CRISIS MUNDIAL

Caos y convulsiones azotan al planeta

El panorama internacional se complica con elecciones en Venezuela, conflictos en Medio Oriente y tensiones en Ucrania, afectando los mercados financieros y la estabilidad global. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

El mundo ha entrado en un proceso acelerado de transformación, lejos está ya la conmoción generada por dos años de pandemia. Ahora, los derroteros se centran en otros factores, casi todos susceptibles de ser controlados por la mano del hombre pero que, dada la estructura con la que operan las sociedades actuales, se ve difícil encontrar un rumbo que disipe la incertidumbre generada por las crisis simultáneas que se vive en estos momentos.

El mes de julio cerró con diversos acontecimientos que lejos de ahuyentar las incertidumbres las alimentan. Las elecciones en Venezuela acapararon la atención mediática mundial dividiendo la posición entre injerencistas y soberanistas. Unas horas después de celebrarse las discutidas elecciones en el país latinoamericano, al otro lado del planeta, las autoridades del grupo islamista Hezbolá, denunciaron el asesinato en Irán, de uno de sus principales líderes, Ismail Haniyeh, por parte del ejército israelí.

No se habían superando aún las condiciones de los conflictos mencionados en Medio Oriente y América Latina cuando los mercados financieros comenzaron a descender estrepitosamente cerrando el viernes 2 de agosto con caídas importantes que preparon el crack bursátil del lunes negro.

En principio, los hechos mencionados parecen no estar asociados entre sí, pero la realidad es que están ineludiblemente conectados en un concierto global que, como lo mencionamos, se está reconfigurando todavía sin un rumbo de hacia dónde se dirige el planeta y los países que lo conforman.

Pero ¿por qué están correlacionados? Iniciemos recordando el papel fundamental que juega el petróleo venezolano en el concierto mundial. Es el tercer país con las reservas petroleras más grandes del planeta, sin contar por el momento los yacimientos que los Estados Unidos pretenden escamotearles con el conflicto de Esequibo que, de fructificar, reclamaría una buena parte de Venezuela continental. 

La disputa sin duda, es sobre los recursos naturales que posee la región de Esequiba así como la cercanía en las fronteras venezolanas de las fuerzas norteamericanas que aumentarían su presencia en caso de fructificar su cometido.

En Medio Oriente, las posibilidades de que la guerra iniciada por Israel contra el pueblo palestino está apunto de escalar y sumr a más países de los ya involucrados. Además de Palestina, Siria, Yemen e Irak, en las últimas semanas, tanto Egipto como Turquía han lanzado advertencias al gobierno de Netanyahu para que detenga la limpieza étnica que está llevando a cabo en la franja de Gaza.

En ese contexto, los enfrentamientos verbales con los líderes de Hezbolá y el gobierno del Líbano subieron de tono mientras que Israel, continuó bombardeando la frontera sur de este país, lo que llevó a declarar tanto al Hezbolá como al gobierno libanes que la confrontación estaba a nada de ser directa entre ambas naciones y que reclamarían las tierras de los Altos del Golán.

Pocos días después del atentado que le costó la vida a Ismail Haniyeh y luego de que el gobierno de Irán anunciara una respuesta directa contra Israel por el asesinato, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia, Sergei Shoigú, aterrizó en Teherán para reunirse con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general Mohammad Baqeri con la intención de “estrechar” lazos para impulsar una “cooperación integral” en seguridad y comercio entre ambas naciones. 

Casi al mismo tiempo, el tinterillo Vladimir Zelensky presumió la llegada a Ucrania de los primeros aviones de combate F-16 con el fin de prolongar y escalar las confrontaciones con Rusia. En los últimos meses, Francia, Alemania y Estados Unidos, han destinado importantes cantidades de armamento y municiones a una Ucrania que está apunto de colapsar pero que su “líder” insiste en continuar la lucha con la “promesa” de pertenecer a la OTAN, aunque con ello, se hayan perdido miles de vidas de soldados ucranianos y rusos, además de haber perdido ya buena parte de su territorio ante Rusia

Previo a las elecciones en Venezuela el pasado 28 de julio, Nicolás Maduro había realizado las diligencias necesarias para que, a través de su gobierno, su país fuera formalmente miembro de los BRICs. Este sólo hecho entre otros tantos, es motivo suficiente para iniciar una escalada en contra del gobierno de Maduro y desconocer las elecciones en ese país, pues su integración a ese bloque comercial, presagia un cambio profundo en el concierto geopolítico global de la misma magnitud que el que occidente pretende en Ucrania.

En ese contexto, el banco central de Japón, decidió elevar sus tasas de interés, mismas que tenían casi 20 años siendo de cero, condición que poco a poco fue minando el poder económico de la otrora tercera potencia económica mundial, pues su actividad interna había perdido fuerza desde años y sólo era cosa de tiempo para que el país nipón entrara en crisis.

Cierto, el incremento sólo fue de 0 a 0.1 por ciento, pero la cantidad de deuda soberana de Japón en manos de los especuladores, era lo suficientemente cuantiosa para generar pérdidas entre los tenedores de deuda pues, además, el yen japonés se estaba devaluado haciendo con ello más caras las importaciones, especialmente de los alimentos y energéticos. No se debe perder de vista que este país depende totalmente de los precios del petróleo de fuera y que, hoy más que nunca, presentan una enorme volatilidad debido a las guerras en curso.

Venezuela, Irán y Rusia poseen juntos las mayores reservas de hidrocarburos en el mundo, por ello la urgencia de transitar a las llamadas “energías renovables”, pues de no hacerlo, el mundo estaría en manos de tres países BRIC en un mercado que ya no lideraría occidente. Pero de esto, hablaremos en la próxima entrega. 

 

Ismael Jiménez 

@ijm14