El presidente López Obrador nunca se ha caracterizado por sus cualidades para hacer amigos (y no le ha hecho falta tampoco) pero en el ocaso de gobierno, o al menos en el final oficial de su mandato, empieza a dar señales de que todo y todos le molestan y que no piensa dejar de mandar. Por el bien de México y de la presidenta electa espero que el segundo punto no se cumpla, una presidenta que “siga la línea” del anterior es peligroso y además humillante, pero al paso que vamos a ver qué amigos quedan y con quién se puede construir un país.
Algunos comentarios al respecto.
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- El asunto de “El Mayo Zambada” dejó al descubierto al gobierno de López Obrador. Se vio que no hay control, que no hay voluntad de combatir al crimen organizado y que incluso hay una especie de “miedo” a que los malos piensen que el gobierno mexicano tuvo algo que ver con el arresto de los grandes capos. Lo curioso es que lo que se ha visto es que el gobernador de Sinaloa, el tal Cuen asesinado y el gobierno federal tiene una gran relación con los narcotraficantes e incluso, son los narcos los que median en los problemas de corte político. Ahora López Obrador, ofendido, le pide al gobierno norteamericano que pruebe las acusaciones que hacen los narcotraficantes en contra del gobernador de Sinaloa… Lo curioso es que no pide lo mismo cuando atacan a García Luna o a cualquier otro mexicano… También es muy curioso que esa relación entre “el Chapo”, Morena, Rocha Moya y AMLO, hace dos años se habló mucho de ella, incluso medios internacionales como la DW lo abordaron.
- Ante lo sucedido en el punto anterior López Obrador decidió “atacar” a los Estados Unidos por el tema del financiamiento a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, y en una carta, que es para avergonzar a cualquier persona de México o de EEUU, le reclama a Joseph Biden que organizaciones USAID apoyen a organizaciones en México que investigan la corrupción. Lo califica de “completamente ofensivo y contrario a las relaciones de respeto” y pide “detener el agravio”. O sea, para entenderlo mejor, el presidente López Obrador se siente profundamente ofendido de que se investigue la corrupción de su gobierno. No le ofende la corrupción, no le ofenden los miles de millones de Segalmex o ver a sus hijos involucrados en mil robaderas, le ofende que se investigue. Curioso final para quien propuso acabar con la corrupción “barriendo de arriba para abajo”, ahora le ofende que se investigue.
- Otros de los nuevos enemigos son el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios, que señalaron la sobrerrepresentación y llamaron a la sensatez y a la justicia en la asignación de plurinominales. No es nuevo que López Obrador ataque a los empresarios, pero lo hacía como parte de su narrativa. Atacaba a Claudio X o a quienes se posicionaban por algo, pero ahora que los empresarios se atrevieron a fijar postura fue inmediata la reacción de desacreditar por parte del presidente. Para el presidente es justo que quienes tuvieron el 54% de los votos se les otorgue a la mala el 75% de los espacios legislativos y quien opine lo contrario es un corrupto… También atacó a la Conferencia del Episcopado Mexicano por denunciar la violencia y el retroceso democrático y acusó de ilegal el paro de labores del Poder Judicial y a la prensa y a la Suprema Corte, y a Norma Piña y a los jueces…
Curioso final de AMLO, se convirtió en todo lo que denunció y que le hizo llegar al poder. Hoy AMLO y Sheinbaum son el sistema y son el mismo sistema que ha permitido la corrupción e intenta callar a quienes la denuncian, el mismo sistema que persigue periodistas; el sistema que fomenta la impunidad, el sistema que con la bandera de un “nacionalismo charro” ataca a Estados Unidos mientras respalda el fraude de Maduro. El mismo sistema que en el siglo pasado le llamábamos PRI hoy son AMLO/Sheinbaum: el sistema de la corrupción, el fraude y el autoritarismo.