciendo que son el fantasma del “comunismo”, que por cierto en México nunca existirá dada la cercanía con Estados Unidos, pero que les dicen: los despojará de sus bienes solo por ser ricos. 

Eso además de discriminatorio es falso, entre los simpatizantes que están con el movimiento que encabeza el presidente, hay intelectuales, científicos, académicos, empresarios grandes y pequeños, tenderos, comerciantes, dueños de talleres, empleados de gobierno y de la iniciativa privada, pero eso la oposición no lo ha entendido, no  quiere entender que el movimiento iniciado en 1988 se convirtió en una revolución democrática que hoy gobierna y ha dado el paso a una transición de un gobierno emanado de un proceso democrático sin igual en los últimos cien años de la historia de México. 

López Obrador, también está rompiendo con el protocolo y tendencia de otros gobiernos del mundo especialmente de América Latina de caer en la tentación de reelegirse ante la enorme aprobación que tiene de la gente que lo sigue y confía en su liderazgo. Andrés Manuel está tirando por la borda el fantasma del autoritarismo por más que la derecha opositora insista que habrá un maximato, eso será falso, pero desde ahora la abyecta oposición abandera ese discurso que levantará los siguientes seis años.  

El gobierno y movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, no sólo rompió protocolos, también quebró hegemonías y facciones de poder, y eso sucedió por medio del voto democrático, hecho que la derecha y las oligarquías no aceptan y no entienden.

Ismael Jiménez

@ijm14