Tras más de un año de incertidumbre en el que el gobierno del naciente México estaba a la deriva, sin un liderazgo formal y severas crisis económicas y políticas, el 10 de octubre de 1824 tomó posesión como Presidente de la República, José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, instaurándose la figura presidencial en el país después de tres siglos de una administración virreinal y dos años de una monarquía constitucional.
Guadalupe Victoria participó en los movimientos armados de independencia al lado de José María Morelos y Pavón, después fue diputado en el primer congreso mexicano, constituido tras el reconocimiento de la emancipación del país, pero posteriormente diluido por Agustín de Iturbide, quien entre 1821 y 1823 fungió como Emperador de México.
Una vez culminado el Primer Imperio Mexicano, fue partícipe de la conformación de la Primera República Federal, que en noviembre de 1823, ante el vacío de poder en el país tras el derrocamiento de Iturbide, inició una administración conjunta a cargo de varios integrantes del Congreso Constituyente, cuyas tareas eran la redacción de una Constitución y el celebrar elecciones para elegir a quienes conformarían los poderes Ejecutivo y Legislativo.
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En agosto de 1824 fue proclamado ganador de los comicios electorales, convirtiéndose en el primer Presidente de la República Mexicana e instaurando una figura que está a punto de cumplir 200 años de vigencia después de haber entrado en vigor la Constitución de 1824.
En dos centurias, se han instaurado 76 administraciones presidenciales conforme a los estatutos constitucionales y alrededor de 40 de forma paralela o con algún régimen de excepcionalidad, varias de ellas han sido ocupadas por algunas personas en más de una ocasión. Por lo que, en total, han sido 65 personas quienes han fungido como Presidentes de la República Mexicana. Después del fin de la Revolución Mexicana, nadie ha gobernado en más de una ocasión a la nación.
Un cargo no exento de polémicas o de anécdotas curiosas como que el cargo sólo lo mantuvieron durante algunos meses, como fueron los casos de Melchor Múzquiz o de Francisco Javier Echeverría, entre otros. O menos de un mes, como ocurrió con Rómulo Díaz de la Vega. Y de forma más efímera, Pedro Lascuráin, quien ocupó el cargo menos de una hora.
Así como que en los años de 1829, 1833, 1846 y 1855 hubo tres presidentes en menos de 12 meses, y en 1844, hubo cuatro.
Quienes más han ocupado el cargo son Antonio López de Santa Anna con nueve períodos, Porfirio Díaz con 35 años o alrededor de ocho períodos, y Benito Juárez, con un gobierno de 12 años, que a diferencia de otros presidentes, lidió con un gobierno paralelo como el del Segundo Imperio Mexicano, encabezado por Maximiliano de Habsburgo.
Sobre la figura presidencial se podría escribir aún mucho más, sin embargo, en este octubre, al igual que hace 200 años, se vivirá un momento histórico en el devenir político del país, se entregará, por primera vez en la historia de nuestro país, la banda presidencial a una mujer, inaugurándose una nueva época en cuanto a la administración federal se refiere.
México se sumará a la lista de países en los que una mujer ha encabezado las riendas de sus naciones, signo de apertura igualitaria y de avances en materia de inclusión, así como de suma a ese llamado que pensadoras como la antropóloga Rita María Segato han proclamado, el tiempo de las mujeres, en el sentido de que ahora ellas tienen la oportunidad de mostrar que las cosas pueden resolverse de diferentes maneras, alejadas de los ojos del sistema patriarcal predominante y tomando en cuenta múltiples factores que anteriormente no eran considerados relevantes.
Sin duda, una gran responsabilidad, pero también un aliciente para seguir contribuyendo a la inclusión y a la igualdad en el acceso a los derechos en el mundo, así como al planteamiento de nuevas propuestas para solucionar problemas anquilosados por décadas y que requieren una solución urgente.