CONGRESO

El conflicto de las mayorías que dicen, no son democracia

La oposición se niega a reconocer las reglas con las que en su momento gobernó. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Siguiendo la discusión sobre lo que argumentan que las mayorías no son democracia, la pregunta obligada es ¿entonces qué si lo es? La semana pasada hablábamos de que la oposición (derecha) de Venezuela, alegaba que la diferencia del 6 por ciento de los votos no era “democracia” porque, argumentan, que el “oficialismo” cometió un gran “fraude” electoral y mostrar las actas (algo así como un voto por voto casilla por casilla), les otorgaría la razón de que fueron “robados” en las urnas.

Quienes berrean en México y hoy opinan sobre las elecciones en Venezuela, son los mismos que defendieron como ordinarios lisonjeros el 0.5 por ciento con que Calderón “ganó” las elecciones en 2006. Hoy mismo, esos mismos zalameros acomodaticios de la democracia, aseguran haber descubierto el “algoritmo” con el que MORENA los barrió en las urnas el pasado 2 junio. Como lo hemos manifestado anteriormente, para la derecha sólo es “democracia” cuando ellos “ganan”.

Pero, ¿qué es democracia? En palabras llanas, es la facultad que permite al “pueblo” es decir a los “todos los ciudadanos” sin distinción, participar en la toma de decisiones de un país soberano en la elección de representantes o, ejercer de manera directa la toma de decisiones. Por lo tanto, “las decisiones políticas son determinadas por la mayoría”.

Los principios democráticos señalan que dicho ejercicio debe ser “justo y en igualdad de condiciones” para todos los participantes de una “elección” y que, se deben contemplar, los derechos de las minorías y la preservación de los principios fundamentales que dicte la constitución de cada país.

Para la oposición en México, las elecciones del pasado 2 de junio no fueron democráticas porque aseguran hubo “fraude y manipulación del voto”. Y aunque la aritmética y los principios estadísticos se impongan, ahora alegan una sobre representación en la cámara de diputados debido a la desbandada de votos que recibió MORENA, por lo que ahora arguellen que no fueron elecciones limpias

Bajo su insano hábito de interpretar la Ley a su favor, ahora la oposición se niega a reconocer las reglas con las que en su momento gobernó y se negaron ha modificar a petición del actual gobierno, las reglas del juego bajo su “autoproclama” de mantenerlas inalterables, calculando así, que tendrían una mayor representación en las cámaras legislativas para desde ahí, bloquear cualquier iniciativa promovida por el ejecutivo.

Los principios de repartición de diputaciones plurinominales” con los que hoy se juega, son los mismos con los que el PAN y el PRI gobernaron hasta 2018, se asumía entonces que los grupos políticos progresistas jamás ganarían la presidencia y sí, así fuera, la repartición de escaños plurinominales les permitiría “equilibrar” cualquier desventaja en la que pudiera encontrarse.

Por otra parte, ese aparente “equilibrio” le garantizaba al amasiato PRI-PAN mantener cierta mayoría relativa, pues por entonces, se consideraban las dos principales fuerzas políticas de país. Lo que no calcularon, es que ambos partidos perderían adeptos y la conformación de MORENA se convertiría en un tsunami de votos que, terminaría por dejar al borde de la desaparición a ambos partidos que gobernaron en coalición desde 1988 y que, desde entonces, modificaron la constitución 420 veces a su antojo pasando por encima de los intereses de las entonces “minorías”, sin importarles que ese acto fuera antidemocrático.

Durante el periodo de amasiato, la coalición PRI-PAN reformó 229 veces la constitución, los principales cambios se hicieron en materia energética, al artículo 27 constitucional y el establecimiento de las normas jurídicas en beneficio del capital extranjero (por ello las declaraciones de Ken Salazar), así como reglas de carácter fiscal y en materia laboral que congelaron el salario mínimo por más de 30 años.

En aquellos años, dicha coalición operaba como aplanadora legislativa que generalmente dejaba sin oportunidad ni representatividad al entonces PRD opositor y a los pocos partidos que se les unían pero que no podían detener los procesos reformatorios impulsados por el PRIAN. La última referencia que tenemos de ello, es la imagen de Ricardo Anaya ignorando y desestimando los argumentos de la oposición ante la reforma energética de Peña Nieto.

En 2018 López Obrador señaló que la oposición estaba moralmente derrotada, pero ahora, dicha oposición además de haber sido vapuleada en las urnas con las mismas reglas electorales que ellos diseñaron y aprobaron, actúa con toda la facultad que le otorga la libertad democrática en México de erigirse en una oposición “inmoral” capaz de seguir incitando al caos y la confusión en un sistema abierto y plural que le permite continuar con sus argucias y actos infames, injuriosos y denigrantes.

Hay que aclarar, que por si mismo, MORENA no alcanzó la mayoría calificada en ninguna de las dos cámaras aún con sus plurinominales, dicha fórmula se convierte en mayoría calificada con la coalición pactada con el PT y el Partido Verde. Mismos términos con que legisló el PRIAN durante más de 30 años.

Lo que está en juego al menos de aquí al 2027, es la modificación de la constitución para echar atrás, muchas de las 229 reformas de la época neoliberal, que es lo que preocupa a la derecha, todo ello, en un marco legal bajo el paraguas de la constitución mexicana y muy lejano de la “dictadura” que la derecha en México quiere vender y que mucho han promovido en Venezuela.

 

Ismael Jiménez

@ijm14