Con el puño en alto y un hilo de sangre cruzándole el rostro, Donald Trump se puso en pie rodeado del cuerpo de seguridad para voltear por unos segundos hacia la multitud y arengarla al grito de: “¡Luchen! ¡Luchen! ¡Luchen!”
El intento de asesinato para el hoy candidato oficial del partido republicano para contender por la presidencia de Estados Unidos en los comicios de noviembre, tendió una sombra de sospechas y un cúmulo de especulaciones sobre los móviles del atentado y los posibles responsables intelectuales más allá de haber sido abatido el joven de 20 años Thomas Matthew Cross.
Hasta el cierre de esta colaboración, las investigaciones sobre el atentando no han arrojado mayor luz que el señalamiento contra de directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, quien asumió su responsabilidad ante lo que algunos señalan como una falta de pericia y capacidad para manejar los cuerpos de seguridad que acompañaron a Trump durante su mitin en Pensilvania.
Te podría interesar
Pero más allá de las sospechas y las teorías de la conspiración en torno al atentado, lo que sí es un hecho es que el intento de asesinar a Donald Trump lo catapultó como un serio aspirante a ganar las elecciones en noviembre próximo y quizás tal vez, captar el voto de los indecisos para regresar por segunda ocasión a la Casa Blanca.
Desde su aparición en el escenario político Donald Trump ha sido un vendaval de pasiones que removió los sentimientos nacionalistas de los estadounidenses que parecían estar reprimidos y que, con la retórica y la encendida pasión de los discursos del magnate, dividió claramente a la sociedad norteamericana.
Trump llegó a lo que será su tercera contienda por la presidencial de Estados Unidos rodeado de demandas, investigaciones políticas, jurídicas y financieras, así como por polémicas y escándalos de todo tipo que no han logrado detener la tempestad que representa el hoy candidato oficial del partido republicano.
Como si se tratara de un guion ensayado, la bala que rozó la oreja derecha de Donald Trump, salió del rifle de Thomas Matthew Cross, justo cuando el político arengaba en su discurso para contener la ola de inmigrantes que llegan a Estados Unidos. El lunes 15, unas horas antes de llevarse a cabo la convención republicana, y también como si de una coincidencia se tratara, una juez desestimó el caso que investigaba a Trump de haber extraído documentos clasificados de la Casa Blanca de manera ilegal.
Este era, para los fiscales de Estados Unidos, el caso más sólido para contener a Trump en su carrera por llegar a la presidencia, pero se desestimó debido a que la jueza consideró inconstitucional que el presidente Biden designara al fiscal que llevaría el caso. En paralelo, todas las cuentas de Donald Trump de la red social Meta, fueron descongeladas luego de haber sido censuradas años atrás por el tono incendiaron de los discursos del magnate.
Tanto Biden como Trump representan dos proyectos completamente opuestos en muchos de los principales puntos de la agenda política de Estados Unidos, tanto dentro como fuera de la Unión Americana; y el atentado contra el candidato republicano, puede dar un vuelco de 360 grados en la política norteamericana en caso de ganar la presidencia.
En este contexto, hoy el partido demócrata debe encontrarse ante la disyuntiva de sustituir o no a Biden como su candidato a la presidencia, lo cual ya era un dilema que atormentaba desde hace algunas semanas a la cúpula de ese partido debido a los desvaríos y aparente incompetencia del presidente quien, hasta el momento, sigue siendo su candidato para contender en las elecciones de noviembre próximo. Lo que es un hecho, es que quizás es el momento de tomar las medidas necesarias en caso de que los demócratas deseen contener el ascenso de Trump luego del atentado.
Hoy, el mundo está en vilo en cuanto a lo que pudiera suceder en las elecciones presidenciales de Estados Unidos que, independientemente de quien gane, en poco o nada cambiará el contexto global que prevalece actualmente. El único beneficio posible de ganar Trump la presidencia, sería la posibilidad de detener la guerra en Ucrania, pero no la que prevalece en Gaza y que, de ocurrir lo primero, abriría nuevamente un frente franco contra China en un segundo capítulo de hostilidades contra el gigante asiático que no ha terminado, pues aún prevalece la guerra comercial que iniciara bajo su mandato.
El atentado, tensó y crispó los ánimos en todo el planeta, que de por sí ya estaba alterado, y que con los acontecimientos del pasado sábado en Pensilvania se tendió nuevamente una cortina de humo sobre el nuevo bombardeo de Israel, ese mismo día, sobre una escuela en Gaza donde murieron al menos 17 civiles, entre ellos varios menores de edad.