PRD

El germen socialista olvidado del PRD

Tras su fracaso electoral en las elecciones de junio de 2024 y con menos del 3% de los votos necesarios para mantener su registro, el Partido de la Revolución Democrática se disolverá. | Manuel Pastén*

Escrito en OPINIÓN el

Fuente: Archivo de Carteles del Centro de Estudios del Movimiento Obrero Socialista (CEMOS).

Después de su pésima actuación en las elecciones del 2 de junio de 2024, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) afronta la peor (y última) de sus crisis históricas. Tras su fallida alianza con sus enemigos históricos, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) —y con menos del 3% de votos computados requeridos por el Instituto Nacional Electoral para mantener su registro a nivel federal—, el futuro del partido del “sol azteca” ya está decidido: se disolverá. Ante este panorama, y ya con los humores electorales un tanto dispersos, se nos presenta un momento idóneo para cuestionar ciertas certidumbres y presupuestos en torno al otrora representante de la izquierda y su origen histórico. Sobre todo, valdría la pena cuestionar la omisión de su germen en el socialismo mexicano de la segunda mitad del siglo XX.

La narrativa historiográfica hegemónica ha señalado desde hace varias décadas que el origen del PRD se encuentra en la disidencia democrática e izquierdista al interior del PRI. Bajo el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas se logró aglomerar a las distintas fuerzas de izquierda bajo un único estandarte. Según estas perspectivas, el surgimiento del partido amarillo fue la culminación de una serie de tragedias —la matanza de Tlatelolco, el Halconazo, el fraude de 1988 y un largo etcétera— las cuales terminaron por erosionar la legitimidad del Revolucionario Institucional y su estructura corporativista. Ante la aparición de la carismática figura de Cárdenas, el Partido Mexicano Socialista (PMS) le otorga su registro electoral, formando el Partido de la Revolución Democrática.

Si bien, esta narrativa progresista, típica de los grandes relatos del siglo pasado, sirvió para legitimar al entonces naciente partido dentro del discurso de la transición democrática, a nivel historiográfico nos deja más preguntas que explicaciones. ¿De dónde surgen las amplias y variadas bases sociales del PRD? ¿Por qué el PMS le otorgó tan rápidamente su registro a un exmilitante de su histórico enemigo político? ¿Qué clase de formación política tuvieron sus dirigentes en los niveles locales, estatales y nacionales? 

Fuente: Vázquez López, Eloí, “El PCM: la Raíz centenaria del PRD”, Gobierno y democracia, Partido de la Revolución Democrática. Dirección Nacional Extraordinaria, núm. 17, diciembre, 2019, México, p. 10.

Al hablar de socialismo no nos referimos a una sola de las vertientes ideológicas inspiradas en el pensamiento marxista. La segunda mitad del siglo XX inspiró el surgimiento de una amplia gama de organizaciones políticas, entre las que había leninistas, maoístas, guevaristas y trotskistas. Algunas, como la Liga Comunista 23 de Septiembre, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo, el Partido de los Pobres, entre otras, que decidieron tomar las armas. Otras, como la Organización Marxista por la Emancipación del Proletariado, la Organización Revolucionaria “Compañero” o la Liga Comunista Espartaco que optaron por participar en los límites de la legalidad. Por último, pero no menos importante, organizaciones como el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Partido Comunista Mexicano, el Partido Socialista Unificado de México y el Mexicano Socialista, buscaron su reconocimiento legal para poder participar electoralmente.

Importantes figuras del perredismo les deben su trayectoria a dichas organizaciones. No olvidemos que Jesús Zambrano participó en la guerrilla, Camilo Valenzuela Fierro lideró a un sector de la juventud sinaloense radicalizada, conocida como Los Enfermos, o que Jesús Ortega fue miembro del Partido Socialista de los Trabajadores. De igual forma, muchas de las primeras bases sociales del “sol azteca” provinieron del movimiento barrial/popular impulsado por socialistas formados durante las décadas de los setenta y ochenta. No menos importante fue el apoyo que estas organizaciones le brindaron a los distintos comités pro-defensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos, antecedente del actual movimiento pro derechos humanos, durante los ochenta.

No debería ser controversial afirmar que el PRD, en los niveles nacionales, estatales y locales, tuvo en sus filas a cientos de ex militantes socialistas. Sin embargo, el auto posicionamiento de los representantes de la izquierda electoral como herederos de las grandes represiones de esos años, así como su lugar en el largo recorrido de la transición democrática, ha exigido de éstos una autocensura, de manera premeditada o involuntaria. No se puede ser víctima pasiva si se tiene agencia.

Mientras que el PRD ha intentado minimizar su origen en el ocaso del proyecto socialista mexicano, intentando legitimarse en la narrativa de la transición democrática, este no ha sido el caso de otras agrupaciones políticas. Quizás uno de los giros discursivos más interesantes en años recientes ha sido el de la reivindicación del movimiento socialista, por parte de administraciones morenistas. Y es que, si bien el partido de López Obrador no tiene (ni ha tenido) una inclinación por el socialismo, sí logró identificar tempranamente el agotamiento de la narrativa de la transición como explicación del panorama actual de la política mexicana. Es así como, en esta última década, Morena ha logrado colocarse como el heredero de facto del socialismo histórico mexicano, aun cuando poco o nada de socialista tenga.

Los resultados de las recientes elecciones vienen a ponerle punto final al último remanente directo del proyecto socialista mexicano. Aun cuando una buena cantidad de antiguos militantes perredistas pasaron a las filas de Morena y el obradorismo, entre ellos varios socialistas de la vieja guardia, esto no representa una continuidad ideológica sino una reacomodación de cuadros en un nuevo proyecto que poco o nada tiene que ver con el anterior. ¿Qué mejor momento que este para cuestionar las narrativas históricas que se crearon en torno a este partido y a la llamada transición a la democracia?

Bibliografía:

Cárdenas-Roa, Jorge y Leyva López, Miguel Armando, El PRD: orígenes, itinerario, retos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F., 2013.

Lagarda Lagarda, Ignacio, “Epílogo”, El color de las amapas. Crónica de la guerrilla en la sierra de Sonora, Ediciones del Lirio, 2a. ed., Ciudad de México, 2009, pp. 195-220.

Mora Zebadúa, Héctor, “Huitzil patlantikisa nouiyampa. Los colibríes vuelan a todas partes. La diáspora, del PRD a Morena”, Huitzilostotl (La cueva de los colibrís) Memorias de militantes de la Alianza Marxista Revolucionaria (AMR) y de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR), S/E, Ciudad de México, 2020, pp. 68-76.

Ortega, Max y Solís de Alba, Ana Alicia, “Partido de la Revolución Democrática: integración y subordinación de la izquierda socialista, 1987-1994”, La izquierda mexicana, una historia inacabada, Editorial Itica, México, D.F., 2012, pp. 51-68.

Rodríguez Kuri, Ariel, Historia mínima de las izquierdas en México, El Colegio de México, Ciudad de México, 2022.

Vázquez López, Eloí, “El PCM: la Raíz centenaria del PRD”, Gobierno y democracia, Partido de la Revolución Democrática. Dirección Nacional Extraordinaria, núm. 17, diciembre, 2019, México, pp. 7-11.

Yanuel-Fuentes, Ricardo, “El Maoísmo en México. Una periodización y apuntes para su estudio”, Revista Cambios y Permanencias, Grupo de Investigación Historia, Archivística y Redes de Investigación, vol. 13, núm. 1, 2022, México, pp. 360-378.

Erick Manuel Pastén Rozo*

Historiador egresado de la licenciatura en Historia por la Universidad de Sonora y la maestría en Ciencias Sociales por el Colegio de Sonora. Actualmente se encuentra realizando el doctorado en Historia Moderna y Contemporánea en el Instituto Mora. Las principales líneas de investigación son la sociabilidad y la memoria de organizaciones políticas clandestinas de izquierda en México durante el siglo XX; violencia política; y movimientos sociales.
 

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